Después de 15 años, el asesinato de Christian Urresti sigue impune

El joven de 17 años fue asesinado brutalmente el 11 de enero de 2007 por un grupo de cocaleros. Este 12 de enero cumpliría 32 años, su familia aún busca justicia.

 



María Mena M.  / Cochabamba

“Para mí sigue siendo un niño lleno de vida con muchos sueños e ilusiones. Decía que me iba a dar muchos nietos. Era muy cariñoso, nos enseñaba el amor y la solidaridad”. Así recuerda  Blanca Ferrel a su hijo. Christian Urresti fue asesinado en los enfrentamientos del  11 de enero de 2007. Tenía entonces 17 años; este 12 de enero cumpliría 32.

Han pasado 15 años  y los asesinos de Christian siguen impunes. La familia Urresti Ferrel no halla justicia después del cierre del caso, en 2016, sin que el Ministerio Público haya logrado identificar o imputar formalmente a sus victimarios.

El 11 de enero de 2007, Cochabamba vivió una de las jornadas más violentas de su historia luego de que cientos de cocaleros se enfrentaran con habitantes de la ciudad tras la toma de la Prefectura en la plaza  14 de Septiembre. Los campesinos exigían la renuncia del entonces  prefecto Manfred Reyes Villa, lo que desencadenó la violencia entre dos bandos.

En enero de  2007  cochabambinos se enfrentaron con palos y piedras por la Prefectura. Foto: Opinión

En ese enfrentamiento entre cochabambinos, además de Urresti, también perdieron la vida  el productor bananero Juan Ticacolque, de 38 años, y el productor de coca Luciano Colque Anagua, de 46 años. De las tres víctimas solo el caso de Ticacolque prosperó en tribunales con una sentencia de 14 años contra Alex Rosales, quien actualmente está libre.

El sueño de volar

Si no hubiera ocurrido la tragedia, este 12 de enero Christian cumpliría 32 años. El joven soñaba con ser piloto como su padre y formar una familia.

“Christian le decía a su padre que quería ser piloto como él. Pero su padre le aconsejaba que primero estudie otra carrera porque los pilotos trabajan en turnos y muchas veces se pierden fechas especiales, por lo que no siempre pueden compartir con su familia. No siempre estaba su papá para darles apoyo. Por eso quería que antes mi hijo estudiara otra carrera y recién piense en volar”, afirma doña Blanca.

Un paso para alcanzar ese sueño era obtener su licencia de conducir y para tramitar ese documento necesitaba ser mayor de edad. El 12 de enero de 2007, un día después de su muerte,  Christian cumpliría 18 años.

“Esa era su ilusión. Él quería sacar su permiso de conducir. Le decía a su papá que al día siguiente (12 de enero de 2007) irían a  tramitar su licencia,    pero Dios no quiso que pase eso”, lamenta su mamá.

Nelson Urresti, padre de Christian,   piloto en el extinto Lloyd Aéreo Boliviano (LAB), tampoco no olvida las virtudes de su hijo.

“Él compartía en el campo con la gente humilde, sobre todo con los niños. Antes de que pase todo eso (su asesinato) hicimos arreglar la casa y él compartía con los albañiles, les colaboraba, les ayudaba. Luego de lo que pasó ellos vinieron a darnos el pésame, decían que él no merecía esa muerte”, cuenta.

Enero luctuoso en la Llajta

Todos los planes y anhelos de Christian quedaron frustrados el 11 de enero de 2007, día en el   que el Comité Cívico de Cochabamba había convocado a una movilización. Cientos de cochabambinos que habitaban en la ciudad salieron a las calles para participar en esa marcha pidiendo paz y el desalojo de los cocaleros  que habían tomado la Prefectura. La familia Urresti Ferrel acudió a la convocatoria.

El conflicto se había originado semanas antes,  tras el reclamo de un grupo de campesinos y cocaleros del Movimiento Al Socialismo  (MAS) que llegaron a la ciudad con la finalidad de pedir la renuncia de Reyes Villa quien entonces era prefecto y defendía las autonomías.

Los movilizados denunciaban además irregularidades en la gestión prefectural,   como la distribución irregular del Impuesto Directo a los Hidrocarburos.

Mientras que los habitantes de las provincias  rechazaban la gestión de Reyes Villa, los habitantes de la ciudad lo apoyaban.

En la Plaza de las Banderas, donde había un punto de protesta,  la familia Urresti fue asediada por un grupo del bando contrario.  El padre de Christian fue atacado con una piedra, por lo que su hijo fue defenderlo.

En medio de la confusión, el joven fue secuestrado y golpeado brutalmente por un grupo que acabó con su vida de forma violenta en las calles Mayor Rocha y Baptista, del centro de Cochabamba.

Según el informe forense, el cuerpo de Christian  Urresti presentaba múltiples golpes,  sobre todo en la mandíbula y cabeza,  que habían sido provocados por palos y machetes.

Peregrinaje por justicia

Christian Urresti fue velado el día de su cumpleaños. Para su  familia, siguió un largo  vía crucis en busca de justicia, que nunca llegó.

Sobre el largo proceso legal para dar con los autores del crimen, Blanca asegura que su familia dejó el caso “en las manos de Dios para que haga justicia”, ya que las leyes del hombre no dieron con los responsables.

“Pido a Dios que sea él quien perdone y haga justicia por mi hijo”, clama. “Ojalá que el gobierno comprenda que, en algunos casos, ellos también están errando y que no deberían cometer los mismos errores del pasado. Pido perdón y misericordia por todas las personas que han hecho daño. No soy quién para perdonar (a los asesinos de su hijo), pero mediante oración al Señor pido que sea él quien perdone”, asegura la madre.

Después de la partida del joven, la vida de Blanca y su familia cambiaron radicalmente. No volvieron a ser los mismos. Su fe en Dios fue el mejor refugio y consuelo que hallaron para seguir adelante.

En la amistad

Gabriel Nogales, el mejor amigo de Christian, también mantiene vivo el recuerdo de quien considera  un hermano. Ambos  forjaron su amistad en la etapa escolar.

Gabriel cuenta que Christian estudió, la mayor parte de su vida escolar, en el colegio La Salle, y  luego se inscribió en el Anglo Americano, donde se conocieron. “El 2007 yo ya había salido bachiller y a él le tocaba la promoción. No hemos sido compañeros de curso, pero sí de colegio y teníamos el mismo grupo de amigos”, afirma.

“Chris era una persona muy divertida, alegre, confiable y principalmente auténtico. No teníamos vergüenza a nada, nos divertíamos haciendo videos y fotos. Hoy parece algo normal y común, pero en ese momento no era tan habitual . En las fiestas o reuniones siempre usábamos las cámaras digitales para pasarla bien”, relata. Gabriel aún extraña a su amigo.

Memoria viva

Cada año, la familia Urresti Ferrel rinde homenaje a Christian para mantener viva su memoria. Su madre adelantó que este 12 de enero realizarán una misa en su memoria en el templo de La Recoleta en la zona norte de Cochabamba.

Además, cada año  familiares, amigos y activistas arman un altar en la esquina de las calles Mayor Rocha y Baptista, donde  el joven fue asesinado hace 15 años. Exponen su foto y  carteles pidiendo justicia.

Cada 11 de enero  se arma un altar en homenaje a Chiristian en la esquina en la que fue asesinado en 2007. Foto: Opinión

En es ese sitio aun permanece un viejo árbol donde quisieron colgar el cuerpo del joven.

Igualmente, autoridades departamentales y municipales suelen realizan un acto conmemorando los hechos violentos de “enero negro” y rindiendo homenaje a Urresti y Ticacolque.

Este enero se conmemorarán  15 años de la muerte de Chiristian. En este tiempo no ha habido imputados y el caso se sume en un manto de impunidad.

Ocho fiscales y ningún resultado en nueve años

“Al menos  ocho fiscales han estado en el caso, pidiendo información. Eran fiscales designados a dedo por el MAS, por lo que obviamente no avanzó el proceso por la muerte de Christian Urresti”, afirma Norma Pierola, exdiputada, quien hizo seguimiento al caso.

Pierola, quien en 2007 era abogada del Comité Cívico de Cochabamba, asegura que los autores del asesinato de Urresti estaban plenamente identificados por imágenes y testimonios, pero que el caso no avanzó debido a la intromisión del gobierno de turno.

“Fueron identificados los responsables. Eran dirigentes del MAS y también estaban involucrados diputados. Creo que no hubo la voluntad política de llevar adelante la investigación. Buscaban encubrir a los autores. Había testigos presenciales e imágenes de lo que le pasó a Christian, pero fueron amedrentados y luego no quisieron involucrase”, asegura.

En los nueve años que estuvo abierto el proceso fueron designados varios fiscales, pero ninguno logró avances significativos. De acuerdo con los registros, el primer fiscal en asumir el caso fue Marco Cossío, quien  renunció. Luego asumió Lilian Ferrunino, sobre quien hubo quejas por haber escondido identikits y por haber cerrado el caso.

Luego reabrieron el proceso los fiscales Mauricio Julio y Ximena Carvallo,  pero tampoco lograron dar con los responsables.

Según Pierola, el caso fue cerrado en 2013 y meses después nuevamente se reabrió. Pero, en 2016 fue cerrado definitivamente.

En enero de 2020, el gobierno transitorio anunció la reapertura de las investigaciones de la muerte de Urresti y otros dos casos polémicos. “El caso de Margarita Terán y sus hermanas se va a reabrir, el caso Urresti se va reabrir, el caso del teniente Andrade se va a reabrir y vamos a investigar”, anunció el entonces ministro de Gobierno, Arturo Murillo.

Sin embargo, jamás reiniciaron las investigaciones, según la familia Urresti. “Nunca nos dijeron nada, no nos llegó ninguna notificación”, dijo Blanca Ferrel, madre de Christian. (MMM).

“No soy quién para perdonar a los asesinos de mi hijo, pero mediante oración al Señor pido que sea él quien perdone

Blanca Ferrel, madre

17 años
tenía Chiristian Urresti
cuando fue asesinado.
15 años después no hay culpables.

Luego de lo que pasó muchas personas vinieron a darnos el pésame, decían que Chiristian no merecía esa muerte

Nelson Urresti, padre

Fuente: paginasiete.bo