Para 2021, el Gobierno se había comprometido a erradicar 9.000 hectáreas de cultivos de coca excedentaria; hasta la penúltima semana de diciembre, ya se pasó las 9.700, reveló a La Razón el representante en Bolivia de la UNODC, Thierry Rostan.

“Este año el compromiso del Gobierno era de 9.000 hectáreas, y en este momento ya han pasado las 9.700 hectáreas de erradicación; han hecho un gran trabajo para bajar estas cifras [de cultivos excedentarios] y demostrar que Bolivia está comprometida con sus acuerdos internacionales en términos de lucha contra el narcotráfico”, señaló Rostan, representante de la Oficina de Naciones Unidas para la lucha contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).

Se trata de un repunte, pues, tras el compromiso del gobierno transitorio de Jeanine Áñez de erradicar también 9.000 hectáreas, en 2020 apenas se erradicó 1.700 hectáreas de cultivos de coca excedentaria.

“El 2020 fue un año muy particular, las autoridades no cumplieron con su compromiso de erradicar las 9.000 hectáreas para que [la coca excedentaria] se mantenga en un nivel bajo; y lastimosamente a nivel de la erradicación, no se han erradicado más de 1.700 hectáreas”, destacó el representante de la UNODC.

Modelo

Haber sobrepasado las 9.000 hectáreas en 2021 es un repunte también relacionado al llamado “modelo boliviano” de control de coca excedentaria. En 2020 —ya lo había revelado el informe de Monitoreo de Cultivos de Coca 2020 de la UNODC presentado en agosto— hubo 15% de incremento del cultivo de coca, de 25.000 a 29.400 hectáreas; siendo el Trópico de Cochabamba el de mayor aumento (21%), los Yungas de La Paz incrementó en 12%.

Baja erradicación junto con el incremento de cultivos excedentarios, con un gobierno enfrentado a los sectores sociales, que por tanto no pudo aplicar la “racionalización concertada”, confirma lo que luego aseguró el representante Rostan: “Este modelo no existe en otros países; allí es interdicción, a través de erradicación voluntaria y erradicación forzosa, y sustitución de cultivos de coca. Aquí es totalmente diferente, por la cuestión del control social; si se rompe el control social, inmediatamente vemos que hay un incremento de los cultivos de coca”.

En cuanto a la posibilidad de que el COVID-19 en 2020 habría incidido sustancialmente en la baja erradicación de coca excedente, Rostan lo relativiza: Al principio, tal vez “frenó” el trabajo, dice, pero “en la segunda parte del año ya había un mejor conocimiento y manejo” de  la pandemia y su efecto negativo.