Aranjuez-Amor de Dios y sus bellos habitantes alados

Estas dos zonas son uno de los sitios más interesantes para ver aves en la ciudad. Hay diversas especies que cumplen un rol específico en el lugar.

 



Fuente: paginasiete.bo

Carlos Capriles F.  / La Paz

Uno de los sitios más interesantes para ver aves en la ciudad de La Paz  es sin duda la zona de Aranjuez, Amor de Dios y el camino del Águila. Durante muchos años hemos estado observando y estudiando a las aves en diferentes lugares del país, pero por vivir en La Paz les hemos dedicado más tiempo a observarlas. Levantada la cuarentena, solíamos ir a caminar a Aranjuez para tener un mejor estado físico y mantener el sistema inmune sano.

Cardduellis urupygialis Chainita andina forrajeando.

Inicialmente reconocimos algo de su flora originaria, cactus, bromelias, pajonales y arbustos que cubren los cerros colorados, también existe una pequeña población de orquídeas andinas. Sobre las márgenes del río se pueden apreciar sauces llorones, acacias, molles, álamos, arces  álamos columnares, las campanitas amarillas o k’arahuaras, que son el “pastel” para los picaflores.

Tanto en la inmensidad del cielo azul, como en el lecho de río y mucho más entre las ramas y flores hemos podido observar diversas especies que cumplen diferentes roles en la misma naturaleza.

Cóndor  de los Andes, Vultur grifus en el cielo celeste.

El cóndor, inmenso bebiendo el cielo, como diría Don Franz Tamayo, en el mismo lecho del río y en sus playones las gaviotas albas andinas escarban detritos compitiendo con los alk’amarys por quedarse con el mejor bocado, entre medio del follaje de los sauces, un frutero pico naranja escarba buscando larvas y al costado el torito andino recorre rama por rama cosechando pequeños insectos.

Entre las campanitas amarillas un picaflor cari azul-violeta revolotea libando néctar y a su diestra vuela y revuela un colibrí gigante, el más grande de entre los grandes. Retornando a las laderas, juguetean alegres las pichitank’as y tordo negro. Más allá, brillando como oro, una banda de jilgueros amarillos escarbando en el suelo. Y entre las ramas las chainitas airosas silban y entre las flores brillan, todas las ramas de los árboles al cielo son posaderos para palomas, calandrias, azulinos y otras aves.

Carpintero andino Colaptes rupicola Yaka-Yaka.

A la alameda del río llegan dos palomas plomas azuladas y entre ellas los yaka-yakas escarban el suelo buscando alimento, cuando no, suben al campanario o a la ventana de la capilla de Amor de Dios, allí uno levanta la mirada con dirección al cielo, donde planea airosa un águila morada.

Así las avecillas residentes pasan el tiempo, pero si hay suerte se puede observar paladeando en las flores flecha roja algún colibrí cola de cometa rojo, emblema paceño o el pequeño picaflor pecho blanco visitante ocasional de los valles secos de más bajo.

Llega planeando un halconcillo cernícalo, killi-killi, y se posa en el extremo del palo de luz. Pasa y se posa elegante en el poste la calandria  y en lo alto del barranco sobre las ramas de molle un pinzón boliviano (endémico de Bolivia) recorre sus corrugadas ramas.

Colibrí cola de cometa, Sappho sparganura liba flores.

Pero no todo es “color de  rosas” en este paraíso ornitológico. Al presente, muchas especies se hallan seriamente amenazadas por diferentes razones; terrazeados de cerros y laderas realizadas por empresas inmobiliarias y loteadores sin dejar una hormiga o una pajita parada. Otro motivo son las fumigaciones, el fuego. También se suman las pésimas prácticas en el podado de las plantas de parte de jardineros. Podríamos seguir enumerando causas pero sería muy largo hacerlo.

Finalizando y ya conociendo algo más de la biodiversidad de ese especial lugar, debemos ayudar a la conservación de las aves y de la naturaleza toda, si queremos que nuestros hijos y nietos puedan ver volando libres, orondas y sanas a las aves del cañón de Aranjuez y de Amor de Dios.

 

 

Fuente: paginasiete.bo