Violencia vicaria, la peor de las violencias de género

La violencia vicaria es la más cruel de las violencias de género, y la falta de tipificación como delito en América Latina hace que muchas mujeres y sus hijos sufran crímenes y abusos, en donde el agresor es el padre.

Margarita, una inocente rubia proveniente de Veracruz, México, se casó a los 16 años con un hombre de 32. El marido se la llevó a Ciudad de México y la encerró en un pequeño apartamento. No la dejaba salir. Tuvo a sus dos hijos antes de los 20, y el acoso y el maltrato fue en aumento. El hombre padecía celotipia; la espiaba y la controlaba. Además, la golpeaba. A los 27, Margarita decidió divorciarse y él se llevó a los hijos a Estados Unidos. Margarita tiene ahora 70 años. Nunca pudo restablecer una relación con sus hijos. Él les hablaba mal de ella y crecieron pensando que su madre los había abandonado porque no los quería.



Alejandra, una mexicana de origen libanés de 32 años, sufrió el secuestro de sus hijos por parte del padre, un hombre de origen judío y con recursos, que también ha impedido todo contacto entre ella y los hijos argumentando que la madre está desequilibrada mentalmente. Ambas mujeres de dos generaciones muestran el grado de vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres en México, en donde no hay ni una estadística sobre estos casos porque no hay una legislación que las proteja.

Protestas contra la violencia de género. Protestas contra la violencia de género.

Falta una regulación efectiva

En México, desde 2019, la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados analiza reformas al Código Penal Federal para imponer hasta 10 años de cárcel al cónyuge que sustraiga, retenga u oculte a un menor fuera de la entidad federativa en donde reside.

El problema, según el abogado Pedro Hernández Gaona, es la diversidad en la legislación mexicana. No hay una homologación de los tipos penales. «No se está considerando un mismo tipo legal y eso es un gravísimo error. México tiene 34 códigos penales. Además del Federal, el de la Ciudad de México, el Penal Militar y el de cada uno de los estados».

A eso se suma un creciente número de divorcios por la pandemia. «En el 2017 hubo unos 147 mil divorcios, y ahora aumentaron las separaciones y también los abusos. Los padres que ya no toleraban a su pareja se llevan a sus hijos fuera de la entidad federativa; generalmente son los hombres los que se llevan a los niños y son las madres las que ya no los ven «.

El académico no considera que este proceso de homologación de tipos penales en el que se está trabajando desde hace años se concrete pronto. «Hay reticencia por parte de las entidades federativas (31 estados sin contar a la Ciudad de México), y tampoco hay una voluntad por parte de la sociedad mexicana por ver resultados pronto «.

En México la violencia vicaria no está tipificada como delito. «Es la más cruel de las violencias de género porque se ejerce en contra de las mujeres a través de sus familiares, sobre todo, a través de los hijos «, afirma la periodista Leonor Pérez Durand, que investiga desde España casos de violencia de género y dirige el portal teleoLeo. «Si un hombre te mata, ya no estás para sufrirlo, pero sobrevivir a la muerte de un hijo, eso es dolorosísimo, es la forma más punzante, más terrible de hacerle daño a una mujer. Pero no solo es el asesinato del hijo, la violencia vicaria es también la manipulación de los hijos por los padres en contra de las madres”.

México, uno de los países más violentos para las mujeres. México, uno de los países más violentos para las mujeres.

Colombia: triste récord de asesinatos de menores

Tan solo en Colombia fueron asesinados 579 niños el año pasado, 56 de ellos tenían entre 0 y 4 años de edad. «Como en Colombia la violencia vicaria no está tipificada como delito, no se sabe el contexto de esos asesinatos, pero en el caso de los más pequeños obviamente fueron víctimas de un familiar», destaca Pérez Durand.

En España la violencia vicaria está tipificada como delito desde 2013 y figura dentro del Pacto de Gobierno en contra de la violencia de género. «Se han registrado 471 menores en riesgo de violencia de género. Eso porque el Ministerio del Interior hace un seguimiento de los casos». Pero en este país europeo las cifras también son devastadoras. Desde 2011 han sido asesinados 78 niños, inicialmente registrados por violencia de género, luego se identificaron como violencia vicaria. Cuatro menores murieron este año por este delito, el último caso ocurrió en Barcelona el verano pasado«

Aunque también hay mujeres que secuestran a sus hijos, generalmente lo hacen en un contexto de violencia de género, advierte Pérez Durand. «El término secuestro parental no identifica la verdadera causa, que es la violencia de género, y la causa de tantos asesinatos de niños», dice la periodista y recuerda que no hay peor dolor que sobrevivir a la muerte de un hijo. «Si vemos las causas de una mujer para llevarse a sus hijos, no es para hacerle daño al hombre, habrá alguna que sí, pero normalmente son mujeres que han estado en una relación de maltrato y que se quieren separar de los hombres y ellos las amenazan con quitarles a los hijos. ¿Qué hace una mujer ante eso? Se escapa con el hijo. «

Rosa Villa y su hijo Esteban, provenientes de Honduras, en la frontera entre México y Estados Unidos. Rosa Villa y su hijo Esteban, provenientes de Honduras, en la frontera entre México y Estados Unidos.

Perú: Madres migrantes, maltratadas y excluidas

Eso lo hizo la periodista argentina Natalia Breso. Ella huyó de Perú con su hija a Bélgica. «Me sentí presa en el Perú, fue un año y tanto en el que sentí que no era dueña de mi vida, por el simple hecho de confiar en una persona. Y resulta que esta persona te destruye la vida, como lo hizo el padre de mi hija”.

Se conocieron muy jóvenes en Lima y tras una breve relación ella quedó embarazada. El no pensaba en ser padre, pero ella decidió tener a la niña. Tras un breve intento de estar juntos se separaron. El le dio la tenencia a ella, y ni siquiera pagaba alimentos por la niña. Todo cambió cuando ella quiso viajar a Argentina a ver a su padre enfermo. Quería también viajar a Bélgica. «Pese a que no tenía una relación estrecha con la niña se empecinó en que su hija se quedaba en Perú, como una cuestión de poder. Me dijo tú no te mueves si yo no quiero”.  Desde entonces, Natalia ha sufrido juicio tras juicio. «Él se maneja con abogados del Estado que son sus amigos y desde 2017 no me permite ver a mi hija. Me ha dicho que no voy a ver más a mi hija”.

Natalia Breso vive ahora en Argentina. Desde ahí tiene que buscar la manera de sanar la violencia vicaria que ejerce el padre de la niña, que ahora la deja hablar con ella por Skype dos horas los jueves por la noche.

En Perú existe desde hace 7 años la organización Madres Migrantes Maltratadas, madres extranjeras de una gran variedad de países, incluso europeos, que después de separarse de sus parejas por violencia familiar, no pueden adquirir la residencia peruana. Sin una carta de garantía de sus exmaridos peruanos ante el Departamento de migraciones, no obtienen ni un estatus de residencia legal. Eso las convierte en ciudadanas irregulares en riesgo de ser expulsadas. Pese a ser todas ellasmadres de peruanos no pueden ni denunciar a sus agresores ni acceder a sistemas de salud y de justicia.

Colombia, homenaje a las mujeres asesinadas. Colombia, homenaje a las mujeres asesinadas.

Ellas luchan por un cambio

La afrocolombiana Inés Agresott llegó a Perú hace 21 años, por invitación de un ex jefe suyo en la Alianza Francesa de Cartagena de Indias, en donde ella era exitosa productora de audiovisuales. «Cuando llego a Perú aparece este tipo, a los tres meses me casé con él, a los cinco meses ya estaba embarazada, pero cuando dí a luz a mi hija me di cuenta de que era abusivo, maltratador y mujeriego», cuenta. Ella quiso volver a Colombia, pero él no la dejó. Su fortuna cambió cuando conoció a su actual pareja, un hombre civilizado, que la ha respaldado en su lucha a favor de un cambio para numerosas mujeres extranjeras que se quedan en Perú viviendo en un limbo legal, sin ningún derecho, pese a ser madres y abuelas de ciudadanos peruanos.

Agresott es coordinadora de Madres Migrantes Maltratadas, y apela a una reforma a la ley de nacionalidad. «Si nos obligan a permanecer en el país, que nos den la oportunidad de tener la nacionalidad, porque si tienes a una pareja que es tu agresor nunca te la va a dar».

En Perú residen más de 100 mil extranjeros, entre ellos alrededor de 30 mil mujeres, madres de niños peruanos que viven de manera ilegal, que no tienen cómo resolver su situación. Muchas de ellas incluso sufren de acoso judicial. «Ninguna se mueve por miedo a que les quiten a los hijos. Te quedas aguantando todo y viendo cómo sobrevives».

Fuente: DW