Me asustó mi asiática

 

Estaba bostezando de hambre, deseando un asadito doble de la le li lo lu cuando elay…
Mi asiática me salió del cuarto enfundada en una calza camuflada, camiseta negra al cuerpo, gafas, gorra y unos botines de combate.
¡Una diosa guerrera!
No puej.
Se me cayó la baba.Raquel Welch en Cien Rifles, era un piojo con hipo comparada con ella.
– Ya vuelvo.
– Hay comida hecha en la heladera y las vitaminas del pequeño Chang Pú está junto a tu guitarra, pa que no te olvidés.
-dijo en tono Thatcher.
– ¡Eeepa!
– ¿ Donde es el viaje y con esa pinta tan sexi?
-pregunté, más confundido que Lineras multiplicando.
– «A defender Santa Cruz, ya soy miembro del Movimiento Ana Barba, ahora sí vamos a poner en su sitio a tanta fea que hable mal de esta tierra y de las mujeres cruceñas»
-respondió ella, mientras le sacaba el palo a la escoba pa llevarselo.
¡Mamaaaaaá!
La miré estupefacto.
Y claro…
Mi mente voló al pasado, a no hace mucho.
Y ahí las vi.
Dando vueltas por la plaza, con sus carteles y sus velas prendidas.
¡Las mujeres!
¿Es que nadie las recuerda?
Ellas comenzaron todo.
Como no recordar la noche en que se fueron hasta el Comité Cívico, la noche que les llevaron huevos a los hombres, porque según ellas, eso es lo que les faltaba.
¡Mujeres cruceñas y no cruceñas que aquí viven, damas valientes!
Ellas fueron quienes empezaron el reclamo por el 21F, ellas dieron la patada inicial.
¿Se acuerdan?
Antes de los gloriosos 21 días, antes de que entrara en escena Luifer Camacho, antes de todo.
Ahí estaban ellas.
– No se a que hora vuelva, pero te envío un mensaje pa que me pasés a buscar.
-dijo la bella amarilla en el romántico tono: «Carajo, haceme caso »
– Esperá un ratingo, ¿que se llama ese grupo adonde vas?
-pregunté con los huevos en el coto, temeroso ante tamaña guerrera.
– Movimiento Ana Barba.
-respondió mi asiática.
– Y a ver si nos ayudás invitando a las mujeres de valor de este pueblo. ¡Que vengan!, ¡que se unan!
¡Mamaaaaaá…!
Yo tragué saliva y pestañee dos veces rapidingo.
Tomé valor y me animé a preguntarle.
– O sea, ¿ustedes serían…
El equivalente a las Bartolinas, pero en versión camba?
-pregunté, apretando el asterisco.
No puej.
La asiática me peló los ojos y esas rayas que usa para ver, se agrandaron de indignación.
– ¿Nos ves con cara de ociosas, mentirosas o pícaras?
-chilló ella, acercando su nariz a la mía, fulminandome con su asiática mirada.
Luego…
Caminó hacia la puerta, se detuvo un segundo y se volvió…
Me tiró un prende como el diablo manda y finalmente se fue a defender a Santa Cruz.
Yo me quedé pensando, me rasqué una nalga y me acomodé para ver el partido entre Uruguay y Argentina, deseando que Súarez le baje los humos al odioso agrandado del Dibu.
Ya empezaba el partido y yo emocionado.
Pero en eso…
La voz del pequeño Chang Pú.
– «Quiedo eche»



La puuuu…

Fuente: El Escribidor