De víctimas a guerreras: mujeres que sufrieron violación de niñas y hoy ayudan

Amanda Rico, Jéssica Echeverría y Marynés Salazar contaron sus historias. Ellas lograron “salir adelante” y ahora desde su área de trabajo apoyan a mujeres y niñas que pasaron por algún tipo de agresión.

Fuente: paginasiete.bo



Verónica Zapana S.  / La Paz

De niñas, Amanda Rico,  Marynés Salazar y  Jéssica Echeverría fueron víctimas de agresión sexual. Por muchos años tuvieron  que  batallar con culpas, problemas emocionales y  físicos. Hoy, luego de superar ese  trauma, las tres son   guerreras que desde sus profesiones ayudan  a otras niñas, adolescentes  y mujeres  que fueron víctimas de violencia.

Según  Echeverría,  sufrir es muy doloroso y  más aún cuando la víctima es una niña. “Eso provoca inseguridad, problemas para socializar, traumas y afecciones emocionales”, dijo a Página Siete la abogada e impulsora de la Red Ciudadana Contra el Infanticidio y el Abuso Sexual Infantil.

Marynés  Salazar   contó que sufrió abuso  sexual a los cuatro años y  fue víctima de violación a los 17 años. Vivió momentos difíciles, pero gracias a terapias y el apoyo de su familia, la profesional  logró superar el trauma.

“El sentimiento de culpa que uno tiene cuando dice para qué  he ido, por qué he tomado o por qué  me he vestido así. (Es importante) entender que uno  no es el culpable, sino que  el que comete el delito”, dijo Salazar, quien estudió la carrera de psicología.

Amanda Rico relató que desde sus cuatro años fue víctima de abuso sexual. “El agresor era muy cercano a mi familia y cometió el peor crimen conmigo”, recordó.

Aseguró  que para ella fue muy complicado salir de un abuso sexual  y  buscó ayuda.  “Hice varias terapias, el arte es lo que me salvó”, contó.

La artista recomendó a los padres de familia  estar más atentos ante cualquier cambio de actitud de sus hijos.

De acuerdo con  las tres profesionales, la mejor forma  para prevenir es que los padres acompañen a sus hijos enseñándoles a cuidarse y a protegerse para que no tengan temor de informar lo que les sucede.

Amanda  fue víctima de abuso sexual desde los 4 años y hoy ayuda a otras mujeres

Hoy Amanda Rico  da su apoyo a otras mujeres.
Foto: Amanda Rico

Luego de que el challenge “Yo a mis once años” se  hizo viral, la activista Amanda Rico  publicó su dura historia.

“A mis  11 no tenía ni pechos, ni caderas que me hicieran capaz de llevar un niño dentro, ni siquiera a los 18 cuando fui madre por primera vez me sentía lista en ningún sentido. Lamentablemente sí sabía lo que se sentía que me toquen, abusen y amenacen para que no diga nada a nadie”, así comenzó su desgarradora historia.

Relató que desde sus cuatro años fue víctima de abuso sexual. “El agresor era muy cercano a mi familia y cometió el peor crimen conmigo”.

“No tenía idea de lo que me estaba pasando, pero sí sentía dolor”, dijo y contó que el agresor amenazó con matar a sus padres si ella contaba algo. “Me decía que iría a mi casa de noche y les iba a cortar el cuello y yo asustada y tan pequeña le creía”. Esas agresiones fueron constantes durante dos años.

Un día, cuando él la desnudó, ella sintió que alguien los veía. “Sentía vergüenza, dolor y alivio  porque creía que me ayudaría, pero esa persona no me ayudó”, relató.

A los nueve años fue agredida por otro abusador también “muy cercano a mi familia”.

Indicó que jamás pudo contar estos hechos a sus padres porque sentía temor, vergüenza, dolor y culpabilidad.  “Mis  padres siempre me cuidaban y eran los mejores, razón por lo que nunca  dije nada. Murieron sin saber lo que me pasó”.

Ella comenzó a mostrar algunas señales que indicaban que algo no estaba bien.  “Me hacía pis en mi cama hasta los 13. Me mordía las uñas y  todavía lo hago. Me hacía heridas en el cuerpo”, dijo.

Tenía tres pesadillas de forma constante, una en la que ella  era un insecto y una araña gigante la atrapaba y envolvía hasta comerla.

En la segunda pesadilla, ella estaba  encerrada en un laberinto y en  la tercera, ella se caía en un pozo sin fondo.

“Cuando yo decía, me he soñado así, llorando, sólo me decían anda a  tu cuarto”, dijo.

Desarrolló después  una personalidad muy masculina, hablaba disparates y golpeaba a los chicos.

Ya en el año 2004, al ver una foto de su agresor, entró en  una depresión muy fuerte y realizó varios tratamientos. “Hice varias terapias, el arte es lo que me salvó”.

Ahora, ella es maestra de reiki y  se forma en arte-terapia. Así busca ayudar a niñas, adolescentes y mujeres para liberarse de sus agresores.

Jéssica fue agredida sexualmente a los 6 años, hoy da todo para proteger  a  niñas que también fueron víctimas

Jéssica Echeverría, la abogada y defensora de los derechos de las niñas y  las mujeres  víctimas de violencia, fue abusada sexualmente a los seis años. “Me afectó de por vida”,  dijo.

“En mi caso no fue nadie del entorno familiar”, recordó. “Que te abusen sexualmente a los seis años  provoca  un cortocircuito en tu mente, tu vida y  tu todo”, comentó.

“Terminé guardando silencio y  recién de adulta, puede hablar de este tema”,  comentó  y aseguró que en “muchos casos, los niños callan sobre las agresiones”.

Para Echeverría, la vida no fue  fácil. Debido a esa agresión, ella tiene “fuertes traumas y heridas emocionales que intentó sanar”.

Según la abogada, este tipo de agresión es  una herida que  marca  a una víctima para toda la vida, una herida emocional que  deja fuertes traumas y  proyecta cómo será tu comportamiento y tu desarrollo. Afecta -incluso- la manera de cómo se ve a los varones. “En mi caso crecí con un temor hacia ellos”, dijo.

Pese a todas las dificultades, ella buscó la manera de  salir de esa situación y decidió ayudar a las niñas y mujeres víctimas de  violencia. Con ese fin, decidió ser abogada, estudió   derecho.

“De alguna manera  u otra busco  actuar en el ejercicio de la abogacía tratando de defender a niñas que también han sido víctimas de violencia”, contó.

Desde  su profesión, Echeverría  pudo ayudar a muchas niñas que sufrieron algún tipo  de violencia.   “Cada víctima  vive de distinta manera la agresión. Hay algunas  que se  sienten desvalorizadas y creen que han sido las culpables de todo y tienen  una  autoestima muy baja, por lo que  caen en brazos de hombres abusivos”, dijo.

Otras -que fueron víctimas del padre o del hermano-  pueden crear trastornos alimenticios, además de depresión severa e intento de suicidio. “También  pueden caer en adicciones”, dijo.

Echeverría contó que en su lucha por ayudar  a muchas víctimas, descubrió hechos terribles. Defendió a niñas a quienes sus agresores les daban pastillas anticonceptivas a diario para evitar que se embaracen.

“Parece que nadie está actuando. Como conocedora de las leyes y tratados internacionales, (este tipo de acciones)  son graves vulneraciones a los derechos de los niños”,  dijo la abogada, quien también impulsa  la Red Ciudadana Contra el Infanticidio y el Abuso Sexual Infantil.

Contó  que actualmente, ella está  indignada por  el trato que recibe la niña de 11 años que  está embarazada  de 21 semanas a causa de una violación. “Vulneraron todos sus derechos”, agregó.

Marynés Salazar sufrió agresión sexual a los 4 años y hoy lucha por los derechos de los demás

La psicóloga y directora de Psinergia, Marinés Salazar Gutiérrez, contó  que vivió  dos situaciones muy complejas. Sufrió abuso  sexual a los cuatro años y  fue víctima de violación a los 17 años.

“He sufrido abuso sexual,  toques y  manoseos, (era) muy niña. Fue a  mis cuatro años”,  dijo Salazar, quien  en la actualidad tiene 52 años, es  mamá, abuela y esposa con 31 años de  matrimonio.

La profesional relató que cuando ocurrió ese hecho,  sus padres no supieron bien cómo manejar la situación,  pues no lograron hacer más que alejarla y protegerla del joven que intentó hacerle daño.

“Además- dijo la profesional- eso fue hace 48 años, cuando no había  ni normas para proteger a los niños”.

A sus 17 años, Salazar  fue  víctima de violación. Y al igual que a sus cuatro años no había leyes ni  políticas  públicas que generen    una educación integral de la sexualidad;  además, no se tenían Defensorías tan activas como las que existen ahora. “En mi caso tocó hablar con mi familia y callar”, dijo.

Debido a eso y por las habilidades de escuchar que tenía, decidió estudiar la carrera de  psicología para  tratar de resolver “esto” sola.

Ya con la ayuda de  la carrera de Psicología  terminada, entendió que  requería ayuda  y que era necesario tomar una terapia para  superar el trauma de la violación. “El sentimiento de culpa que uno tiene cuando dice para qué  he ido, por qué he tomado o por qué  me he vestido así. (Es importante) entender que uno  no es el culpable, sino que  el que comete el delito es el (responsable)”, dijo.

Contó que  ese  proceso terapéutico le ayudó a complementarse bien como persona.

“Mi pareja me acompañó  muchísimo en la superación del dolor y de vivir una situación así”, dijo Salazar,  quien también es  doctora en Investigación Transdisciplinar, máster en Filosofía y Ciencia Política, y  especialista en sexualidad.

Una vez que superó esa situación, ella dejó de ser la víctima para ser la sobreviviente a un acto sexual y se convirtió en una persona que lucha por los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos; además,  genera acciones para que no haya más niños, adolescentes y  mujeres que vivan violencia sexual.

“Ahí me tienen haciendo Comunidad sexual (un programa televisivo desde hace 15 años) y dirigiendo una institución que se llama Psinergia”, dijo la especialista.

Fuente: paginasiete.bo