Los libaneses venden su oro para sobrevivir a la terrible crisis económica

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Golpeados por la peor crisis económica de su historia desde hace dos años y medio, los libaneses luchan por satisfacer sus necesidades básicas. El salario mínimo, que equivalía a 450 dólares, ha bajado a 25 dólares. La libra libanesa ha perdido más del 90% de su valor, lo que ha provocado una inflación de tres dígitos y un aumento de los precios. El Estado en bancarrota ya no proporciona los servicios sociales y sanitarios más básicos.



Por Paul Khalifeh, corresponsal de RFI en Beirut

La clase media libanesa ha desaparecido y el 80% de la población vive por debajo de la línea de pobreza. Los salarios se han vuelto irrisorios y el poder adquisitivo se ha hundido. Una de las manifestaciones de la crisis fue la congelación de los ahorros de los clientes por parte de los bancos. En el primer año de la crisis, en 2020, los libaneses intentaron añadir valor a sus ahorros «vendiendo» sus depósitos bancarios.

En una primera etapa, recuperaron la totalidad o parte de sus ahorros mediante cheques bancarios, ya que los bancos ya no proporcionaban liquidez o muy poca. En un segundo paso, vendieron estos cheques en el mercado paralelo con pérdidas. Por ejemplo, un cheque de 1.000 euros se vendió por 800 euros en efectivo. Con el paso de los meses, el valor de los cheques bancarios se redujo a sólo el 15% del importe en efectivo. Hoy en día, los cheques bancarios no tienen ningún valor porque ya nadie los acepta.

Parte de este dinero ha sido atesorado. Pero es difícil saber la cantidad exacta. Los expertos proponen cifras que oscilan entre los 5.000 y los 7.000 millones de dólares. Para sacar el máximo provecho de su dinero y afrontar los días difíciles, los libaneses han acumulado su riqueza comprando tierras e inmuebles. Y muchos han comprado oro, considerado un refugio seguro. Desde el último trimestre de 2021, y debido al agravamiento de la crisis, los libaneses se ven obligados a vender su oro para financiar sus gastos diarios y pagar sus facturas, especialmente las relacionadas con el transporte y los generadores privados que suministran electricidad.

Este fenómeno ha aumentado en los últimos cuatro meses, según el presidente del sindicato de trabajadores de la joyería, Boghos Kordian. La clase media, o lo que queda de ella, casi ha agotado sus reservas de divisas. No tienen otra alternativa que desprenderse de su oro y sus joyas.

Radio Francia Internacional