La burocracia y la indiferencia golpean a los pacientes oncológicos de la CNS de Tarija

Renán Castillo y Omar Vargas, cuñado el presidente del Estado, Luis Arce Catacora, fueron apuntados en reiteradas ocasiones por frenar contrataciones y hasta “mezquinar” los equipos e incluso el apoyo de los residentes.

La burocracia y la indiferencia golpean a los pacientes oncológicos de la CNS de Tarija
No es primera vez que los pacientes con cáncer protestan por una mejor atención

Fuente: El País

Los pacientes oncológicos de la Caja Nacional de Salud (CNS) de Tarija no solo deben lidiar con los problemas económicos y emocionales que les acarrea tener cáncer, también deben soportar la falta de empatía de un sistema de salud burocrático e insensible, que en vez de facilitar un poco el tratamiento que requieren estas personas, le ponen trabas y demoran un servicio que no es gratuito, pues quienes lo reciben han aportado por años a ese seguro social.



Pacientes como Cristina, Giovanna o Carmen, junto a otro centenar de personas con cáncer, han perdido energías con las quimioterapias, pero han perdido más energías peleando por un tratamiento digno que les permita salir adelante con sus familias. Algunos pacientes han fallecido en el camino, esperando un mejor trato, otros han desistido de la lucha contra el sistema burocrático porque simplemente se cansaron, otros están decididos a dar hasta su último aliento a fin de conseguir mejores condiciones.

Se estima que en la CNS hay más de 260 pacientes oncológicos. Para su atención hay un solo médico oncólogo cirujano, Juan Seborga, pero no tiene ítem y está con contrato desde el 2020. Hay un oncólogo clínico, que es quien realiza las quimioterapias, tampoco tiene ítem y le pagan por paciente que atiende. “Y encima le deben desde hace seis meses”, dicen los pacientes que son atendidos por estos profesionales.

También hay una enfermera, que es la ayudante del oncólogo clínico. “Ella hace todo. Atiende a los pacientes que el doctor le ordena, trae los equipos, corre de una sala a otra y revisa que la quimio esté yendo bien, que el medicamento esté entrando bien, corre a ver a los que están internados”, destacan.

Hace unos días, ninguno de estos profesionales estaba habilitado para atender a los pacientes oncológicos, pues estaban con baja médica a causa del Covid-19.

Cristina comenta que esa situación afecta de manera directa al tratamiento que reciben. Ella, por ejemplo, recibió su primera quimioterapia el 14 de diciembre, la segunda debió recibirla 21 días después, el tiempo requerido para evitar que las células cancerígenas se reactiven y multipliquen, pero no la ha tenido hasta ahora.

Y las cosas tienden a empeorar, advierten, pues ahora se burocratizó más la autorización. El oncólogo clínico es quien debe realizar un informe detallado sobre el paciente y especificar que necesita quimioterapia, ese informe debe pasar al médico oncólogo para que, junto a otros formularios, lo entregue a la junta médica, instancia que analizará y decidirá cuándo recibe el tratamiento requerido.

“Estamos hablando de al menos semana y media de llevar, traer, escribir y aprobar papeles”, lamentan los pacientes, quienes cuentan lo doloroso y agresivo que es ese tratamiento. Por eso cuestionan la falta de empatía de quienes manejan la CNS.

“Este servicio es pésimo por culpa de la administración. La administración sabe cuántos enfermos con cáncer hay, sabe la cantidad de medicamentos que se quieren, pero los compran de cinco en cinco. La contratación del único oncólogo se demora porque no les da la gana”, aseguran.

Recalcan que el tratamiento que reciben no es gratuito, pues además de haber aportado durante muchos años a ese seguro social, se han visto obligados a cubrir sus medicamentos y hasta sus sesiones de quimioterapia, que van desde los 3.000 hasta los 6.000 bolivianos, dependiendo del grado de afectación.

¿Quiénes frenan las mejoras?

A Giovanna Hoyos, presidenta de los pacientes con cáncer de la CNS, no le tiembla la voz al momento de identificar a quienes ponen trabas para mejorar el servicio oncológico en la Caja Nacional. Renán Castillo y Omar Vargas, cuñado el presidente del Estado, Luis Arce Catacora, fueron apuntados en reiteradas ocasiones por frenar contrataciones y hasta “mezquinar” los equipos o las salas de operaciones, incluso el apoyo de los residentes.

“Se creen dueños de la Caja por ser los médicos más antiguos, hacen y deshacen ahí”, lamentó una paciente que prefirió mantener su nombre en reserva, a fin de evitar una acción legal, como la que tiene Hoyos, a quien se le abrió un proceso por difamación.

La lucha más reciente es por la contratación de Paola Castellanos Oropeza, especialista en neurología clínica. Son los asegurados quienes piden su incorporación, incluso Control Social de la Central Obrera Departamental (COD) ha respaldado esa solicitud, pero Vargas se ha opuesto.

La justificación es que Castellanos, supuestamente, no tendría en orden su título, sin embargo, los pacientes con cáncer desmienten esa versión y apuntan al cuñado del Presidente del Estado de frenar esa contratación.

“Son muchos pacientes que hoy necesitan a la neuróloga, de quienes sus vidas corren riesgo y le aseguro que no solo son pacientes oncológicos. Y no puede ser que por el obstáculo de médicos que se han creído dueños de la Caja Nacional de Salud, y me refiero al doctor Omar Vargas, que se opone a la atención de la neuróloga, se esté atentando contra la vida de los pacientes”, dijo Hoyos.

Este lunes 17 de enero, los pacientes oncológicos se reunirán con el administrador de la CNS para tratar, una vez más, la contratación de Castellanos Oropeza y de otros especialistas. Y si no reciben una respuesta positiva, este grupo entrará en huelga de hambre.

Una lucha personal

Giovanna se ha propuesto no descansar hasta lograr mejoras en el área oncológica de la CNS. Es una lucha personal.

“Yo no sé cuánto tiempo me queda de vida, pero el tiempo que me queda he decidido dedicarlo a todos mis compañeros de guerra, como así les digo, por aquellos que partieron, por aquellos que están y por aquellos que todavía vendrán”, dice.

Y su llamado no solo es a los administradores de la Caja Nacional, es a las autoridades en general en el departamento de Tarija. Advierte que los casos de cáncer en la región están aumentando de manera alarmante y si las autoridades no trabajan en la prevención y detección oportunidad, este mal se volverá un problema serio de salud pública.

“El cáncer está latente, está aquí, y día a día aumentan los pacientes”, advierte Hoyos, a tiempo de recordar el dolor físico que pasó para superar su enfermedad y cómo se vio obligada a vender los pocos bienes que tenía para costear su tratamiento, una ventaja que no todos los pacientes oncológicos tienen.

Por eso Hoyos hizo un llamado a todos los afiliados de la CNS a sumarse a esa lucha por mejorar en el área de oncología, porque todo lo que se logre será en beneficio de los asegurados.