Irak sigue en bloqueo institucional, sin presidente ni primer ministro

Rebar Ahmed, candidato a la presidencia de Irak, en una imagen de archivo afp_tickers

(AFP)

Seis meses después de las elecciones legislativas, las instituciones iraquíes siguen paralizadas: el miércoles, el parlamento iraquí fracasó por tercera vez en elegir al presidente del país, de quien depende el nombramiento de un primer ministro y el resto del calendario político.

Y no hay una salida a la vista en esta crisis política, a continuación las claves de esta parálisis.



-¿Por qué el parlamento no elige a un presidente?

En el origen del bloqueo están las fracturas en el seno del «bloque chiita», es decir, las diferentes corrientes del chiismo, religión mayoritaria en Irak.

El destacado líder chiita Moqtada Sadr afirma que en las elecciones de octubre de 2021 su corriente ganó las elecciones con 73 diputados electos, sobre un total de los 329 del Parlamento.

Sadr formó una coalición con los partidos sunitas y el Partido Democrático de Kurdistán (PDK), con un total de 155 de los 329 escaños del legislativo.

Esta coalición apoya a Rebar Ahmed del PDK como presidente –un cargo honorífico pero de quien depende la designación del primer ministro- y espera que el cargo de primer ministro lo asuma su primo y cuñado Jaafar al Sadr.

Moqtada Sadr quiere romper así con la tradición del «gobierno de consenso», sistema en el que todos los partidos chiitas se reparten el poder, para implementar un «gobierno de mayoría» dirigido por su primo, actual embajador de Irak en Londres.

El gran rival de esta coalición, también chiita, incluye al ex primer ministro Nuri al Maliki y a la proiraní Alianza de la Conquista, que espera cerrar el paso a Moqtada Sadr. Esta coalición dice contar con unos 130 diputados.

Como en los primeros dos intentos del 7 de febrero y el 26 de marzo, este bloque chiita boicoteó la elección, privando al parlamento del quórum de dos tercios para que se procediera a la votación.

Este bloque se opone de esta manera al proyecto de Moqtada Sadr de constituir un «gobierno mayoritario» del que estaría excluido.

-¿Qué perspectivas hay?

El Parlamento no informó de ninguna nueva fecha para un cuarto intento, lo que «indica que no hay perspectiva alguna de resolución de la crisis (…)», según el politólogo iraquí Ihsan al Shamari.

De momento, el presidente actual, Barham Saleh, candidato a su sucesión, y el primer ministro Mustafa al Kazimi, siguen gestionando el día a día.

– ¿Qué dice la Constitución?

El presidente debe ser elegido en los 30 días siguientes a la primera sesión del nuevo parlamento, que se celebró el 9 de enero. Como la fecha límite ha sido ampliamente superada, «estamos ante una violación de la Constitución», dice el jurista Ahmed al Sufi.

la Corte Federal, la instancia judicial más importante del país, dio plazo hasta el 6 de abril a los diputados para dotar a Irak de un jefe de Estado. Pero los jueces solo pueden dar su opinión y no pueden tomar iniciativas políticas, al margen de «constatar la violación de la Constitución», según Soufi.

La clave de la salida de la crisis no está en manos de la ley sino de la política.

El Parlamento podría autodisolverse y convocarse nuevas elecciones. Para ello es necesario que un tercio de los diputados presenten el proyecto de autodisolución y que sea adoptado en el parlamento por mayoría simple.

El politólogo Hamza Hadad considera esta opción poco probable, «pues no hay voluntad política». Además, como lo demostró la alta abstención en las dos pasadas legislativas, «hay muy poco apetito entre los iraquíes para ir a votar».u

Fuente: swissinfo.ch