¿Qué es el globalismo?

Los nuevos escenarios

Por Fico Villa, desde Buenos Aires, Argentina un dieciséis de noviembre de 2021.



Básicamente, el globalismo es un modo de producción de bienes y servicios, implementado por las corporaciones mundiales que anulan el capitalismo como sistema y buscan desterrar valores tradicionales y relativizar el orden natural de más de veinte siglos.

¿Por qué superior? porque prescinde de la intervención humana. Hoy la inteligencia artificial, la robótica y la telemática pueden reemplazar la mano de obra humana aún en sus profesiones más liberales como ser la medicina, la ingeniería, la educación y el derecho.

Es decir que, al igual que el maquinismo, que durante el siglo XIX anuló la intervención campesina y creó las grandes urbes y el proletariado; el globalismo destierra el anterior sistema de producción llevándose por delante la posmodernidad, todavía basada en la universalidad del género humano.

¿Por qué distinto? Porque ya no busca la plusvalía sino el control global de la humanidad para orientar su crecimiento en función a una mirada ya no antropocéntrica, sino trans-humana.

Es decir, abandona la idea del crecimiento a escala humana y para lo humano, y lo reemplaza por una concepción donde lo que no es humano entra en un pie de igualdad. Hay muchos ejemplos de la filosofía que conlleva este proceso, pero analizarlos sería motivo de otro artículo.

¿Es el globalismo una nueva Fe en la inteligencia? Es posible; pero esta sólo sería una parte del todo. La movida globalista es una movida dirigida a moldear la población humana de acuerdo a los gustos y preferencias de las elites, desechando lo que para estas minorías ha quedado atrás: estados naciones, derechos obtenidos, libertad religiosa, familia, democracia deliberativa y leyes consensuadas.

¿Entonces, estamos hablando de una dictadura planetaria? Si, pero tecnológica. Vamos un poco para atrás. Cuando, a partir del siglo XVIII, las burguesías se enfrentaron con las aristocracias, estas propugnaron terminar con la esclavitud y el mecenazgo; y transformar a los siervos en obreros, empleados y asalariados. Hasta ese entonces, el señor feudal era dueño hasta de las familias de sus siervos.

Más tarde, los burgueses emergentes creían que ya no era necesario responsabilizarse de las familias de los esclavos. Bastaba con darles un sueldo mientras los esclavos, ahora obreros, fueran productivos.

En aquel tiempo, los burgueses empezaron a ostentar los llamados Medios de Producción (en terminología marxistoide).

Hoy, en 2021, las corporaciones reemplazan a los señores feudales, no a los burgueses.

Los señores feudales poseían el control de la Tierra. Las corporaciones hoy ostentan una tecnología única para la producción y abastecimiento mundial. Las corporaciones son un modelo feudal-tecnológico ya que poseen, además del control del espacio, clima y terreno, la incidencia probada de la voluntad humana. Es decir que poseen todo lo que necesita el género humano para su supervivencia.

Así las cosas, las corporaciones ya no necesitan disputar la hegemonía, pues lo poseen todo (por medio de las figuras de los llamados Fondos de Inversión). Y de allí que pueden, como feudales-tecnológicos, prescindir de aquellos mecanismos de distribución universal del ingreso y del desarrollo.

Lo universal no les interesa; pues, hay población sobrante en esta concepción universal. Hay que recortarla en su visión. Y pueden hacerlo, ya que como feudales no discuten, sino ordenan.

El nuevo feudalismo tecnológico no discute leyes, religiones, concepciones científicas, y menos se supeditan a recibir peticiones o demandas.

En su lugar ordenan y punto.