Aunque aún no ha declarado su candidatura a su reelección, el presidente francés encabeza las intenciones de voto, con el 25%, para la primera vuelta de los comicios de abril. El la candidata de extrema derecha Marine Le Pen vuelve a pasar delante de la aspirante conservadora Valérie Pécresse.
El presidente Emmanuel Macron aún no se ha lanzado oficialmente en la campaña. En estos días, se ha entregado al frenético movimiento diplomático para obtener la desescalada entre Rusia y Ucrania. Y tal vez, el aparecer como un estadista resolviendo una crisis internacional sea su mejor manera de mostrarse ante los franceses, a dos meses de la elección presidencial de abril.
Macron se mantiene estable desde hace meses en las intenciones de voto, en torno al 25% en la primera vuelta, y ganará en la segunda independientemente de su oponente. Frente a él hay una extrema derecha bastante fuerte, pero dividida entre dos candidatos, Marine Le Pen (17,5% en la primera vuelta según un reciente sondeo) y Eric Zemmour (14,5%), y una izquierda debilitada, ninguno de cuyos cuatro principales representantes supera el 10%.
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La candidata de la derecha republicana, Valérie Pécresse, que parecía ser la rival más peligrosa para Emmanuel Macron, empieza a perder puntos en los sondeos, con un 15,5%.
«Macron está tratando de maximizar su condición de presidente, porque eso es lo que lo diferencia de los otros candidatos. Le interesa mantener esta imagen, porque es esencialmente lo que aleja a sus adversarios», analiza el politólogo Gaspard Estrada.
Declararse lo más tarde posible es una estrategia ya utilizada por sus predecesores. En 1965, el General de Gaulle lanzó oficialmente su campaña un mes antes de las elecciones, táctica que repitió con éxito en 1988 el socialista François Mitterrand.
A dos meses de la primera vuelta de las elecciones, prevista para el 10 de abril, «no vemos una tendencia en las encuestas que ponga en peligro al presidente», dice Estrada.
Alta volatilidad
Elegido en 2017 cuando nadie lo esperaba, tras haberse beneficiado del descrédito de los demás candidatos, de la ruptura de los partidos tradicionales y del aluvión de votos de la extrema derecha cuando se encontró con Marine Le Pen en la segunda vuelta, Macron, de 44 años, aspira a un segundo mandato crucial para completar las reformas inacabadas y esculpir su imagen en la historia.
Si gana en abril, será el primer presidente en ser reelegido para un segundo mandato desde Jacques Chirac en 2002. El presidente derechista Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande sólo han cumplido un mandato.
Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo alta y muchas cosas pueden cambiar de aquí a abril, ya que muchos votantes aún no han tomado su decisión y el riesgo de abstención sigue siendo alto.
En una señal de la volatilidad de la situación política, el 39% de los votantes no ha expresado su elección, según una encuesta reciente. De ellos, el 20% es «probable que vote» y el 19% es «probable que se abstenga».
«Mientras no tengamos la configuración definitiva de los candidatos, a principios de marzo, tras la validación de los patrocinios, estamos en el aire», dice Anne Jadot, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Lorena. No se puede excluir «la eliminación de un candidato importante, por falta de patrocinios suficientes, lo que barajaría las cartas», subraya.
En Francia, un candidato a la presidencia sólo es validado tras haber obtenido el aval de 500 de cargos electos, alcaldes o diputados. Por el momento, sólo Macron, aunque no es candidato, los ha obtenido. Algunos candidatos, especialmente Marine Le Pen y Eric Zemmour, tienen dificultades para conseguirlos.
La lista definitiva de candidatos será anunciada el 7 de marzo por el Consejo Constitucional.
(Con informaciones de AFP)