El gobierno de Indonesia decidió embargar las exportaciones de aceite de palma. El primer productor mundial de este producto, esencial para la industria alimenticia mundial, sufre desde hace meses una escasez y aumento de precios que ha llevado a largas colas. Yakarta busca prevenir la profundización de las tensiones sociales.
En Indonesia, el aceite de palma es un producto ancestral que se utiliza para cocinar. Sin embargo, esta grasa vegetal se ha convertido en una de las estrellas de la producción mundial de alimentos, por su, hasta ahora, bajo precio y gran capacidad de conservación. En los últimos años, los productores indonesios eran capaces de abastecer el mercado local y el internacional.
La situación cambió en febrero, con el inicio de la guerra en Ucrania. El conflicto puso en tensión el mercado mundial de los aceites vegetales, ya que gran parte del aceite de girasol del planeta se producía en Rusia y en Ucrania. Esta escasez de semillas de girasol llevó a un fuerte aumento en los precios del aceite de palma y, en consecuencia, de otros muchos alimentos. El precio del aceite de palma bruto había subido el miércoles casi un 10% antes del inicio del embargo en la bolsa de Kuala Lumpur (Malasia), situándose un 63% por encima de los niveles de hace un año.
Esta subida de precios llevó a los productores locales a preferir exportar su grasa vegetal en vez de venderla localmente a consumidores que no podrían pagar los altos precios que pagan los compradores extranjeros. Indonesia produce el 60% del aceite de palma del mundo, y hasta ahora un tercio de esa producción se dedicaba al mercado interno.
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Largas colas y descontento social
Los 270 millones de indonesios tienen muchas dificultades desde principios de año para comprar su grasa vegetal preferida. Los consumidores más modestos a veces deben esperar horas en centros de distribución a precios subvencionados. El encarecimiento de los alimentos ha contribuido a la caída de la popularidad del presidente en sondeos recientes y ha provocado manifestaciones en varias ciudades.
Ante el aumento del descontento social, el gobierno indonesio ha tomado la decisión de embargar este oleaginoso estrella del archipiélago. «Todos los productos», incluido el aceite de palma bruto, «están cubiertos por un decreto del ministerio de Comercio». El presidente indonesio Joko Widodo señaló que el suministro de la población era «la prioridad más alta». «Como mayores productores de aceite de palma, es irónico que tengamos dificultades en obtener aceite para cocinar», dijo pidiendo la ayuda de los productores.
Yakarta prevé reanudar las exportaciones cuando el precio al por mayor del aceite de cocción vuelva a sus niveles normales. Este embargo hace presagiar una mayor tensión en el mercado de las grasas alimentarias, con un posible aumento de los precios.
Con AFP.