«Antes pensaban que se iban a convertir en animales, ahora piden la vacuna». Indígenas de Pando asumen la vacunación Covid

Y es que las noticias falsas en redes sociales y prejuicios en el imaginario popular se instalaron dentro de las comunidades campesinas e indígenas, en la mayoría de los casos con mayor rapidez que la información sobre los beneficios de los fármacos contra el Covid-19.

Screenshot_20211217_193415
Indígenas de Pando se vacunan. Foto. CEJIS

Fuente: ANF

Al igual que muchas regiones en el mundo, el inicio de la vacunación masiva contra el Covid-19 en Bolivia estuvo impregnado de rumores, mitos y desinformación mediática en relación a la efectividad y efectos de las vacunas. Por ejemplo, en los pueblos indígenas de Pando la situación no fue distinta y se tuvo que atravesar por muchos obstáculos para incentivar a la inoculación.



Y es que las noticias falsas en redes sociales y prejuicios en el imaginario popular se instalaron dentro de las comunidades campesinas e indígenas, en la mayoría de los casos con mayor rapidez que la información sobre los beneficios de los fármacos contra el Covid-19.

“Había miedo de que ellos queden estériles, las mujeres queden estériles. Con mala información les decían a ellos que podían convertirse en un caballo o animal”, relata la secretaria de salud de la Central Indígena de Pueblos de la Amazonía de Pando (CIPOAP), Sheyla Huesembe Rodríguez.

A comparación de los otros departamentos, donde la vacunación contra la pandemia se realizó a partir de grupos etarios y con mayor vulnerabilidad, en Pando el Servicio Departamental de Salud (SEDES) implementó una campaña de vacunación abierta a todas las personas mayores de 18 años; pero, a pesar de esta decisión, el porcentaje de personas vacunadas entre abril y junio era del 34% de su población total (110.435 habitantes) con la primera dosis y el 7% con la segunda dosis.

De acuerdo al Diagnóstico sociocultural desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS Bolivia) entre los pueblos indígenas Tacana, Ese Ejja y Cavineño de Pando, esta resistencia se debió especialmente al temor de la población en acceder a la vacuna, por los supuestos efectos negativos que esta tenía sobre quienes la recibían, como “sufrir transformaciones animalescas, formar parte de un grupo selectivo pertenecientes a un anticristo (la marca de bestia) de acuerdo a literatura religiosa, serían parte de un plan de eliminación de la población mundial, etc”.

Todo esto se sumó a las limitaciones del SEDES Pando para ingresar a las poblaciones más alejadas a suministrar las vacunas. Los accesos precarios y la lejanía también fueron factores preponderantes.

En junio la OPS Bolivia junto al Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS), comenzaron el trabajo de apoyo al proceso de vacunación contra el Covid-19 de SEDES Pando, en las comunidades indígenas transfronterizas entre Bolivia con Perú.

El proyecto buscó llegar con la vacuna a las comunidades de los pueblos indígenas Cavineño, Ese Ejja y Tacana, que pertenecen a la Red de Salud III Gonzalo Moreno y la Red II de Puerto Rico, considerando su perfil epidemiológico y cultural, debido a que, desde el inicio de la pandemia, tanto el acceso a la información como las campañas y demás políticas en salud que se asumieron desde el Estado no contemplaron las formas y prácticas culturales de los pueblos indígenas.

“El trabajo tenía el objetivo de orientar las acciones del SEDES Pando, identificando las diferencias socio-culturales, cosmovisiones, formas propias de organización y relaciones de género de los pueblos indígenas beneficiaros. Por eso se facilitaron espacios de coordinación con las organizaciones indígenas regionales para hacerlos parte activa de este proceso y no solo receptores pasivos”, explicó el director ejecutivo del CEJIS, Miguel Vargas.

Y  poco a poco el comportamiento de los pueblos indígenas fue cambiando y optaron de manera más informada y voluntaria por recibir las vacunas. Hoy, son estos pobladores que van y piden las dosis.

“Primero hicimos la sensibilización y luego ya ellos han acatado la vacunación; lo han tomado bien. Pero algunas, algunas, algunas personas no se han llegado a vacunar por miedo, pero ahora que miran que las otras personas se han vacunado, ahora están con esa mentalidad de que quieren la vacuna”, explica Huesembe.

El CEJIS detalla que durante los cinco meses en los que se trabajó en este proceso, las brigadas médicas de las Redes de salud III y II , del SEDES Pando, a las que están integradas estos pueblos indígenas llegaron a 16 comunidades: Naranjal, Sinaí, Samaria, San Salvador, Palestina, Loreto, Exaltación, Santa Rosita, Santa Elena, Portachuelo Bajo, Medio, Alto, 21 de septiembre, América, Miraflores y Nanagua.