¿Dónde están?: Madres de desaparecidas claman por sus hijas y por políticas para evitar más crímenes

 

Fuente: Unitel

 

 

«¿Dónde están?» es la pregunta que se hacen madres que no encuentran a sus hijas desaparecidas, algunas desde hace varios años. Una cuarta parte de las desapariciones no se resuelven en Bolivia y un informe revela que la mayoría son mujeres víctimas de explotación sexual o feminicidios.

 

«Pienso que está viva mi hija. Debe estar en contra de su voluntad, en algún lado mi hija», señaló Lidia Ramos, madre de Juliva Nina Ramos, desaparecida el 2014.

Han pasado ocho años desde la desaparición de Juliva y esta madre está dispuesta a escudriñar en la historia una y otra vez para encontrarla, pese a que ya recibió amenazas.

“Cuando estoy sola me arrodillo y tengo que clamar a Dios para que mi hija vuelva. La quiero tener otra vez conmigo”, dijo la madre de Juliva.

Juliva tenía 21 años cuando salió a pasar clases en la Universidad Pública de El Alto (UPEA) y no volvió más. Esta es solo una de las miles de historias de mujeres que desaparecen en Bolivia y cuyo destino se desconoce.

Un informe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen revela que el 2021 el 28% de las denuncias de personas desaparecidas no fue resuelto. Mientras que en el primer trimestre del 2022 se continúa con la investigación del 35% de los casos.

 

Los ojos se le inundan de lágrimas a María Hurtado, otra mujer que busca a su hija que desapareció en Santa Cruz.

Yo sé que está en las redes de trata, porque si no estuviera o se ha ido con alguna persona,  después de tanto tiempo me llamaría”, dice Hurtado.

Dayana Algarañaz desapareció con 20 años de edad, el 20 de junio de la gestión 2015.

Desapareció sin dejar rastro y la presunción de su madre de que fue víctima de trata es respaldada por datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito que reveló que en Bolivia se captan mujeres principalmente con fines de explotación sexual.

Se estima que un intermediario cobra alrededor de 2 mil dólares por cada víctima.

Una adolescente de 17 años denunció que el pasado 25 de enero fue captada a través de redes sociales y luego la abandonaron en un alojamiento de la ciudad de El Alto. La familia la buscó por 48 horas.

“Me han violado siete veces o más todavía y no me han creído. (Dicen) que yo me he autosecuestrado. Apenas me estoy recuperando, no puedo dormir”, dice quebrada en llanto la adolescente.

Qué explicación dan las autoridades a las desapariciones

En la fuerza anticrimen señalan que gran parte de los casos de desaparición de mujeres ocurren por problemas de conducta o problemas familiares. Esa es la explicación oficial.

“El rango de edad es de 13 a 17 años. Es decir son menores de edad la mayor cantidad de casos. Y los casos que se encuentran registrados son principalmente por problemas de conducta, inmadurez, rebeldía, consumo de bebidas alcohólicas”, dijo Jhonny Chávez, director nacional de la Felcc.

EL CASO ZARLET

No es el caso de Zarlet Clavijo, la joven que desapareció el 2012, cuando tenía 17 años.

“He recibido evidencias concretas de que está viva y está capturada contra su voluntad, contrario a lo que ha tratado de decir antes de que ella se fue por voluntad propia”, Marcela Martínez, la madre de Zarlet.

Diez años después, continúan los silencios y las incertidumbres. Este caso es uno de los más emblemáticos de desaparición de mujeres en Bolivia. Ha causado una ola de solidaridad, mientras la familia no deja de buscarla.

SIN POLÍTICAS CONTRA LA DESAPARICIÓN

Trata, explotación sexual y, a veces, problemas personales o de conducta. A esas explicaciones sobre la desaparición de mujeres, se suma otra que ha causado una ola indignación en el país: la violencia machista, un mal que está lejos de erradicarse.

Iris y Lucy son víctimas emblemáticas. Fueron captadas por redes sociales, luego asesinadas y enterradas en el patio de un feminicida serial en El Alto. Mientras, Wilma y Valeria fueron asesinadas por sus ex parejas.

“Son decenas de mujeres en Bolivia que aún no han regresado a casa y las mamás exigen a las autoridades que no dejen de investigar”.

«Una mamá no puede olvidarse de su hija», señala la mamá de una víctima de desaparición.

«Nuestras autoridades asuman su responsabilidad con acciones y lineamientos de investigación que es lo que no tenemos con nuestros familiares que desaparecen», dice otra madre.

¿Dónde están?, es la pregunta irresuelta para decenas de madres de familia que desconocen el destino de sus hijas. Pero el encontrarlas es solo una de las tareas pendientes, la otra, más grande y sin respuesta del Estado es ¿Qué se está haciendo para evitar más desapariciones?