Bolivia un “Pueblo enfermo”

Quién hubiera creído que el ensayo de Alcides Arguedas denominado “Pueblo Enfermo” (1909) en el que diagnosticaba el fracaso, la criminalidad, la falta de progreso y la corrupción como resultado de las aptitudes e inmoralidad de las razas hispanoamericanas, se estén notando claramente 112 años después. Para este reconocido autor boliviano, tanto los indígenas como los cholos eran seres inmorales con tendencias congénitas a cometer actos criminales. Esta representación estaba sustentada en la herencia racial, en factores históricos y en el medio físico.

Establece y prescribe el fracaso, la criminalidad, la falta de progreso y la corrupción como resultado de las aptitudes e inmoralidad de las razas hispanoamericanas sobre todo del sujeto indígena y del cholo en su representación del mestizo en los países Andinos como Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina.



En síntesis, este justificaba el limitado progreso material, científico y cultural más el fracaso histórico en la que se percibía y se percibe hasta ahora, a países como Bolivia y en particular a las regiones andinas de nuestro continente.

Describía una obstinación del indio entre odio y vicios, una característica determinante que Evo Morales en los tiempos actuales ayudó a recuperar en los últimos años y que consolidan esa visión Arguedista de hace un siglo.

La concentración y expansión de grupos sociales y étnicos como indígenas, campesinos, mestizos y afrobolivianos, en el oriente boliviano, reconfiguró la organización de las ciudades y agudizó las nuevas divisiones de clases entre pobres y ricos, y ahora con Arce lo que se pretende es la confrontación para consolidar una hegemonía de una casta corrupta, odiadora y empoderada que rescate a ese ser inmoral con tendencias innatas para vivir en la delincuencia dejando de lado los valores  y principios de una sociedad tradicional.

Vemos con preocupación adjetivos como “raza maldita” refiriéndose a los del altiplano y en retruque “cambas de mierda” en respuesta a los cruceños, como una constante provocación. La conformación de grupos de apoyo al Gobierno y al masismo denominados “Bartolinas” o la “COB” son contrarrestados en el oriente por grupos: femeninos como “Ana Barba”, productivos, empresariales, cívicos y ciudadanos, mostrando una clara señal, de que llegó el momento de que las naciones se confronten, se dividan o por último a que se respeten las culturas propias de cada región.

15 años de Gobierno masista, no importa lo entrecortado del periodo, le sirvió a Bolivia darse cuenta, que el adoctrinamiento socialista como estrategia del MAS, estaba basado principalmente en ese esbozo retrógrado de Evo Morales representante del indigenismo y de García Linera el blancoide renegado de su raza por increíble que parezca, para que los bolivianos concibamos que la condición del indígena es ser malo. Que el discurso de “liberar al indio del colonialismo de 500 años” no era MAS que disimular un trabajo sistemático de reafirmar y convertir a las nuevas generaciones de indígenas y campesinos en seres rencorosos, egoístas, crueles, vengativos y desconfiados para resaltar su personalidad odiadora de la clase pudiente y trabajadora. O sea, aborrecer a todo aquel que demuestre ser diferente y trabajador, que es la consigna para controlar el poder político y de esa manera consolidar un Narco Estado a costa de la miseria de los bolivianos.

Ahora bien, muchos se preguntarán dentro de la lógica de este estudioso, prominente, diplomático y escritor boliviano: ¿qué rol tiene Luis Arce Catacora en este pueblo enfermo de Bolivia? Y ahí viene lo interesante, ya que el presidente demuestra ser un claro ejemplo de ese cholo.

Arguedas, conecta directamente el mestizaje como una de las principales causas del complejo problema de la criminalidad y la corrupción. En su propuesta: “el cholo y la degradación que el mestizaje representaba en los países andinos, este se convierte en una cuestión medular para explicar el limitado funcionamiento de la política y las instituciones públicas”. Lo interesante, para quienes hemos leído, es lo que mencionaba respecto a la personalidad de cualquier cholo, más aún con poder político:

“El cholo político, militar, diplomático, legislador, abogado o cura, jamás o en ningún momento turba su conciencia preguntándose si un acto es o no moral, entendiéndose por moral, – según la concepción positivista-, porque únicamente piensa en sí y solo para satisfacer sus anhelos de gloria, riqueza y honores a costa de cualquier principio, por sobre toda consideración, ferozmente egoísta e incomprensivo. (Arguedas, 1937:58).

Es increíble que 84 años después tengamos un ejemplo en carne y hueso de esta teoría profética que tuvo Alcides Arguedas. La importancia de este cuestionamiento es que muestra al cholo a partir de su “degenerada” condición como un sujeto sin ningún valor moral, aunque este haya alcanzado una posición de importancia y respetable como la de hombre de leyes, un representante de la iglesia o presidente del Estado Plurinacional. Observa el escritor, que este sujeto corrupto “juzga según los dones de su criterio, sus propias observaciones o experiencias” (Arguedas, 1937:58) lo que lo hace un hombre proclive a delinquir.

A diferencia de los mestizos que han alcanzado un lugar en las esferas del poder, el cholo que Arguedas define como “el de las clases inferiores”, es descalificado como holgazán con inclinación a la bebida (¿casualidad con el guitarrero?). Por otro lado, el ya descrito como el “cholo leído”, tiene una disposición a vivir de las rentas del Estado (36 años de trabajo público, Arce Catacora)… Y esto último lleva a que se generen gritos, insultos de fanáticos deportivos en contra de aquellos que visitan la región oriental, porque la historia determina, que el paceño está acostumbrado a ser servidor público, o sea, vivir del erario público, lo que viene generando los altos índices de corrupción en el país. En su momento La Paz era la capital de desarrollo industrial del país, ahora la mayoría de esas inversiones migraron al oriente boliviano, por las condiciones que les ofrece una visión distinta de una economía progresista, innovadora y tecnológica que genera riqueza y fuentes de empleos.

No son gritos homofóbicos, son gritos de desaliento que llegan a los oídos de los políticos que están generando una división peligrosa, tanto geográfica como social en nuestro país (claro ejemplo el de la elección de la directiva en la Cámara de Diputados) No pueden ser insultos regionalistas, porque estos adjetivos están escritos en nuestra historia republicana y esa gente existe y no se hace nada para cambiar la convivencia entre las naciones que conforman el Estado Boliviano.

Arguedas fue un gran ejemplo del intelectual positivista que desempeño cargos políticos, educativos y diplomáticos, y que utilizó el ensayismo y la escritura en general para hacer propuestas a la luz de los que se consideraba los cambios necesarios para avanzar como naciones jóvenes en aquella época, su gran obra “Raza de bronce” describe a cabalidad lo que hoy representa nuestra realidad nacional, aunque usted no lo crea hasta con los nombres de los personajes como Choquehuanca nuestro Vicepresidente.

En esta obra el personaje heroico de Raza de bronce es el indio Choquehuanca, que figura como tipo representativo del indio aimara. Choquehuanca, como lo pinta Arguedas, era un indio sesentón, de regular estatura, delgado, huesoso, algo cargado de espaldas, lo que le hace parecer canijo y menudo. Que al final de la novela, este anciano sabio incita a los hombres indígenas a atacar a los blancos, tal como apareció últimamente el dignatario en los medios de prensa, advirtiendo y amenazando.

Raza de Bronce como libro y el MAS como identidad política-partidaria, representan un mundo andino estructurado sobre la base de la negación del indio y de su problemática incorporación en los proyectos de configuración nacional, taras que aún no se superan en lo social y en lo político, y que peligrosamente a los bolivianos nos está llevando a definir el futuro demográfico y territorial de una manera distinta, respecto a un frágil país llamado BOLIVIA.

La historia y la ficción remueve el presente, mientras que el futuro es incierto en este “Pueblo enfermo”

Alberto De Oliva Maya