Chile.- Este domingo, el candidato de ultraderecha José Antonio Kast de 55 años y que reivindica el legado del dictador Augusto Pinochet, enfrenta a Gabriel Boric, un socialdemócrata de 35 años que fue líder estudiantil. RFI esboza el perfil, peldaño a peldaño del que encarna a esta nueva generación que ha accedido a cargos políticos tras los múltiples movimientos sociales.
Era el año 2011 y Gabriel Boric subía el primer peldaño de su fulgurante carrera política. Era entonces estudiante de Derecho y tras su elección a la presidencia de la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, aparecía en las cámaras de televisión, con el cabello largo y esa dicción acelerada que aún mantiene hoy, Boric declaraba que sus enemigos eran “los que quieren privatizar la educación pública, mercantilizar todos los aspectos de nuestras vidas” y anunciaba un nuevo movimiento para “transformar el país entero”.
En el semillero político que es la Universidad de Chile, institución pública de la que salieron varios presidentes de la República, Boric se consolidó como una figura de un movimiento contra un sistema educativo caro y desigual, característico del modelo neoliberal instaurado bajo la dictadura de Pinochet.
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Al terminar su carrera, pero sin tomarse el tiempo de titularse, Boric, junto con un grupo de compañeros se convirtió a la política institucional con una nueva coalición de izquierda, el Frente Amplio.
El diputado de esta agrupación, Gonzalo Winter (reelecto en noviembre de 2021), quien fuera activista estudiantil durante los mismos años que Boric para luego convertirse en uno de sus principales asesores, recuerda cómo dejaron atrás la radicalidad del activismo estudiantil: “A nivel universitario, hubo el surgimiento de 200 o 300 colectivos que no tenían más de 50 militantes. Cada uno tenía su logo etc. Gabriel Boric postula a presidente del centro de estudiantes. Yo no era del mismo colectivo que él. Y en mi colectivo tuvimos una discusión porque había gente que estaba en contra de votar, porque cualquier expresión de un voto era aceptar la democracia representativa y renegar de la democracia directa”.
“En 2013, la teoría nuestra era que se podía postular a cargos del Estado, siempre y cuando el que está postulando sea dirigente de un movimiento social”, comenta Winter, entrevistado por RFI en vísperas de la primera vuelta de la elección presidencial chilena.
Electo y reelecto diputado de la región de Magallanes donde se instalaron sus bisabuelos de origen croatas, Boric se dio a la tarea de plasmar en las leyes las masivas protestas de 2019.
Pocas semanas después de este estallido social sin precedentes contra la desigualdad, las principales fuerzas parlamentarias aprobaron impulsar un referéndum constitucional para redactar una nueva Carta Magna que remplazara la heredada por la dictadura pinochetista. Desde la izquierda, Gabriel Boric fue uno de los negociadores claves para llegar a un consenso con la derecha dura de la UDI, demostrando así su capacidad de negociación, al margen de su aliado comunista que no votaron a favor de dicho pacto.
Boric también votó a favor de una ley contra los saqueos en las protestas, lo que le valió acusaciones de traición al movimiento social.
«Lo que instala el Frente Amplio y Apruebo Dignidad (coalición que respalda a Boric) es un intento de una nueva forma de hacer política que se originó a inicios del siglo XXI con lo que se conoció como ‘El mochilazo’ de los estudiantes de secundaria, luego continúa con el movimiento ‘Pinguino’ de 2005-2006. Después, con el movimiento del 2011 de fuerzas universitarias y secundarias, y después con la instalación del movimiento feminista a partir de 2016», observa Raúl Zarzuri, sociólogo especialista de los movimientos sociales chilenos.
La carrera presidencial
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”. Con este lema celebró Boric su victoria a la elección primaria en la que se impuso ante el candidato del Partido Comunista de Chile, Daniel Jadue.
Tras una campaña de primera vuelta en la que se contagió de Covid-19, Boric desbancó por primera vez desde el fin de la dictadura al centroizquierda y accedió a la segunda vuelta de la elección presidencial, con la promesa de responder a las exigencias de justicia social. El candidato de izquierda, inspirado en la social democracia europea, propone, entre otras medidas, un sistema público de pensiones, mejorar el acceso a la salud, y defiende el feminismo, los derechos LGBT y los mapuche.
Durante la campaña electoral, tuvo que responder por una acusación de acoso a una excompañera de universidad. La mujer finalmente informó en una carta por redes sociales que Boric le pidió disculpas por sus «actitudes machistas».
La noche de la primera vuelta de la elección, con el cabello peinado, la barba cortada y una camisa sencilla, el candidato de izquierda anunció lo que sería su próximo reto: ampliar su base electoral más allá de los sectores del estallido social.
Fuente:Radio Francia Internacional