Aulas híbridas «made in Bolivia» unen lo mejor de clases presenciales y virtuales

Estas aulas universitarias pueden ayudar a evitar la desventaja que supone la virtualidad a los estudiantes que deben formarse a distancia, en comparación con los que asisten a clases de forma presencial.

 



Fuente: paginasiete.bo

Leny Chuquimia / La Paz

“¿Dónde está Carlos?, ¿nos escuchas? Tenemos visita, saluden por favor”, señala un docente a sus alumnos en un aula de la Escuela de la Producción y la Competitividad (EPC) de la Universidad Católica Boliviana (UCB). Desde el fondo del salón  una voz muy clara responde: “Buen día profe, sí los escucho fuerte y claro”. No duda en bromear con sus compañeros y agita la mano  para saludar al igual que los demás.

Pareciera que está en el aula junto al resto de los estudiantes presenciales, pero en realidad está en su domicilio, a kilómetros de distancia, al igual que otros alumnos que sonríen  y saludan desde una pantalla en el fondo del salón. Y es que son parte de las aulas híbridas “made in Bolivia” de la UCB, un escenario que une lo mejor de las clases  presenciales con las ventajas de las virtuales, para hacer frente a  la  nueva realidad educativa y laboral que trajo la pandemia.

“Tenemos estudiantes presenciales y otros de forma remota, pero todos están con un mismo proceso de inmersión. Lo que buscamos es que los alumnos remotos tengan una experiencia lo más similar posible a los que están en aula. Es posible; hablan todos, debaten, interactúan como si estuvieran juntos. Pero claro, eso requirió un tiempo de aprendizaje”, señala David Zabaleta, profesor con 12 años de antigüedad dentro de EPC.

Parte del equipo que se usa para equipar las aulas. Foto: Leny Chuquimia / Página Siete

Su pasión por su trabajo es evidente y así lo demuestra el interés que tiene sobre el uso de las tecnologías en la educación y lo didáctico de su conversación. Dice que la transformación tecnológica en este campo comenzó hace años pero que la pandemia  aceleró el proceso para el país, trayendo una nueva realidad que no va a marcharse.

En la educación tradicional la mayor parte de la acción se lleva a cabo en las aulas y la toma de sentido de la información dada se hace en las casas, cuando los estudiantes hacen las tareas o estudian. Son dos espacios desconectados entre sí.

Pensando en esta falencia, que desde hace unos 12 años la  EPC ya trabajaba con plataformas de enseñanza en línea para que los docentes  acompañen a los estudiantes   no sólo dentro del aula sino fuera de ella y para completar el proceso de aprendizaje.

Fue por esta ventaja que cuando la pandemia llegó al país y se suspendieron las clases presenciales, la UCB pudo entrar en el ritmo de las clases a distancia inmediatamente.

“La transición al modo en línea no fue un conflicto, pero  al mirar la nueva realidad nos dimos cuenta que debíamos avanzar a una nueva frontera, a un nuevo modelo de educación que es el de  las clases  híbridas”, dice Zabaleta.

Hace un par de años las clases o trabajo remoto no eran una opción y que éstas se hagan híbridas era impensable. Pero hoy la realidad es otra. En Bolivia el 40% de las pequeñas y medianas empresas ya  migraron a la modalidad de trabajo híbrido-remoto, mientras que el 84% invirtió en tecnología.  Es decir que ésta ya no es una opción sino un requisito en la formación de  los nuevos profesionales y por tanto un pilar de la educación que implica una serie de retos.

El primero sin duda consiste en mantener las dos modalidades (presencial y remota) de forma simultánea sin que los estudiantes a distancia se vean perjudicados frente a los presentes, como suele ocurrir en la educación virtual. Para ello  es necesario simular la experiencia para los que están fuera de ella.

En el caso de la EPC el apoyo tecnológico se basó en un micrófono al que llaman Búho y que se instala en el centro del aula. Tiene varios sensores de sonido y una cámara de 360 grados que es capaz de coordinarse con otra  que siga el sonido para enfocar a quien habla. Así la experiencia del estudiante remoto no será estática. Al mismo tiempo se cuenta con un sistema de altavoces por el que se escucha a los estudiantes remotos de forma clara y pantallas en los que se los ve en los muros de las aulas.

“Si estuvieran sólo en una tablet el profesor se olvidaría de ellos y no interactuarían. Sólo serían observadores pasivos”, explica Zabaleta.

Claro está que hay equipamientos mucho más tecnológicos, como también mucho más simples. Lo importante es que cumplan con la simulación.

“Pero esto no es sólo tecnología”, añade Boris Braniza, también docente de la EPC,  desde un punto remoto por el que se conecta al aula híbrida. “Hay todo un proceso y técnica para saber dar las clases, para captar la atención de los alumnos, para hacer  participar a ambos grupos y que el aprendizaje sea óptimo”.

En la presencialidad hay muchas ventajas, incluso de acercarse al docente en el pasillo para hacer una consulta. Pero la virtualidad también trajo ventajas como poder acceder   a conocimiento o a profesionales que están al otro lado del mundo. Además de que cualquier estudiante, pese a la distancia o a cualquier incidente,  pueda acceder a la educación.

Para Braniza una de las ventajas es que aumentó la participación de los estudiantes. “Durante las clases presenciales los que más participaban y no así los introvertidos, pero en virtual  se sueltan e interactúan por  chat”.

Gonzalo Chávez, director de la  EPC, finaliza que la realidad híbrida consiste en unir lo mejor de lo presencial con lo digital. “Es la forma en que vamos a aprender, a trabajar, intercambiar, gobernar y  hacer periodismo. Todo será híbrido y caminamos a una transformación”, señala desde otro punto remoto que al estar dentro del aula no se siente a gran distancia.

Otras iniciativas

  • Universidades  Varias universidades privadas  públicas trabajan en este proceso de digitalización de la educación y las nuevas competencias que deben tener los profesionales. Uno de los ejemplos es la Universidad Privada de Bolivia  que también implementa aulas híbridas como parte de su oferta académica.
  • Dinámicas De la misma forma, otras universidades  buscan cambiar desde la infraestructura. En ese marco la Unifranz  presentó hace unos días sus aulas dinámicas, que constan de un mobiliario capaz de articularse para impulsar el trabajo colaborativo.

Fuente: paginasiete.bo