Bolivia: 1er trasplante autólogo de médula en niños fue un éxito

El paciente es un niño de seis años que llegó a La Paz de una comunidad de Potosí. El guerrero ahora tiene un 80% de ganar al cáncer.

 



Leny Chuquimia / La Paz

“Fue un éxito, estamos muy felices”, señaló Astrid Riveros, jefa de la unidad de trasplante del Hospital del Niño. El 1 de enero en dicho centro médico se realizó el primer trasplante pediátrico autólogo de médula ósea de Bolivia.

El paciente pionero del procedimiento es un niño proveniente de una comunidad potosina. Tiene  seis años de edad y tras el tratamiento, un 80% de oportunidad para ganarle al cáncer.

“El paciente  sobrevivió a la terapia sin complicaciones y se logró destruir el cáncer. Se harán estudios para ver hasta dónde se mató la enfermedad. Estamos extremadamente felices, era la única oportunidad para vivir y fue exitosa”, dijo Riveros,  oncóloga pediatra.

Pablito, nombre convencional para guardar la identidad del niño,  vive en una comunidad rural lejana a la ciudad de Potosí. Llegó al Hospital del Niño de la sede Gobierno hace casi un año, con un linfoma de Hodgkin avanzado. Por la falta de acceso a centros médicos especializados en su comunidad, su enfermedad tardó dos años en ser diagnosticada, tiempo en el que  evolucionó sin tratamiento.

Como primera medida, el niño  fue sometido a una quimioterapia convencional de seis ciclos. Pese a los esfuerzos, tras ese primer tratamiento el cáncer persistía y el riesgo de mortalidad para Pablito era del 90%.

Entre las opciones del tratamiento estaba la radioterapia, pero la enfermedad era mucha. Solo quedaba una oportunidad para que el niño viva, hacerle una  quimioterapia intensa y rescatar  sus células madre. Un tratamiento aún no hecho en Bolivia.

“Es la primera vez que tenemos este procedimiento en el país. Ya se hizo trasplantes autólogos en adultos y con quimioterapia de baja intensidad. En cambio, en este niño se usó una quimioterapia intensa como  la única forma de salvarle la vida. Cuando es fuerte y no se rescata las células madre uno puede morir”, explicó.

Pablito fue preparado minuciosamente, se hizo los estudios y se estimuló su organismo con determinados  medicamentos. Al poco tiempo se cosechó sus células madre y su conservación. “Una vez hecho esto, el pequeño fue sometido a una quimioterapia muy fuerte mieloablativa. Con esto se destruye la médula ósea, para luego ponerle sus propias células madre. Es lo que se llama  trasplante autólogo de medula ósea”, describió.

El pequeño ahora tiene un 80% de posibilidades de vivir. Si el tratamiento logró erradicar el cáncer, se consolidarán los resultados con radioterapia. Pero si aún hay algo de la enfermedad, se podría repetir el proceso.

Desde médicos hasta donadores, un equipo más allá del hospital

Años de trabajo y una red inmensa de voluntarios, profesionales y autoridades lograron que este procedimiento se realice por primera vez en el Hospital del Niño.

“Sólo el centro de trasplante tiene cinco años de trabajo, desde que volví de México en 2016”, cuenta Riveros.

A su llegada desde el país norteamericano, donde realizó sus especialidad en trasplante de médula en niños,  encontró un hospital sin equipos ni recursos para realizar estos tratamientos.

“Todos estos años  a través de la Ugespro del  Ministerio de Salud se fue equipando la unidad y ya el año pasado pudimos contar con todos los   equipos necesarios. Pero lo que aún faltaba y falta son los recursos económicos”, contó.

Varias instituciones -desde la Ugespro hasta los  voluntarios de las distintas fundaciones que apoyan a los pacientes con cáncer- se pusieron en campaña para conseguir los recursos para este procedimiento, que fuera del país cuesta unos 100 mil dólares.

Se sumaron los voluntarios anónimos, que son pacientes de Riveros que tienen niños o que ellos mismos lograron vencer al cáncer, y que sin dudarlo dan ayuda a otros pacientes que la necesitan.

“Para los  laboratorios  ayudó -con rebajas o estudios sin cobrar- el Seladis de la Universidad Mayor de San Andrés y su Facultad de Biología, donde se hizo el conteo de células madres”, resaltó.

 

Desde médicos hasta donadores, un equipo más allá del hospital

Años de trabajo y una red inmensa de voluntarios, profesionales y autoridades lograron que este procedimiento se realice por primera vez en el Hospital del Niño.

“Sólo el centro de trasplante tiene cinco años de trabajo, desde que volví de México en 2016”, cuenta Riveros.

A su llegada desde el país norteamericano, donde realizó sus especialidad en trasplante de médula en niños,  encontró un hospital sin equipos ni recursos para realizar estos tratamientos.

“Todos estos años  a través de la Ugespro del  Ministerio de Salud se fue equipando la unidad y ya el año pasado pudimos contar con todos los   equipos necesarios. Pero lo que aún faltaba y falta son los recursos económicos”, contó.

Varias instituciones -desde la Ugespro hasta los  voluntarios de las distintas fundaciones que apoyan a los pacientes con cáncer- se pusieron en campaña para conseguir los recursos para este procedimiento, que fuera del país cuesta unos 100 mil dólares.

Se sumaron los voluntarios anónimos, que son pacientes de Riveros que tienen niños o que ellos mismos lograron vencer al cáncer, y que sin dudarlo dan ayuda a otros pacientes que la necesitan.

“Para los  laboratorios  ayudó -con rebajas o estudios sin cobrar- el Seladis de la Universidad Mayor de San Andrés y su Facultad de Biología, donde se hizo el conteo de células madres”, resaltó.

Fuente: paginasiete.bo