La Unión Europea y Estados Unidos cerraron un acuerdo para suministrar a Europa más gas natural licuado (GNL) procedente del país norteamericano, mientras el bloque busca frenar rápidamente su dependencia de los combustibles fósiles rusos.
Estados Unidos y la Unión Europea han cerrado un nuevo acuerdo para aumentar la importación de gas natural licuado a los Veintisiete.
En total, serán 15.000 millones de metros cúbicos más este año de lo que se envía hasta ahora, justamente lo que la Unión Europea calcula que dejará de depender de Rusia. Estados Unidos se compromete a enviar 50.000 millones de metros cúbicos para 2030.
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Asimismo, los dos bloques crearán un grupo de trabajo conjunto para diversificar la importación de gas licuado, así como reducir la dependencia de Rusia.
Un gas que sale caro
La Comisión Europea ha propuesto reducir su dependencia del gas ruso unos dos tercios este mismo año, pero para ello necesita más que nunca a Estados Unidos, y también a otros países, como Catar, a su vez que necesitará apostar más por las energías renovables.
Pero la factura no sale gratis. El gas licuado es mucho más caro que el que se transporta desde Rusia, porque hay que convertirlo, transportarlo y luego distribuirlo entre todos los países, y no todos tienen un almacenaje adecuado.
La Unión Europea quiere reducir los precios del gas y para ello promete que para octubre se tenga un almacenaje del 80% ya este año, con el objetivo de evitar disrupciones que hagan disparar los precios como ocurre actualmente.