Mirá choco, admitamos que…

– Admitamos que son lo más hermoso que pudo generar la naturaleza.

– Admitamos que pueden ser encantadoramente complicadas.



– Admitamos que desde niñas, siempre están en desventaja.

– Admitamos que pueden alegrar o alterar nuestro día.

– Admitamos que son más fuertes que nosotros.

– Admitamos que ellas generan vida, con dolor previo de por medio.

– Admitamos que pueden ser más capaces y brillantes en muchísimos campos.

– Admitamos que en su papel de hijas, siempre serán nuestras princesas.

– Admitamos que en su papel de madre, siempre serán nuestras reinas.

– Admitamos que en su papel de abuelas, siempre serán la luz.

– Admitamos que en su papel de esposas, siempre serán la guía de consulta perfecta.

– Admitamos que pocas veces se equivocan sobre nuestros amigos.

– Admitamos que saben más sobre nosotros, sin siquiera preguntarnos.

– Admitamos que cuando lloran, es porque realmente sufren.

– Admitamos que pueden ser muy buenas por la mañana o muy malas por la noche; siempre y cuando lo crean necesario…

– Admitamos que sin ellas, todo sería gris.

– Admitamos que con ellas, la risa se vuelve un canto.

– Admitamos que nos debemos a ellas y que sin ellas, somos un pedazo de nada.

¿Dirán que hay excepciones?

Por supuesto, pero aún en esas excepciones, siempre serán la magia que nos envuelve con su mágico hechizo.

En fin.

Un brindis en este día:

Por ustedes niñas, señoritas y señoras que habitan este país fracasado.

Y no pueden faltar:

Tres brindis por los hombres, respecto a las mujeres.

– Un brindis, por los afortunados hombres que las tienen.

– Otro brindis, por los infelices hombres que de lejos las desean, sin jamás alcanzarlas.

– …Y un último brindis, por los estúpidos hombres que las tuvieron y las perdieron.

En fin.

Feliz día, a la valiente Mujer boliviana.

 

Fuente: El Escribidor