De recule en recule, ¿Por qué?

(Nuestra palabra de este miércoles en Asuntos Centrales)

Fuente: https://asuntoscentrales.com



Ha fracasado el Gobierno hasta ahora con el intento de obligar el carnet de vacuna. Ha fracasado también hasta este miércoles en el intento de desmovilizar a sectores que provienen de su propia base política. Se veía venir el nuevo recule. Ya son dos por este mismo asunto.

Dijimos hace unos días que el Gobierno tenía tres opciones: 1.-Anular definitivamente el carnet, con un impacto grande en su credibilidad. 2.-Mantenerlo intacto, lo que le iba a generar un conflicto social. O 3.- La intermedia: flexibilizarlo para salvar algo de su imagen y calmar, tanto a los que quieren como a los que no quieren el certificado. Pero ha optado por algo más confuso: Posponer su vigencia hasta cuando pase la cuarta ola, a medias, con “flexibilidad”.

Ya hay al menos tres efectos de su anuncio:
1.-No ha podido aún desmovilizar plenamente a los antivacunas, que se sienten más empoderados con el recule y piden la abrogación de los decretos sanitarios y las renuncias de sus autores.
2.-Hay fuertes críticas y una clara pérdida de la credibilidad de la autoridad. ¿Ahora quién tomará en serio los anuncios de Jeyson Auza?
3.-Ya hay aflojamiento en la asistencia a algunos lugares de vacunación en Santa Cruz, que se muestran semi vacíos.
¿Por qué pasó esto?

Por temor al conflicto social, principalmente por miedo del Gobierno a sus propias bases políticas, en una semana clave para el futuro de los ministros. Auza no quiere irse derrocado.

El Gobierno se jacta de tener muchos votos, pero no tiene suficiente fuerza para que sus sectores acepten algunas medidas. Por eso recula y fracasa.

Medidas técnicas, medidas que tienen razones científicas en salud, son derrumbadas por los cálculos políticos.
Hay sectores sociales con mucho poder, alentados por voces con mucho poder. Las protestas recientes huelen a algo más que un movimiento antivacunas. Mezclan el pedido de anular el carnet con el de cambiar ministros.

En nombre de su libertad, los antivacunas dañan con bloqueos virulentos la libertad de los demás. En nombre de la libertad atacan a la libertad de prensa y causan daños a periodistas, lo que quedará como otro abuso en la impunidad.

El ministro Auza camufla su fracaso al decir que la vacunación subió con el anuncio del carnet estos días en un 150%. Creció, es cierto, pero ahora ha comenzado a bajar, lo que evidencia que la medida no es el resultado de un plan sostenible en el tiempo.

Auza se apoya en una decisión unánime de un Consejo Nacional Estratégico de 11 ministros, que, paradójicamente no actúa con estrategia. Fracasa, porque improvisa.

Este Consejo debió meditar y masticar más la idea del carnet obligatorio de vacuna, sobre todo evaluando más la viabilidad de sostener en el tiempo una medida así en un país culturalmente diverso como Bolivia. Debió primero agotar sus esfuerzos de informar y convencer a la gente sobre los beneficios de vacunarse. Auza dijo que son apenas unos grupos minoritarios los que se oponen, y lo que es peor, dejó abierta la expectativa de aplicar una medida que no podrá aplicar, o lo podrá tal vez hacer solo algún día, cuando pase la pandemia.

Por lo que se ve, el carnet que tenemos plastificado en nuestra cartera o billetera quedará como una anécdota más o uno de los grandes chascos de la pandemia.