Las poblaciones afrodescendientes de 18 países de América Latina viven en condiciones sociales y económicas que perjudican su salud, dentro de un contexto de “racismo institucional”, afirmó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Un nuevo estudio de la OPS concluye que, en más del 80% de los países analizados, los afrodescendientes viven en desventaja en empleo, salud y acceso a la vivienda y los servicios básicos como el agua potable y el saneamiento. “Seamos francos: las desigualdades en salud que enfrentan los afrodescendientes se dan en un contexto de discriminación y racismo institucional, exacerbado por las desigualdades de género”, dijo la dirección de la OPS, Carissa F. Etienne.
Los malos resultados en materia de salud de los afrodescendientes se deben a factores relacionados “con la discriminación y la estigmatización, junto con las desigualdades de género y las desventajas sociales y económicas”. Estas desigualdades se han exacerbado con la pandemia de la Covid-19.
El informe destaca que los riesgos de salud personal con la edad y el limitado acceso a la atención sanitaria de la población afrodescendiente se traduce también en “altas tasas de mortalidad materna, embarazos precoces y perfiles epidemiológicos en los que predominan la enfermedad drepanocítica (trastornos hereditarios en los glóbulos rojos), la diabetes, la hipertensión y el VIH”.
En América Latina, 134 millones de personas se identifican como afrodescendientes. En muchos países, las desventajas son enormes: en Ecuador la tasa de mortalidad materna de las mujeres afrodescendientes triplica la de mortalidad materna.