Jaime Dunn: “El 2021 se contrajo la mayor deuda interna de toda la historia boliviana”

La competencia estatal con el sector privado por los recursos bancarios, el agotamiento del modelo gasífero y los riesgos inflacionarios fueron analizados por uno de los principales expertos del país en el campo financiero.

La narrativa económica oficial sobre el crecimiento es puesta en duda, así como la insistencia en un modelo que fue pensado para un alto nivel de precios de las materias primas. Desde eju.tv entrevistamos a Jaime Dunn, prestigioso consultor financiero internacional y profundo conocedor del mercado de valores del país.



“Se confunde el rebote con crecimiento”

Dunn opinó que el gobierno boliviano “confunde crecimiento con rebote económico. Era de esperarse que el 2021, estadísticamente, el crecimiento del PIB tendría cifras mayores debido a que la caída del 2020 ha sido tan profunda, y cualquier incremento medido de forma relativa con ese año arroja porcentajes altos. Ante esos temas coyunturales, es mejor medir el PIB en tamaño absoluto. El PIB nominal antes del 2020 fue de 40.660 millones de dólares y ese año disminuye a 37.081 millones de dólares. Por lo tanto, aun creciendo al 6% el 2021, como dice el gobierno, no alcanzaremos los niveles de crecimiento económico prepandemia”.

El analista también consideró que hacer propaganda sobre el crecimiento a junio 2021 del 9,36% “no sólo que es engañoso, sino que comparado con otros países como Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y Argentina, que crecieron entre el 10% y el 23% en ese mismo periodo, nos demuestra que aún en el rebote hemos estado por debajo de la región”.

La economía ante la cuarta ola

Le preguntamos a Jaime Dunn sobre el posible impacto de la cuarta ola en la economía boliviana, a lo que contestó que “con la primera ola hemos visto lo sensible que es la economía nacional y mundial a los confinamientos. Sin embargo, la existencia de vacunas y que los países hayan aprendido las lecciones de cómo se debe manejar mejor la crisis sanitaria, arrojan un rayo de esperanza de que no se cometerán los errores del pasado. Pero como somos un país aún dependiente de la coyuntura internacional, una caída en los precios de los commodities y un aumento significativo de la inflación que debe ser combatida con medidas monetarias restrictivas, pueden llevar a la economía mundial a un crecimiento más bajo. Lo cual repercutiría directamente en nosotros”.

El “modelo zombie”

El experto cuestionó la intención gubernamental de persistir en la política económica que se tuvo durante la era de Evo Morales.

“El Modelo Social Económico Comunitario Productivo se basa en cuatro pilares: crecimiento y desarrollo en base al aprovechamiento de los ingresos por los recursos naturales, apropiación del excedente de las empresas públicas, la redistribución de ingresos mediante la asignación de bonos, y en base a los anteriores reducir la pobreza y buscar la igualdad. Como ese modelo sólo es viable con los precios altos de los commodities, desde su fecha de nacimiento tenía ya marcada una fecha de expiración dependiendo de esos precios. Esa fecha de expiración ya caducó el 2014. Por lo tanto, estamos en una economía zombie”, explicó.

Y agregó: “los ingresos que otorgaban los commodities en su momento han sido reemplazados por ingentes cantidades de deuda, especialmente deuda interna. El 2021 quedará como el año en el que país contrajo los niveles más altos de deuda interna en la historia republicana del país, sobrepasando los 12.000 millones de Bs. para poder mantener el ritmo del gasto”.

Dunn opinó que el nuevo gobierno ha implantado el “Modelo Social Económico Comunitario Productivo Parte II, La Venganza”, que viene “cargado de una hostilidad muy notoria a los empresarios privados, especialmente los cruceños, y empujando la política por delante de la realidad económica”.

Dos motores económicos “apagados”

En relación a los sectores que podrían dinamizar el crecimiento, el analista dijo que el gobierno habla de los “motorcitos” del avión de la economía, “como la inversión pública y el consumo, que usa desde hace 15 años. Pero se olvida mencionar que para crecer un país tiene en realidad cuatro motores: consumo, inversión, gasto público y las exportaciones en una balanza comercial favorable. El gobierno hace volar la economía con dos de los cuatro motores, es decir, a medias. Por temas ideológicos, el motor de la inversión privada y las exportaciones han quedado apagados”.

El 80% de la renta petrolera se irá en subsidios

“El país tiene un gobierno y una burocracia estatal enorme que absorben sólo en sueldos más de 45 mil millones de Bs., cuando los impuestos que se recaudan y pagamos las empresas y las personas de a pie, solo alcanzan a 43 mil millones de Bs. según el presupuesto para la gestión 2022”, detalló.

El consultor internacional también advirtió que los ingresos de la renta petrolera por el IDH serán un poco más de 6 mil millones de Bs., mientras que los subsidios e incentivos hidrocarburíferas serán de casi 5 mil millones de Bs., “es decir, más del 80% de la renta petrolera se irá en subsidios y subvenciones. Esto por la mala política en el ámbito tributario, que terminó espantando la inversión privada extranjera y, por supuesto, la exploración necesaria para desarrollar nuevos campos gasíferos. La era del gas en Bolivia no sólo que terminó, sino que ya la importación de líquidos, a la fecha de más de 1.200 millones de dólares y las perspectivas desalentadoras en este rubro, nos llevan a pensar que en unos 3 a 5 años Bolivia será importador neto de varios derivados del petróleo y hasta tendrá que importar gas natural en unos años adicionales”.

“El gobierno es el principal competidor financiero contra la empresa privada”

Pero ante todo, Dunn alertó que “las magnitudes del endeudamiento interno tienen graves consecuencias para la recuperación económica. No sólo que como toda deuda se debe pagar, sino que adicionalmente todo recurso que se va al TGN, ya sea por el BCB o las AFP, son recursos que normalmente estarían fluyendo hacia el sector privado. Es decir, Bolivia ya es víctima del crowding-out, situación que significa que el gobierno es el competidor financiero más grande contra las empresas privadas. El gobierno, por su poder e influencia, se lleva todo el dinero dejando a los empresarios privados en segundo plano”.

“Ya es evidente cómo los niveles de crecimiento de cartera de las entidades de intermediación financiera se ha ralentizado los últimos años y cómo por primera vez en el mercado de valores, muchas emisiones no se han podido colocar porque los inversionistas institucionales no tenían la liquidez necesaria. Empresas en el área industrial, agrícola, infraestructura de salud e iniciativas de inversión privada, han quedado truncadas”, remarcó.

Posibles presiones inflacionarias

El experto dijo que en el 2022 “debemos estar atentos ante posibles presiones inflacionarias. En Bolivia la inflación es baja por tres factores: el tipo de cambio fijo que nos permite importar bienes e insumos más baratos, el contrabando que nos inunda de productos a precios más bajos y la débil recuperación económica. Esos tres factores inciden en una inflación baja. Bolivia a octubre ha registrado una inflación acumulada de apenas el 0,5%, con una inflación negativa de -0,23% en los rubros de alimentos y bebidas no alcohólicas. Dos rubros donde el contrabando es importante”.

“Aunque por ahora la inflación está contenida, el alza de precios de los productos importados de manera significativa puede causar que se importe inflación. En el ámbito internacional las cuarentenas y el empeoramiento de las cadenas de distribución pueden tener un efecto de alza de precios, más aún si el precio de los combustibles sigue subiendo. Internamente, la conflictividad social y política, los bloqueos de caminos y los desastres naturales pueden también presionar el alza de precios”, enumeró.

Dunn añadió que un tema no menor respecto a la inflación es el alto endeudamiento interno mencionado antes: “esa deuda se puede monetizar en algún momento incrementando los niveles de circulante y si la cantidad de dinero crece rápidamente sin incrementos de productividad, los precios subirán más rápido”.

Edición y entrevista: Emilio Martínez

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