Rescatan a tres serpientes en menos de dos días en condominios del Urubó


Dos boas constrictoras y una culebra fueron rescatadas y liberadas. Las serpientes corrían riesgo de ser eliminadas o atropelladas en la carretera. La deforestación y la urbanización de los bosques llevan a que las serpientes busquen nuevos refugios
Jessica Vega Muñoz, Eduardo Ruilowa

Tres llamadas de emergencia, en menos de dos días, movilizó a rescatistas de Fauna Silvestre, quienes lograron rescatar a tres serpientes, dos de ellas boyes o boas constrictor.  Una pesó casi ocho kilos y otra, 20 kilos. Asimismo, se rescató a una culebra de casi 1,30 metros, una especie poco usual de ver en zonas urbanizadas. 

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El biólogo y rescatista Luis Gálvez indicó que la primera serpiente en ser rescatada fue la culebra o chironius exoletus en el condominio Villa Real, en la zona del Urubó, luego las boyé fueron retiradas del condominio Colinas del Urubó.

«Una señora nos llamó para decirnos que había una serpiente en sus macetas, la monitoreó hasta que llegué. La señora estaba asustada porque la serpiente medía unos 1,20 metros. No es venenosa, pero sí suelen ser agresivas», dijo el biólogo.

Indicó que no hubo problemas para rescatarla a pesar de la agilidad de la serpiente y tras la contención se pretende trasladarla a un sitio más seguro de su hábitat natural.

Saliendo del primer rescate, el equipo recibió un nuevo llamado para hacer el rescate de otra serpiente. «Esta vez un señor nos alerta que en las Colinas del Urubó había una boyé y   fuimos. Este fue un caso extraño porque la boyé estaba dentro de la pantalla de una luminaria ubicada en la plaza del condominio», comentó. 

 

 

Lo dificultoso de este rescate es que la boa, de aproximadamente 1,50 metros y que pesaba entre siete y ocho kilos, había que bajarla del extremo superior de la pantalla.

«Lo boyé hembra estaba en perfecto estado y lo que procedía era liberarla, pero como ya era un poco tarde decidimos llevarla a su hábitat natural al día siguiente. Cuando estábamos rumbo a liberar a la boa y a la culebra, recibimos otro llamado para rescatar a una boa mucho más grande», explicó el experto.

 


 

 

El reptil estaba en el mismo condominio de Colinas del Urubó. El equipo de rescate llegó al lugar y esta vez encontró a la serpiente en una zona abierta del condominio, cerca de la carretera, donde corría el riesgo de ser atropellada.

«Esta boyé era macho, estaba activo y agresivo, medía 2,20 metros y pesaba entre 17 y 20 kilos. Tuvimos un poco de problema para contenerla pero se logró rescatarla», dijo.

 

Gálvez explicó que una vez en poder de las tres serpientes se trasladaron a diferentes áreas para liberarlas, la última boyé fue liberada en un río.

La segunda en liberar fue la culebra, la misma que fue trasladada a una zona de bosque denso. «Se la hidrató antes de su liberación y luego se subió a un árbol», contó. A la boyé restante se la trasladó a otro área donde había un cuerpo de agua, siendo este un hábitat perfecto. 

El biólogo considera que las serpientes se encuentran huyendo de su hábitat natural, que está siendo deforestado por los humanos, y por esta razón aparecen en los condominios.

«Escapan de los desmontes, expansiones de condominios y entran a espacios urbanizados, donde tienen fuentes de aguas artificiales o donde se asemejan a su hábitat», explicó al señalar que las «serpientes son las más afectadas e incomprendidas por las personas, pero que son animales importantes porque nos ayudan a controlar y reducir las plagas».

Destacó la conciencia de las personas que llaman en vez de matarlas y piden a los rescatistas trasladarlas a otras zonas seguras.


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