La expresidenta fue detenida en marzo. En nueve meses de prisión preventiva denunció atropellos a sus derechos. Su salud se deterioró en la cárcel.
Luis Callisaya / La Paz
“Soy una presa política y quiero que me devuelva mi libertad”. Ese es el pedido constante de la expresidenta Jeanine Añez Chávez desde la celda, donde está recluida desde hace nueve meses por el caso “golpe de Estado”. En diez ocasiones la justicia rechazó sus solicitudes.
Hoy afronta siete procesos. Y aunque los pedidos para que se defienda en libertad y ante una justicia imparcial llegan incluso desde organismos internacionales, como la OEA, la ONU y la UE, continúa recluida y con la salud cada vez más deteriorada.
En reiteradas ocasiones contó que “no esperaba” convertirse en la segunda mujer en asumir la presidencia de Bolivia. Nacida en San Joaquín, Beni, el 13 de junio de 1967, la menor de ocho hermanos cumplió con el requisito familiar de tener un título de secretaria y luego se casó. Tuvo dos hijos -Carolina y José Armando Ribera- y siguió sus estudios.
Graduada como abogada en la Universidad Autónoma del Beni José Ballivián, empezó su trayectoria como presentadora del canal Totalvisión –el cual llegó a dirigir– en Trinidad. Con el respaldo de Podemos, en 2006 fue electa como asambleísta para la redacción de la nueva Constitución Política del Estado.
Luego fue senadora, primero por el partido del Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional entre 2010 y 2015, y después por Unidad Demócrata entre 2016 y 2019. Al cierre de esa gestión ocupó la segunda vicepresidencia de la Cámara Alta.
Hasta ese momento, la vida de Añez transcurría sin sobresaltos en lo político y familiar. Católica practicante, “zumbera” y amante de los animales, solía realizar ejercicios acompañada de sus mascotas.
Pero el panorama dio un giro de 90 grados después de las elecciones presidenciales del 20 de octubre de 2019, no solo para Añez, sino para todo el país. Las protestas ante indicios de fraude que favorecían al presidente/candidato del MAS se masificaron y derivaron en la renuncia de Evo Morales y de su vicepresidente Álvaro García Linera. También dimitieron los presidentes del Senado y de Diputados.
Dos días después, Añez en su calidad de segunda vicepresidenta de la Cámara Alta asumió de forma transitoria la Presidencia con la misión de llamar a nuevas elecciones. Su mandato se extendió por un año, hasta noviembre de 2020, y estuvo marcado por represiones con saldo de muertos, la pandemia, denuncias de corrupción y su fallida candidatura presidencial.
Después de que Luis Arce asumiera la presidencia, Añez fue candidata a la Gobernación del Beni en las subnacionales de marzo. No resultó electa.
El 13 de marzo, la Policía -encabezada por su comandante Jhonny Aguilera- desplegó un operativo para aprehender a la exmandataria .La madrugada de ese sábado, Añez fue detenida en Beni en la casa de uno de sus familiares y fue trasladada a La Paz. El 15 de marzo, la jueza Regina Santa Cruz determinó que sea detenida preventivamente por cuatro meses en el penal de Obrajes por los delitos de sedición, terrorismo y conspiración.