El secretario general de la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima, Silala y Recursos Hídricos Internacionales (Diremar), Emerson Calderón, consideró este miércoles que la disputa entre Bolivia y Chile por el río Lauca será dilucidada en la agenda bilateral de ambos países.

Esta vieja disputa entre ambos países fue reactivada de manera sorpresiva durante los alegatos orales por las aguas del Silala en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde la propia agente chilena Ximena Fuentes hizo mención al Lauca.

Fuentes dijo a los jueces de la CIJ que Chile acudió ante el tribunal instalado en La Haya (Países Bajos) porque —en su criterio— ha resultado imposible poner fin al diferendo del Silala por medio de un acuerdo y añadió que no es la primera vez que ambos países han tenido opiniones contradictorias sobre el uso de aguas internacionales.

Y, en ese contexto, la agente chilena citó que, por ejemplo, existe “otra disputa de larga data entre Chile y Bolivia sobre el río Lauca”, donde, a diferencia del caso Silala, el vecino país es el Estado aguas arriba y el Estado Plurinacional es el Estado aguas abajo.

Sin embargo, “consideramos que no correspondía hacer una alusión a una controversia que no está en este momento en disputa ante la Corte Internacional de Justicia, tal vez (se quiso) tratar de confundir a la Corte, pero nosotros hemos considerado que no era pertinente esa cita”, afirmó Calderón en una entrevista con La Razón Radio.

De hecho, en el cierre de la segunda ronda de sus alegatos orales ante la CIJ sobre el estatus y el uso de las aguas del Silala, el agente boliviano Roberto Calzadilla recordó a los jueces de ese tribunal que el río Lauca fue desviado por Chile tras la mención de Fuentes.

Es así que hemos “sido claros en determinar (ante la CIJ) de que el año 1962 Chile desvió unilateralmente las aguas del Lauca a través de una enorme canalización instalada en su territorio”, señaló Calderón.

Además, el funcionario remarcó que en ese caso “sí hubo un desvío del curso natural de las aguas hacia Bolivia, sin considerar los derechos e intereses de este país y sin cumplir las obligaciones del derecho internacional que en esa época se imponían”.

“Entonces, esa es fundamentalmente nuestra respuesta sobre un asunto que no está en disputa y obviamente será en la agenda bilateral de ambos países en las que se ha de dilucidar este asunto, que (…) se encuentra inscrito como una disputa, como una controversia, aún pendiente de solución desde la época de los años 60 del siglo pasado”, apuntó.