Meliponicultura: así es el manejo de abejas nativas sin aguijón

El Meliponario Victoria, propiedad de un joven emprendedor llamado Marco Antonio Victoria, es el único en su género en el municipio de Yapacaní. Está ubicado a 32 kilómetros del área urbana de dicha localidad, tiene 10 especies de abejas y su propietario se dedica a ellas desde hace 8 años.​

Son 17 hectáreas de bosque los que permiten que las abejas nativas sin aguijón produzcan su miel. ¿Y cómo es esta miel? Marcelino Pinto, experto meliponicultor, explica que el producto tiene propiedades altamente medicinales, su textura es más líquida porque contiene una humedad de hasta el 23%.

Pinto es un descendiente yuracaré que llegó hasta el norte cruceño para compartir sus conocimientos sobre meliponicultura con otros productores que se dieron cita días atrás en Yapacaní desde distintos puntos del país.

La meliponicultura es una actividad poco conocida y como actividad económica está muy poco desarrollada, pues falta tecnificación, según explicó Róger Coronado, responsable de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano, organización que promueve el desarrollo de la zona chiquitana con actividades, como la meliponicultura, que no tengan impacto negativo en el medioambiente.

«Durante 2 años hemos logrado identificar más de 20 especies de abejas, pero sabemos que existen muchas más. Cómo fundación nuestro objetivo es promover la investigación para identificar qué especies tenemos en la región», dijo Coronado.

Yapacaní reunión a productores de abeja de todo el país /Foto: Soledad Prado

Las abejas nativas 

La importancia de las abejas radica en la labor de polinización que realizan en la naturaleza, por eso los indígenas del pueblo yuracaré se dedican a la Meliponicultura desde hace muchos años, por ello algunas especies de abejas tienen los nombres en su idioma. Además, los conocimientos se transmiten de generación en generación.

Entrada de abeja maparre, una de la decena de abejas que producen miel en el  Meliponario Victoria de Yapacaní/Fotos: Soledad Prado

Marcelino Pinto es propietario del Meliponario  Tua Ta Uypi (que en idioma yuracaré significa nuestra propia miel), ubicado en el sector de Chipiriri en el Trópico de Cochabamba.

De acuerdo a los meliponicultores, la cosecha de miel se hace una vez al año y dependiendo de la especie puede variar de 5 litros o medio litro, incluso una cucharada al año. Aseguran que la miel de abejas nativas tiene características  medicinales, se usan como bactericidas, antisépticas y regenerativas.

Entrada de abeja bussa o suru

Entrada de abeja wosso

Al rescate de las abejas

La deforestación y el avasallamiento de los predios son un peligro para las abejas nativas, por tal motivo Marcelino pinto se dedica también a rescatarlas de los chacos.  «Las personas cuando chaquean no se cercioran si existen o no colmenas, por esta razón cuando veo predios chaqueados pido permiso al dueño para poder buscar en los árboles a las abejas nativas; las rescate, los pongo en cajas y las llevo a mi Meliponario. Las quemas son un peligro grande para las abejas», dice Pinto.

Marco Antonio Victoria, meliponicultor de Yapacaní/Foto: Soledad Prado

 

 

 

 

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Fuente: eldeber.com.bo