Fitch Ratings mantiene calificación «estable» de Bolivia, pero advierte presión sobre las RIN

La firma calificadora identifica a la inestabilidad política y al débil Estado de derecho entre las desventajas del país.

Fuente: Página Siete Digital

La firma calificadora Fitch Ratings publicó su más reciente informe y, en el caso de Bolivia, mantuvo la calificación de B con perspectiva «estable», aunque advirtió de la presión del Gobierno a las Reservas Internacionales Netas (RIN).



«La calificación de Bolivia equilibra un stock de deuda pública de bajo interés y de largo plazo con una gobernanza débil, un amplio déficit fiscal y las vulnerabilidades planteadas por las reservas internacionales que son bajas en el contexto de una alta dependencia de los productos básicos y un régimen monetario estabilizado», detalla el reporte.

A principios de mes, la Calificadora de Riesgo Moody’s Investors Service notó que los riesgos de liquidez del Gobierno están en aumento debido a los grandes y recurrentes déficits fiscales, disminución del ahorro fiscal y los vencimientos de bonos internacionales que se avecinan.

«La perspectiva ‘estable’ refleja unos términos de intercambio más sólidos que están ayudando a detener la erosión en
reservas, ante la ausencia de planes de políticas de ajuste», agrega el reporte de Fitch, respecto a la presión sobre las reservas.

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La firma destacó que las RIN se estabilizaron en 2021, gracias al superávit en cuenta corriente, las salidas de capital reducidas y un plan de incentivo a los bancos para prestar divisas al Banco Central de Bolivia (BCB), pero proyecta que las reservas se verán «presionadas» en 2022 por el regreso de un modesto déficit en cuenta corriente.

En lo que respecta al PIB, calcula un crecimiento del 5,4% para este año, y cifras más moderadas para 2022 y 2023 con un 2,8% y 2,5%, respectivamente.

Entre las principales fortalezas que identifica la firma se encuentran el que la deuda pública boliviana tiene un perfil de costo y vencimiento favorables, por la naturaleza concesional de los préstamos multilaterales y un pequeño stock de eurobonos.

Asimismo, aclara que el tipo de cambio estabilizado apoyó la estabilidad macroeconómica en términos de baja inflación, crecimiento estable del PIB real y una reducción significativa de la dolarización financiera. También señala que proyecta que la cuenta corriente de Bolivia alcanzará un superávit en 2021.

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En cambio, entre las debilidades identifica la inestabilidad política, que se fue acentuando desde hace un tiempo, y un Estado de derecho «débil». Además advierte que la dependencia de los productos básicos es «alta», suponiendo casi el 75% de los ingresos externos actuales.

«El crecimiento de la deuda externa y la fuerte caída de las reservas internacionales han empujado a la posición de activos externos netos soberanos a territorio profundamente negativo (-19% del PIB en 2021)», indica el documento.

En retrospectiva, el informe menciona el promedio de crecimiento entre 2015 y 2019 y los efectos causados por la pandemia.

«La economía de Bolivia creció un 4% en promedio entre 2015 y 2019, antes de la crisis económica, en línea con la ‘B’ mediana, pero se ha ido desacelerando. La recesión económica inducida por la pandemia global y la recuperación posterior han sido más débiles que la ‘B’ mediana».