Sudor y creatividad de la gente apuntalan la ansiada reactivación económica del país

Desde inicios de 2021, sectores como el de la construcción, el gastronómico, el turístico o el hotelero han reclamado acciones del gobierno para poder recuperarse de los estragos de la pandemia.

 



Manuel Filomeno / Página Siete

Luego de un año desastroso, la economía boliviana inició una tímida  pero constante recuperación. Aunque  ésta se afianzó principalmente con el  esfuerzo de emprendedores, empresarios y trabajadores, más que con el impulso de políticas públicas.

“Un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 9,4% al primer semestre suena bonito, pero no significa nada cuando vendes la mitad de lo que vendías hace dos años”, comenta Pedro Cáceres, propietario de un pequeño negocio de comida.

De acuerdo con los últimos datos disponibles del Indicador General de Actividad Económica (IGAE) a agosto de 2021, el país registró una variación positiva del 9,67%, impulsada principalmente por la minería (55,5%), los hidrocarburos (11%),  la construcción (33,7%) y el transporte (40%), entre otros rubros.

Mientras que el PIB al primer semestre de la gestión registró un crecimiento del 9,4%, impulsado mayormente por esas mismas actividades económicas.

En ambos casos se muestra una recuperación económica aparente; sin embargo, los sectores de manufacturas, comercio y servicios evidencian en comparación índices de crecimiento mucho menores.

El IGAE es un indicador que  establece la evolución de la actividad  económica con periodicidad  mensual. Su objetivo es el de  proporcionar una estimación de  medición del comportamiento  de la actividad económica en el corto plazo.

Impulso propio 

Desde inicios de 2021, diferentes sectores -como el de la construcción, el automotor, el gastronómico y principalmente el turístico y hotelero- han reclamado  al gobierno acciones que les ayuden a recuperarse de los estragos de la pandemia.

Entre ese mar de estadísticas pesimistas se alzó la inventiva de la gente, que encontró maneras de impulsar sus negocios.
Modalidades como el delivery o el take out de parte del sector gastronómico, las ofertas de paquetes turísticos locales, la promoción de productos por internet y redes sociales o las iniciativas comunales, municipales o gubernamentales de promoción se hicieron presentes.

“Muchas cosas que antes dábamos por hecho se largaron por la puerta cuando nos tuvimos que encerrar”, comenta Delia Gómez, una agente inmobiliaria, convertida también en cocinera los fines de semana.
Con  deudas encima y sin poder ejercer su trabajo de forma normal, Delia empezó a vender comida para poder sostenerse.

“No tenía planeado cocinar para sobrevivir, pero cuando lo hice, le agarre el gusto”, cuenta.
Delia ahora divide su tiempo entre impulsar su negocio inmobiliario y atender su negocio gastronómico. Y es, a pesar de un comienzo difícil, éste finalmente despegó. “Ahora son complementos, uno alimenta al otro, nunca mejor dicho”, dice la emprendedora entre risas.

En otros casos, la oportunidad siempre estuvo presente. Carlos Cabezas -por ejemplo- pasó de guiar a extranjeros por el Salar de Uyuni a llevar a turistas locales a destinos cercanos a la ciudad, como el Valle de la Luna o las Siete Lagunas.

“Son cosas que uno da por sentado, pero que tienen un público y que generan recursos al menos para poder sobrevivir”, explica.
Las redes también jugaron un papel importante en esta ola de reactivación, en muchos casos supliendo el rol del “boca a boca” y convirtiéndose en un instrumento de promoción.

Lenta reactivación 

A pesar de este escenario agridulce, las empresas, emprendedores y trabajadores se mantienen en la lucha por reactivar la economía.

Prueba de esto fue el movimiento económico alcanzado en las tres ferias más importantes del país:  la Expocruz en Santa Cruz, la Fipaz en La Paz y la Feicobol en Cochabamba, las cuales además de generar oportunidades de negocio y mostrar el potencial de la industria y el comercio nacional, atrajeron multitudes.

La más grande de las tres, la Expocruz,  recibió más de 435 mil visitantes y generó un movimiento económico de al menos  138 millones de dólares. Mientras que la Fipaz tuvo   150 mil visitantes y generó  cerca de  74 millones de dólares, beneficiando sobre todo a micro y pequeñas empresas.

La última en realizarse fue Feicobol, que convocó a 60.000 visitantes. Generó un movimiento económico de alrededor  de 120 millones de dólares, 34 millones de ellos solo en intenciones de negocios.

Pero no solo las ferias grandes hicieron su parte en la reactivación  económica. A lo largo y ancho del país iniciativas más pequeñas lograron atraer a pequeños y medianos  negocios, aportando a su recuperación.

Pequeñas ferias de barrio, emprendimientos comunales y promociones se organizan todas las semanas. Muchas son  impulsadas por los municipios o gobiernos regionales  con el objetivo de paliar en parte la caída de la economía.

Sin embargo, el crecimiento y la recuperación es dispareja, mientras algunos sectores han tenido un impulso en los pasados meses, otros no logran amortiguar la caída.

Uno de estos casos es el del turismo que, por sus características, aun no logra despegar. Este año se reactivó solo en un 20%, según los cálculos más optimistas. El sector ha sufrido pérdidas incalculables, de las cuales será difícil recuperarse y que dependen de factores, en muchos casos, fuera del control de las autoridades, como la aparición de nuevas cepas de Covid-19, el aumento de contagios o los cierres de fronteras  de otros países.

Mientras que otros rubros -como el comercio, el sector gastronómico, el inmobiliario o el automotor- se han beneficiado del parcial retorno a la normalidad con la llegada de las vacunas, el levantamiento de ciertas restricciones y el ánimo general de los clientes.

De todas maneras, el cambio de escenario que supuso la llegada de la pandemia el año pasado y las subsecuentes olas de contagios han demostrado que hoy, más que nunca, la innovación es el camino a seguir para alcanzar la senda de la reactivación.

Restaurantes y sector gastronómico

Luego de un año en el que el delivery y el take out se convirtieron en la tabla de salvación del sector gastronómico, la vacunación impulsó una tímida recuperación de este rubro,  aunque todavía lucha por subsistir y crecer en el contexto de la crisis económica que trajo la pandemia del coronavirus.

A pesar de las adversidades, los restaurantes han adaptado sus procesos y han puesto el foco en la comunicación directa con sus clientes para recuperar la confianza de éstos.

“El sector gastronómico está comenzando a impulsarse nuevamente debido a que la vacunación masiva ha generado mayor confianza en los comensales para juntarse e ir a los restaurantes. Entonces,  ha habido un crecimiento interesante en las ventas en las últimas semanas, pero que en el sector todavía lo vemos con cuidado. No queremos sembrar falsas esperanzas”, explica el presidente de la Cámara Departamental de Empresarios Gastronómicos de La Paz (Cadeg LP), Ernesto Olivares.

De acuerdo con datos estadísticos de la Cadeg, desde el año pasado, el 30% de las empresas gastronómicas de La Paz cerraron o cambiaron de rubro, lo que equivale a cerca de 1.800 emprendimientos gastronómicos desde abril de 2020.

“Hemos perdido un 30% de las empresas gastronómicas de La Paz, estamos hablando de casi 1.800 empresas que han cerrado o han cambiado de rubro a causa de la pandemia y la crisis económica. Ello genera un daño importante a la ciudad porque se han perdido fuentes de empleo y la fuerza económica del sector”.

Olivares señaló que el sector gastronómico es un “refugio” para las personas durante las crisis, ya que muchos  emprendedores se vuelcan a la gastronomía para generar recursos. “Es necesario preservar el sector”, recalca.

 

Construcción y sector inmobiliario

La Cámara Departamental de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) advirtió que el sector aún no se reactiva hasta los niveles anteriores a la pandemia. Las empresas, además, enfrentan una situación de iliquidez por deudas del nivel público.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)   al 30 junio,   el PIB de la construcción presentó una caída de -32,07% en 2020 y un crecimiento de 35,3% este año.

“Sin embargo, en relación con 2019, el sector registra una tasa negativa de -8,9%. Esto significa que al 30 de junio de 2021, la construcción en Bolivia tiene un nivel inferior de casi 9% respecto al mismo mes de 2019”, señala Cadecocruz.

A esta situación se suma “la iliquidez de un elevado número de empresas constructoras debido a las planillas de avance de obra que adeudan las instituciones públicas contratantes y la falta de inversión pública en proyectos de infraestructura”, añade.

Para la entidad, el crecimiento del PIB a junio tiene una base muy disminuida por la recesión de 2020 y sólo responde a  un rebote estadístico no sostenible.

Por su parte, el sector inmobiliario sí ha mostrado una recuperación. Pese a la reducción de precios de algunas propiedades, en general este rubro se mantiene estable y en crecimiento, de acuerdo con el presidente de la Cámara Empresarial de Bienes Raíces de Bolivia y presidente de Remax, Oliver Viera.

“Si bien el año pasado ya empezamos a notar un crecimiento  en el sector, había aún cierto temor por el corona virus. Pero este 2021 es el mejor de los últimos 11 años, tenemos protocolos de seguridad y eso  genera confianza en los clientes. Esta mejora y crecimiento del sector inmobiliario se observa desde diciembre de 2020”, destacó el empresario.

 

Preocupación en el sector turístico 

Según Juan Luzio, delegado de la Cámara de Operadores de Turismo (Canotur), las pérdidas estimadas para el turismo al año pasado llegaron a  804.768.600 dólares, además se  perdieron 103.909 empleos  directos e indirectos. En países vecinos con los mismos segmentos de mercado receptivo ya recuperaron en octubre el 15% de niveles prepandemia.

Esto representaría 120.715.290  dólares  al año para Bolivia,  divisas  que dejan  de ingresar al país por estar completamente cerrado al turismo receptivo.

A esto se suma que Bolivia es uno de los pocos países de la región que mantiene el requisito de cuarentena de 10 días para quienes ingresen a su territorio.

Luzio señaló  que se pierden   330.726 dólares cada día. Dijo que   podrían  trabajar  15.586 personas  si  se elimina la cuarentena de 10 días y se abre la frontera terrestre con Perú, principal acceso de visitantes.

El empresario de turismo informó que este año, poco a poco,  las naciones vecinas se fueron abriendo al turismo receptivo. Algunos países,  como Brasil,  nunca cerraron las puertas a visitantes. Argentina y Chile, por su lado, aplicaron medidas muy estrictas y prohibieron el ingreso de ciudadanos extranjeros.

“Hoy en día, Bolivia es el único país que continúa con este absurdo requisito de aislamiento forzoso de 10 días para todos los que ingresan, bolivianos o extranjeros, con base  en un decreto  que no considera los ingresos de personas vacunadas”, precisó Luzio en octubre pasado.

En abril de este año, el gobierno decidió exigir a los visitantes extranjeros que ingresen a territorio nacional que cumplan una cuarentena de 10 días y que cuenten con un seguro médico que cubra los gastos en caso de contraer la Covid-19, como establece el Decreto Supremo  4481.

 

Ventas de vehículos se recuperaron

Las importadoras de vehículos mejoran sus ventas e incluso algunas han agotado su stock de autos luego de una caída del 42% en el sector. Sin embargo, esta recuperación no sólo se debe a un aumento en la demanda, sino también a una reducción en la oferta, señaló el gerente general de la Cámara Automotor Boliviana (CAB), Luis Encinas.

“El mercado automotriz muestra señales de recuperación y algunos concesionarios han agotado sus stocks;  sin embargo,  esto tiene una connotación particular: nosotros hemos tenido una caída del 42% en el año 2020 con relación a 2019, pero el tema de que algunos concesionarios han agotado sus stocks en estos meses no es tanto por las excelentes ventas, sino más bien por la falta de provisión de vehículos”, explica Encinas.

Según datos de la CAB, en 2019 se importaron al país 55.000 vehículos nuevos, pero para 2020 esta cifra se redujo a 35.000 aproximadamente, lo que representa una caída de cerca del 40%. Para 2021, la meta que se han puesto los importadores es ingresar al mercado 40.000 vehículos hasta fin de año; es decir un incremento del 10% respecto a 2020.

“Aún vamos a estar por debajo de 2019, que fue un buen año para el sector, pero la meta que tenemos ya representa una recuperación sustancial y completamente posible”, acotó Encinas.

De acuerdo con el gerente de la CAB, debido a la pandemia, los fabricantes de automotores han tenido problemas en el suministro de piezas e insumos necesarios para fabricar automóviles, lo que ha tenido un impacto en la oferta de estos bienes.

Materiales como el acero, el caucho o los chips necesarios para la fabricación de autos se vieron afectados por la pandemia y eso ha repercutido en la provisión, agrega el representante de los concesionarios de automotores.

Fuente: paginasiete.bo