Entre ironías y sarcasmos masistas

 

Ironías masistas en la política, hay demasiadas. “Nadie ha escrito o hablado tanto de la honradez sin honradez, nunca nadie escribió tanto sobre el dinero sin dinero”, decía Marx refiriéndose a él mismo, y a quien lo tienen como ídolo muchos líderes actuales del MAS, sin conocer ni siquiera quien era este personaje.



Esta percepción de hablar por hablar, podríamos referirla o aplicarla a nuestros políticos. Cuántas similitudes esconde la historia masista en el gobierno. Nadie ha escrito o hablado tanto de la honradez sin honradez. Nadie ha criticado tanto a la religión sin religión, sin creer en ella, como en cada fiesta religiosa lo vemos a Evo Morales, al propio presidente o a Choquehuanca el último “Inca” levantando el nombre de Jesús, para que Lázaro masista se levante y ande.

Muchos de los masistas hechos los de la izquierda no han visitado nunca una fábrica y hablan a los obreros sin mezclarse con ellos. O que mejor ejemplo de lo que sucedió en la dirigencia universitaria, que, sin ser estudiantes probos o profesionales (pero si reprobados en todo) manejaron y controlaron recursos, mas decisiones importantes en la vida institucional. Es una ironía sin precedentes de nuestra historia democrática, sacan sus ideas de algún vivaracho que leyó algún libro, predican sobre los refugiados sin conocerlos, hablan de la pobreza sin pobreza, hablan del hambre bien alimentados.

Este principio de participación, de encarnación y de experiencia en el partido gobernante es muy importante en el quehacer político diario que impone el jefe del partido, que lo acata el presidente, que lo obvia el vicepresidente indígena, pero que definitivamente es lo contrario de lo que pregonan en los principios del Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso) y Ama Quella (No seas flojo) que impusieron al inicio de la asunción al poder de Morales. No existe credibilidad y autoridad moral. Es todo lo contrario, es ironía la política que practican.

Los jóvenes masistas de hoy no han llegado a eso por una evolución, reflexión o maduración intelectual. No les ha dado tiempo. No han extraído sus conductas de sus ideas, sino que son los nuevos “prósperos” que actúan por impulsos, venganza, rencor, odio o revancha con otras posiciones políticas que representan otros partidos y porque no decirlo, de otra región, raza, culto o credo. Descuidan el aspecto, adoptan formas bohemias, pensando que así comulgan con la juventud o con los artistas. Por el odio no se llega a la democracia. Son los retoños idealistas de Marx o de Lenin. Los “faustinos” de hoy, los jóvenes narcos del Chapare o los llamados progresistas representan mejor su espíritu ambicioso y se convierten en puro instinto revolucionario para terminar con el mundo burgués que constituye el dominio político de la animalidad, la sociedad deshumanizada. Se es socialista antes de ser rico, por un volcán de pasiones. No es de extrañar que Marx, al final de sus días, viendo la orientación de los nuevos cachorros, exclamase, “si eso es ser marxista yo no soy marxista”. Estos jóvenes ricos y dirigentes masistas, no son marxistas, pues son ricos y burgueses.

Las noticias sobre la descomposición ética y moral en todo ámbito están distrayendo la atención de los problemas por los que Luis Arce Catacora presumía hasta hace solamente un par de años: la economía hace aguas en todos los frentes. Y de ello hay bastantes ejemplos, lo MAS preocupante, la “Renta Dignidad”, clara prueba de como se viene desmoronando el modelo económico de Luis Arce en Bolivia. Es irónico, el conocer que existe un anteproyecto de ley que pretende imponer descuentos de entre 0,3% y 3% a quienes perciban ingresos a partir de Bs. 2.164 para financiar parte del pago de la Renta Dignidad.

Esto sucede tan solo a pocas semanas después de que se impusiera un incremento del 4% al salario mínimo por el Día del Trabajador. Es decir, están a punto de restar lo que acaban de incrementar, pero, además, el contribuyente boliviano aporta para los subsidios de los que viven las estatales deficitarias o en quiebra que financian otra parte de la Renta Dignidad. Ironía pura…

Evo Morales, por su lado, siempre ha estado y está en campaña, su prioridad es estar en la palestra, sin importar si afecta a la oposición, a su propio partido o al país, e irónicamente habla todos los días de la unidad existente al interior de su partido, cuando la realidad es que existen varios proyectos políticos en formación, sin necesidad de que sea la sigla del MAS la que sustente una u otra candidatura en contra de este nefasto, mentiroso líder, lo que lo está obligando   a iniciar de manera anticipada su campaña electoral, sin considerar la fragmentación de su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS).

La palabra ironía tiene distintas acepciones: es una burla fina y disimulada, una figura retórica que denota el cambio abrupto de una situación, o la incongruencia que puede existir en una circunstancia dada, para que podamos contextualizar el mensaje que recibimos a diario de los políticos bolivianos.

Mientras que el sarcasmo, que también escuchamos demasiado, es la utilización de la ironía como recurso para ofender o insultar a otra persona. Cuando se utiliza la ironía para denigrar u ofender a alguien, enmascarando el mensaje, se transforma en una especie de insulto denominado, se llama sarcasmo.

Podemos citar varios ejemplos donde la población se da cuenta del uso descarado de estos recursos, como ser:

El comandante de la Policía asegura que se presenta a detenidos con su “pleno consentimiento”, no es más que un sarcasmo notorio, donde el perjudicado seguramente le podría contestar: Gracias, no esperaba menos de ti. (Cuando le ha provocado algún perjuicio)

Identifican a 75 docentes sin título académico en UMSS de Cochabamba, como es el caso de Álvaro García Linera, es otro claro ejemplo de ironía o paradoja tal como: Una casa de arreglos que se jacta de poder arreglarlo todo, en donde no funciona el timbre.

Paraguay presenta proyecto de corredor bioceánico sin Bolivia; Montaño dice que es solo “una propuesta” Esta frase del ministro, es una clara oración con ironía como aquella “La fiesta fue un éxito. (Cuando nadie ha asistido)

Y es de esta manera que los bolivianos vivimos en un país lleno de paradojas, de ironías y mentiras de parte de los gobernantes, sean estos del poder central o de los poderes sub nacionales. Es así que a Evo Morales le podemos decir que nunca hemos oído tantas cosas certeras (Cuando en realidad siempre habla idioteces que no aportan en nada); Al presidente Arce le podemos señalar ¡Que buena suerte tiene el país de contar con él!! (Cuando las cosas vienen saliendo mal y no hay luz al final del túnel); Al vicepresidente decirle que nos sentimos orgullosos de que sea el último inca (Cuando en realidad es un simple aimara y no quechua)

Pero este infortunio no es solamente de los masistas, también vemos otros descarados políticos que nos quieren mostrar algo que no son, como Johnny Fernández cuando nos muestra videos de que está trabajando y nosotros nos preguntamos ¿no estará cansado de trabajar? (Cuando se sabe que la vida se la ha pasado sin trabajar y viviendo a costa de la política) Lo peor es su opositor, quien sale en conferencia de prensa y se da cuenta de que metió la pata, y nos hace dar cuenta de la suerte que tenía de haber seguido consejos de quien pensaba era su mejor maestro en política (Cuando vemos que siguió los consejos y todo le salió mal)

Creo que los bolivianos tenemos que entrar en aquella sinfonía, el de ser irónicos y sarcásticos. Tenemos que aprender a decirles a las Galindo que son mujeres lindas y bien arregladas, o a las Patty: “Señora, no sé si notó que tiene un poco de maquillaje en su cara”. (Cuando es notorio su disfraz ante la prensa y el poder judicial)

Al ministro de Justicia, hacerle notar que en su momento era el más callado y que hoy en día se convirtió en un reconocido locutor del TC. A Gustavo Torrico, el nuevo viceministro, quien dijo que no descansaría hasta alcanzar la paz. Y que desde que lo conocemos como funcionario público, declaró varias guerras.

Y así continuaremos viendo, leyendo, escuchando cientos de ironías y sarcasmos hasta que, por la calle del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, veamos un grafiti que nos calle para siempre diciéndonos que: “Esta granja ya no produce huevos”

 

Alberto De Oliva Maya