Kazajistán: ‘Esto puede parecer algo común en otros países, pero es histórico’

Los manifestantes asaltaron varios edificios, entre ellos la alcaldía de Almaty

Los manifestantes asaltaron varios edificios, entre ellos la alcaldía de Almaty – AFP

Las protestas desencadenadas el domingo por la subida del precio del gas se convirtieron en disturbios. Miles de manifestantes exigieron la caída de un régimen de 30 años. Las protestas incluyeron la toma por la fuerza de edificios públicos y del principal aeropuerto del país. Sasha Kulaeva, experta en Asia Central y profesora del Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po), explica este movimiento de protesta sin precedentes.

RFI: ¿De dónde viene esta movilización?

Sasha Koulaeva: Como suele ocurrir, la movilización comenzó en la región de Mangystau, más concretamente en la ciudad de Janaozen. Se trata de una región rica en petróleo, pero en la que la riqueza se distribuye de forma muy desigual. El precio del gas y del petróleo se duplicó de repente. Al principio, la gente pedía que bajara el precio. El presidente envió varios mensajes contradictorios. Finalmente bajó el precio, pero era demasiado tarde.



Lo interesante es que, al día siguiente de la movilización, los manifestantes tenían varias reivindicaciones políticas, como el cambio de régimen, la elección de los gobernadores locales que actualmente son nombrados por el presidente, el fin de las detenciones y el acoso a los activistas cívicos, y que el nuevo líder del país no sea del régimen actual.

Estas protestas han sorprendido a la comunidad internacional por su magnitud y persistencia, pero no son las primeras. El efecto actual se debe precisamente a años de protestas reprimidas, a reivindicaciones sociales extremadamente específicas y fuertes. En Kazajstán, la gran riqueza de una minoría convive con la pobreza de la mayoría de la población.

Una de las protestas que está anclada en la memoria histórica del país tuvo lugar en la misma ciudad en la que comenzaron las actuales revueltas. Las autoridades dispararon contra los manifestantes. Aún hoy se desconoce el número de muertes causadas por esta represión, que dejó una profunda huella en la población. El régimen de Kazajistán es muy autoritario, y muchos de los manifestantes de hoy han estado en prisión por su participación en protestas anteriores.

Kassym-Jomart Tokayev, a la derecha, con Nursultan Nazarbayev en Nursultan en junio de 2019.
Kassym-Jomart Tokayev, a la derecha, con Nursultan Nazarbayev en Nursultan en junio de 2019. AP – Alexei Filippov

El miércoles, el presidente Tokayev anunció que sustituía al histórico líder del país, Nursultan Nazarbayev, al frente del Consejo de Seguridad. ¿Qué significa esta decisión?

Es un anuncio histórico. Puede parecer insignificante en otros países, pero hay que recordar que Nursultan Nazarbayev lleva en el poder desde 1991. Fue presidente durante 28 años y luego cedió oficialmente el poder a Kassym-Jomart Tokayev para que se convirtiera en el jefe del Consejo de Seguridad de por vida. En realidad, siguió tomando todas las decisiones importantes del país hasta el miércoles.

El miércoles, cuando Kassym-Jomart Tokayev anunció que asumiría la jefatura del Consejo de Seguridad, se vio a los manifestantes desmontando enormes estatuas de Nursultan Nazarbayev en las principales ciudades del país. La ira de la población se centra en él y no en el presidente Tokayev, al que nadie toma en serio. Todo dependerá ahora de cómo actúe. Hasta ahora, sus respuestas a las reivindicaciones sociales que han dado lugar al actual movimiento han sido extremadamente torpes y autoritarias. Su incapacidad para entablar cualquier tipo de diálogo ha conducido a la situación actual.

Parece que algunos policías se han unido al bando de los manifestantes. ¿Es posible ver un agravamiento de los enfrentamientos?

Ya hay enfrentamientos. Es de imaginar que para tomar el control del principal aeropuerto del país, los manifestantes tuvieron que enfrentarse a la resistencia de las fuerzas de seguridad. Lo mismo ocurre con los edificios administrativos. En los vídeos que circulan se ven intercambios de disparos y personas que caen, incluso del lado de las fuerzas del orden.

Hoy, el país es un caos. Los saqueadores que se aprovechan de la situación se mezclan con los activistas cívicos y políticos. Hay enfrentamientos y sería muy sorprendente que no hubiera una respuesta contundente de las autoridades. Al mismo tiempo, la fuerza de las manifestaciones es tan grande y no tiene parangón con nada visto en los últimos años que es muy complicado predecir la respuesta exacta de las autoridades.

Fuente:Radio Francia Internacional