Un analista opina que la administración de Luis Arce Catacora debería fortalecer el diálogo con la clase media de Santa Cruz, para “gestionar políticamente el conflicto”. También señala que hay una agenda pendiente con los gremiales, más allá de la norma abrogada.
La reciente pulseta por la Ley 1386 mostró la distancia del gobierno con las capas medias cruceñas, por una parte, pero también con sectores populares como el gremialismo. Esta apertura de frentes de conflicto muestra un déficit en relación a una de las grandes promesas de campaña del binomio Arce-Choquehuanca: la pacificación. Para conversar sobre estos temas, eju.tv buscó la opinión de Pablo Javier Deheza, analista político y ex director regional del Ministerio de Autonomías.
Cortejando al núcleo duro
Deheza recordó que en las elecciones del 2020 “el MAS volvió a buscar el apoyo de las clases medias” y que Arce fue elegido candidato “porque se entendió que podía conectarse mejor con las poblaciones urbanas que otras opciones”. Sin embargo, una vez en la presidencia “se preocupó más por cortejar al núcleo duro del masismo antes que en reparar las relaciones con las clases medias y convertirse en un articulador”.
“Se observa un intento de acercamiento propio de Arce a estos grupos duros, la mirada está centrada ahí y eso también está generando descuidos hacia otros grupos del bloque popular, lo que permite desbordes como hemos visto con los gremialistas y transportistas”, remarcó.
Faltan ministros articuladores
Además, el analista llamó la atención sobre una falta de “capacidad de intermediación” desde el gabinete: “antes habían ministros que expresaban a las clases medias urbanas de Santa Cruz, pero este tipo de figuras están ausentes en el actual gabinete. Prada, Del Castillo y Montaño están centrados en la gestión de sus carteras, pero no se los ve como articuladores”.
El analista subrayó que la capacidad de intermediación que se necesita tiene que ver con “una relación fluida con el empresariado, de respeto y reconocimiento”.
El inicio del distanciamiento
Deheza señaló que el proceso de distanciamiento del MAS, “no sólo con las clases medias sino también con sectores internos que venían de lo popular”, comenzó tras el 21F, cuando Evo Morales decidió apoyarse exclusivamente en el Conalcam, “con dirigencias afines con su repostulación”.
“Eso impidió que se pudiera continuar tendiendo puentes con las clases medias y trabajando relaciones orgánicas importantes al interior del bloque popular. Eso bajó el rendimiento electoral del MAS”, añadió.
La pacificación, “sin respuesta política”
En su evaluación del desempeño gubernamental, el analista destacó “el punto alto de la vacunación”, que “comparado con los países vecinos tiene un nivel bastante positivo”. Igualmente, subrayó que “se ha mantenido el equilibrio macroeconómico sin ninguna medida traumática que implique procesos de shock. Tampoco estamos en una recuperación rampante, pero tener una economía estable en un momento tan complicado es un logro”.
Sin embargo, dijo que “la pacificación es el gran intríngulis político del gobierno. Fue parte central de la promesa electoral con la que se legitimó al binomio, pero en los hechos, de un modo u otro, el gobierno ha demostrado en muchos episodios actitudes revanchistas, que no condicen con esa promesa”.
“El gobierno está en la duda de hasta dónde puede avanzar con juicios y hasta qué punto puede hacer las pases. Esto merece una respuesta política que el gobierno no tiene hasta el momento. Están intentando sortear el día a día, lo que lleva a errores de deriva táctica y estratégica”, indicó.
Agenda pendiente con los gremiales
Deheza dijo que también hay una agenda pendiente con el sector gremial, “que data de cuando el actual presidente era ministro de economía, del 2013 o 2015, es un viejo pleito”.
“Fundamentalmente, los gremiales desean cambios al régimen tributario simplificado, una ampliación del monto máximo de capital operativo, para que otros puedan incorporarse a ese sistema, que según indican no ha sido actualizado en muchos años”, concluyó.
Edición y entrevista: Emilio Martínez
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