Régimen criollo autoritario

Según la revista The Economist, Bolivia se mantiene dentro de los regímenes catalogados como híbridos, es decir una mezcla de Dictadura/Democracia junto a países como Ecuador, México y Honduras. Pero lo que desconoce esta famosa revista es que en Bolivia la percepción que tiene el ciudadano común de a pie es que aquí, todo es decadencia, todo es carnaval, todo huele mal en el gobierno y pobres de nuestras futuras generaciones, si seguimos así, el futuro que les espera es oscuro. Los “políticos” bolivianos han ganado con flores y confetis su mala reputación de mentirosos, traidores y apátridas, en vez de promover una cultura democrática, promueven la gobernanza despótica y autoritaria.

Ahora el reto que nos toca como sociedad es elegir cada vez más y mejores gobernantes capaces, ¡Por Dios!, cada nulidad andante que se sienta como autoridad política o administrativa. ¡Por Dios!, Que hemos hecho como pueblo y sociedad para que se nos castigue así de esta manera, que crimen hemos cometido nosotros los bolivianos.



En Bolivia, cada vez son más, los peores que están a la cabeza de las instituciones públicas. Personalmente, no me resigno a este marasmo reinante, por eso he me ha dado a la tarea de escribir este artículo, para que a latigazos despierte nuestro pueblo de indiferentes, como bien lo dice en una de sus canciones mi paisano chicheño Don Willy Alfaro.

El pueblo boliviano dice basta de elegir gobernantes mediocres, con ninguna capacidad de liderazgo, basta de elegir oportunistas que se cambian de camiseta política, cuando el viento no juega a su favor. Bolivia no podrá soportar más generaciones de políticos y gobernantes sin moral, ni escrúpulos. Bolivia se aplazó en proceso electoral y pluralismo, ni las elecciones son limpias, ni está abierto a todos quienes quieren ver un cambio positivo en el país, porque solo aquí existe la hegemonía de un solo partido único que controla todos los poderes del Estado. Es la hegemonía del poder por el poder, el pueblo está abandonado.

Bolivia necesita un nuevo estilo de gobernar, un cambio fundamental en el ejercicio del poder. Señores dirigentes políticos de la vieja guardia, y de la nueva prepárense para desaparecer del mapa político electoral, sus faltas son muy graves, su tiempo ha terminado, no se puede gobernar un país como lo han hecho en los últimos 200 años de manera irresponsable, con ninguna o poca capacidad de liderazgo. No existe cultura política.

Los relevos son mucho peor que los antecesores, acaso no han comprendido que su condición de líderes tradicionales, creados a la vieja usanza está terminando por devastar los cimientos de la “República”. Reconozcan que son producto de la cultura política del pasado, son los representantes de esa vieja rosca política vetusta que tanto daño le ha hecho este país. Aunque levanten sus manos en señal de lealtad al partido político hegemónico de turno, siempre serán reconocidos por el hedor y el tufillo del pasado: En las candidaturas rancias  de siempre, en la falta de estrategia electoral que tienen, en la falta de líderes que no tienen, en los discursos huecos, en el mensaje sin contenido que vierten constantemente, en la falta de conocimiento del manejo de la tecnología y las redes sociales, en la falta de creatividad para diseñar propaganda y publicidad innovadora.

Pueden tener todo el dinero del mundo, pero no tienen la personalidad que caracteriza a un liderazgo moderno, preparado para enfrentar los retos del futuro y las nuevas amenazas que sufre nuestro país. No hay participación política porque la gente sana y preparada no tiene financiamiento del narcotráfico o de alguna fundación como la Open Society.

Jefes políticos tribales, su caída es la crónica de una muerte anunciada, ustedes que se creían los amos del mundo, ustedes que trafican influencias en los pasillos de palacio quemado hoy la “Casa del Pueblo”, del congreso hoy la “Asamblea” y salían impunes de las cortes de justicia, si sepan ustedes que sus días están contados. Su error es que se creían intocables, su error fatídico, es que se embriagaron en las delicias del poder, perdieron la perspectiva, perdieron la brújula, perdieron el camino, ahora el pueblo los abandonara y caminaran huérfanos porque abusaron de la madre patria, destruyeron al padre Estado y violaron a sus propias hermanas. Si caerán, pero no caerán solos, arrastraran con ustedes a sus amigos, a su familia y a todos a quienes más quieren, ese es el costo que pagaran por haber mentido al pueblo boliviano, que han pensado que creían ustedes que el pueblo no los castigaría, que iban a salir impunes, el pueblo tiene un arma letal que se llama la “verdad de los hechos”, existe un arma más terrible que la calumnia: Es la verdad.

Los políticos tradicionales morirán políticamente debido a que la gente así lo desea, porque el voto es la herramienta para castigar a los mal intencionados y en Bolivia muchos merecen el castigo. Bolivia nunca termino de ver el fondo del abismo en el índice de Democracia.

Hoy la sociedad boliviana ya pasa factura, así como la despertaron en su momento para iniciar su “proceso de cambio” están haciendo todo lo posible para despertarla nuevamente, pero esta vez el castigo será doble. Bolivia dará de que hablar en Latinoamérica y el mundo.

Señores “politiqueros” de turno, o cambian o se enfrentan a su final, su caída es inminente, no se dan cuenta de que huelen a cadáver podrido, porque se resisten a aceptar la realidad, pero tarde o temprano la realidad los vencerá. Así que se equivocó la revista The Economist Bolivia está entre los “Regímenes autoritarios” con máscara democrática. Aquí no se respetan los derechos civiles, sino que veamos nomas la persecución política que se hace a los que piensan diferente o son libre pensantes, solo existe el pensamiento único oficialista.

Por mucho tiempo disfrutaron de los placeres del poder, hicieron del país un camino hacia la servidumbre, utilizaron a los indígenas y campesinos para fomentar el odio entre hermanos, compraron conciencias, cooptaron los cargos públicos, corrompieron las instituciones públicas del país a diestra y siniestra. Pero ya la luz está cerca.

Jhonny Vargas

Politólogo