El payaso Coketin: preso injustamente, no vio crecer a su hija; ahora retoma su vida

Brayan Erick Ríos Meneses pasó 3 años y 7 meses en la cárcel. Ahora está libre y retornó a su trabajo como payasito para sacar adelante a su hija y su mamá.

Fuente: Red Uno



Luego de estar casi cuatro años preso injustamente, Brayan Erick Ríos Meneses, fue liberado, luego de demostrarse que era inocente del delito que se le acusaba; la muerte de su expareja.

En entrevista con el programa El Mañanero, Brayan Erick, de 24 años, también conocido como el payasito Coketín, contó los momentos de angustia que vivió y la emoción de reencontrarse con su familia.

«Mi abogado me dijo que no iba a haber más audiencias porque el verdadero autor confesó su crimen. ‘Por fin vas a salir’, me dijo y yo me puse a llorar de alegría. Esperé en el penal, fui a la audiencia de libertad inmediata, el fiscal apeló, pero mi abogado me calmó porque estaban todas las pruebas de mi inocencia», explicó.

Recordó que pasaron cuatro fiscales por su caso y ninguno le creyó, pero eso no le impidió seguir en la lucha de demostrar su inocencia, junto al apoyo de sus abogados Moisés Chiri y Bey Barreto. Sin embargo, estar lejos de su pequeña hija fue lo que más le afectó.

«Cuando me metieron preso no podía comer, pensaba en mi hija, la dejé con dos años. Cuando llegó el día de visitas, ella no me quería abrazar. Empecé a decaer, bajar de peso; pero mi mamá me dijo que debía ser fuerte. Volví a comer y solo esperaba el día de visitas para ver a mi hija. También aprendí varios oficios; artesanía, joyería, a soldar, todo para sobrevivir», afirmó.

Lo más difícil cuando estaba preso era pasar el día de su cumpleaños, y estar lejos de su hija en las fechas de Navidad y Año Nuevo. «Cuando mi hija me preguntaba cuándo iba a salir, le tuve que mentir, le decía que estaba en el cuartel, que ya iba a salir y que me esperara, que la amo mucho y siempre íbamos a estar juntos», recordó entre lágrimas.

Luego de saber que iba a salir en libertad, decidió cumplir con dos de las tradiciones de la cárcel, que es regalar todas sus cosas (sus trajes deportivos) y botar monedas (50 bolivianos en monedas de Bs 1).

«Me dijeron: ‘ya`estás saliendo en libertad. Por fin se hizo justicia, después de tanto tiempo’, yo dije que sí, que hay que tener paciencia, tranquilidad y fe. Me fui tranquilo. Ni bien salí por la puerta, respiré profundo y dije: ‘por fin estoy afuera’ «, contó Brayan Erick.

El día de su liberación, luego de abrazar a su pequeña, le prometió que siempre iba a estar con ella y no le iba a dejar. Luego le llevó a comer su plato favorito y dieron un paseo por la Cancha. «Estábamos caminando y la gente me miraba y me decía: ‘fuerza amigo, por fin se supo la verdad»‘.

Ahora, a una semana de su liberación, cuenta que su hija no se quiere despegar de él, ni un momento, siempre le abraza y hasta le acompaña en sus actividades como payasito.

«Tengo a mi hija marcada en mi pecho. Aquí está tatuado su nombre y cada vez que ella lo ve dice: ‘papá corazón'», destacó.

Además, resaltó que ya pudo trabajar el sábado y el domingo pasado y que ya tiene un contrato para este fin de semana. «Necesito empezar otra vez, con fuerza y el apoyo de mis amigos. Me regalaron un traje de payaso y maquillaje», agradeció.

«Tengan paciencia, todo llega de a poco. No se dejen llevar por malas influencias, sean tranquilos, no sean problemáticos. Sean positivos», concluyó el joven.

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