Macron y Le Pen tienen dos semanas para convencer

La 2a vuelta entre Macron y Le Pen es el 24 de abril. AP – Lewis Joly


‘Todo menos Macron’, para los unos; ‘todo menos Le Pen’, para los otros: en los 13 días que restan para el balotaje, Macron y Le Pen estarán enfrascados en una carrera contrarreloj para convencer a los millones de electores que no votaron por ellos en la 1ª vuelta.



Por Macron votó un poco más de la cuarta parte de los electores (27,6%); por Le Pen, un poco menos de la cuarta parte de los electores (23,4%). Ambos candidatos tendrán pues que esforzarse por afinar sus propuestas y su imagen.

¿Es el discurso de Le Pen «racista», como dice Macron? ¿Es una líder «xenófoba» como denuncian otros?

La líder ultraderechista, en su tercer intento por llegar al Elíseo, ya no es percibida en todo caso por una mayoría de franceses como una amenaza. Ella misma se presenta como la defensora de las clases populares y del poder adquisitivo para capitalizar el descontento con «el presidente de los ricos», que quedó reflejado en la protesta de los «chalecos amarillos» en 2018 y 2019.

El programa de la heredera del Frente Nacional (FN) propone rebajar el IVA de combustibles, gas y electricidad del 20% al 5,5%, eximir del impuesto de la renta a los menores de 30 años y duplicar las ayudas a las madres solas, entre otras medidas.

Aunque Le Pen suavizó su discurso para parecer menos radical, sus planes también incluyen las propuestas tradicionales de la ultraderecha: ayudas sociales solo para franceses, expulsión de clandestinos, prohibición del velo islámico en público, etc.

Ante esta imagen más moderada, Macron intenta resucitar el miedo al «peligro extremista», cargando contra su rival ultraderechista que, en su opinión, «miente» a sus electores y tiene un discurso «racista».

El mandatario centrista, cuyo gobierno adoptó desde finales de 2021 medidas para limitar el alza del precio de la electricidad para empresas y hogares y compensar el aumento de la inflación, busca retomar en su segundo mandato su perfil más liberal.

«Presidente de los ricos». Ésa es la percepción negativa con la que carga el mandatario saliente, reforzada por la reciente polémica sobre el uso de consultoras por el gobierno, especialmente la estadounidense McKinsey.

Su propuesta estrella consiste en retrasar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años. Además, propone rebajar los impuestos de las empresas en casi 11.000 millones de dólares, el «renacimiento» de la energía nuclear y aumentar la pensión mínima. Todo esto es mal visto por los electores del izquierdista Melenchon, tercero el domingo con casi 22% de los votos, quien llamó sin embargo a no dar ni un solo voto a Le Pen.

En el marco de la guerra en Ucrania, Le Pen ha dicho que está a favor de abandonar el comando integrado de la Alianza, el cual fija la estrategia militar de la alianza, lo que sería otro revés para la Unión Europea (UE) tras la reelección del húngaro Viktor Orban la semana pasada.

La coyuntura internacional no es, sin embargo, la principal preocupación de los franceses a la hora de votar. La pérdida de poder adquisitivo es desde hace meses la principal inquietud, agudizada por el alza de la energía tras la guerra en Ucrania.

En su discurso tras pasar a la segunda vuelta, Le Pen defendió su visión de «reunir a los franceses en torno a la justicia social y la protección, garantizada por un marco fraternal en torno a la idea milenaria de nación», que opuso a «la división, la injusticia y el desorden impuestos por Macron en beneficio de unos pocos».

con AFP

Radio Francia Internacional