Gary Rodríguez: «Me siento más que un triunfador: estoy vivo y vencí varias veces a la muerte»

 

El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) dice que se siente un cruceño nacido en Cochabamba y cuenta cómo llegó a seguir la senda de la fe cristiana, hasta llegar a ser pastor.

Fuente: Página Siete / La Paz



Supera los 70.000 seguidores en su página de Facebook como pastor cristiano, pero su perfil personal registra más interacciones con su público porque allí cuelga sus columnas de opinión, fotos y logros familiares. Gary Rodríguez, más allá de su faceta de estudioso del comercio exterior, es un divulgador espiritual que ha sido golpeado por la pandemia y que ahora saca fuerzas de su fe para superar esta coyuntura.

Rodríguez es un cochabambino adoptado por Santa Cruz en 1969, cuando emigró siguiendo a sus padres. Y es un hombre perseverante en sus tareas: tiene 35 años en el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), más de 30 años de matrimonio con Jannet Velasco y más de 20 años abrazando la fe cristiana.

Rodríguez junto a su esposa, la economista Jannet Velasco. Foto: Facebook de Gary Rodríguez

También es un hombre polémico, como cuando aprovecha el 1 de Mayo para reivindicar al empresariado o como en su descripción del “Modelo de Desarrollo Cruceño: Factores y valores que explican su éxito” (2021), su más reciente libro en coautoría con Carlos Hugo Barbery, Óscar López y Pablo Mendieta.

En esta entrevista, Gary Rodríguez cuenta más sobre esa parte de su vida menos conocida por la opinión pública, pero bastante cercana a muchas personas de su filiación religiosa.

Sus seguidores están pendientes de su salud. ¿De qué manera le afectó la pandemia y cómo se encuentra ahora?

Más que hablar de mis seguidores en Facebook preferiría llamar “amigo” a cada persona que se ha preocupado por mi salud desde 2020. Al igual que a muchas personas en el planeta, puedo afirmar que la Covid-19 me cambió la vida. No es fácil estar al borde de la muerte -de hecho, lo he estado en varias oportunidades-, pero sufrir y ver sufrir a mi esposa e hijo menor, por la pandemia, me golpeó profundamente. Sin temor a equivocarme, puedo decir que  no soy el mismo de antes, estoy viviendo una nueva oportunidad de vida que me dio el Señor; no sé si será la última, sólo él lo sabe.

Un colapso nervioso derivó en que usted abrazara la fe cristiana hace muchos años. ¿Cómo fue ese proceso?

Como se suele decir, de lo malo siempre puede salir algo bueno, y éste es mi caso. El exceso de trabajo y de preocupaciones, pero también el llevar una vida desordenada, me llevó a sufrir un surmenage, primero, y luego a tal descontrol que solamente Dios y mi esposa Jannet saben lo que sufrí. Mis hijos no se enteraron, Christian tenía 3 años y Miguel Ángel, apenas 2. Tomaba pastillas para dormir, porque no podía dormir, y tomaba pastillas de día, para no dormir, porque tenía que trabajar. Mi cuerpo disfuncionó, no podía controlar algunos músculos; ni qué decir de mi mente, sostener una conversación por dos minutos me resultaba imposible, perdía el hilo. En tal situación, recuerdo que el neurólogo Édgar Puch me dijo que “debía tomar vacaciones si no quería colapsar”. Por supuesto que yo no consideraba tal posibilidad, ni soy “trabajólico” ni “adicto al trabajo”, sino que el exceso de responsabilidad y la pasión por la excelencia me llevó a lo largo de mi vida a dedicar más tiempo a cada cosa que hago. Lo cierto es que, justo cuando me atendía de ese mal y me hacía los exámenes médicos, falleció un paciente con igual cuadro que el mío y me llevaba apenas con 5 años. Por entonces yo tenía 35. Decidí viajar al exterior para descansar, pero volviendo al país recaí. Hasta que un día de agosto de 1997 decidí rendirme ante Dios, dispuesto a renunciar a todo lo mío, para que él se hiciera cargo de mi vida, y así fue. Nunca me arrepentí. Si bien sigo con algunas secuelas de la covid, nada ni nadie me separa del amor de Cristo, ni los sinsabores de la vida, ni el herpes zóster costal, que por más de un mes vengo sufriendo: en mi debilidad, Dios me fortalece.

Usted dijo que todos sus artículos fueron escritos previa oración a Dios. ¿Eso se equipara a cuando otras personas lo hacen previo a un acullico o un agradecimiento a la Madre Tierra? ¿Qué opina de otras espiritualidades?

Soy absolutamente respetuoso, aunque no puedo estar de acuerdo con todas ellas, cuando éstas no coinciden con la palabra de Dios, el Manual de Vida que Dios nos dejó para ser salvos. Hay un adagio que dice “Todos los caminos conducen a Roma”; sin embargo, sólo un camino conduce a la salvación del alma por la eternidad, Jesucristo (…). Cuando voy a escribir, así como en lo cotidiano de mi vida, siempre le he pedido a Dios Padre, en el nombre de Jesús, que su Espíritu Santo me guíe en lo que voy a hacer. Muy particularmente, cuando escribo mis columnas, le pido a Dios inspiración de lo alto, para no equivocarme, porque sé de la alta responsabilidad que implica poner nuestros pensamientos, sabiendo que “lo que está escrito, escrito está”.

El representante del IBCE en un festejo de cumpleaños. Foto: Facebook de Gary Rodríguez

 

 

¿Qué significa para usted haber logrado ser anciano y pastor en su iglesia? ¿Esa condición le trae algunos privilegios?

El cristianismo, de acuerdo con la sana doctrina, consiste básicamente en servir, nunca en servirse de ello. Esto último no tiene nada que ver con Jesucristo, quien dijo que él no había venido para ser servido, sino para servir, y muchos ejemplos nos dio de ello; de tal manera que, si Dios nos regala un talento, un don, si Dios nos da vida, salud, dinero, conocimiento, una posición, prestigio o poder, todo, absolutamente todo debe ser para servir a la gente, primero, llevándola al conocimiento de la verdad para que sea salva -la Gran Comisión que nos dio Jesús, de predicar las Buenas Nuevas de salvación- pero también, para hacer buenas obras en favor de la gente, ayudándola en sus necesidades espirituales, físicas y materiales, y ambas cosas deben ser hechas por amor y con amor. Quien no ama a su prójimo, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. El haber llegado a ser Anciano, primero, y luego pastor, en mi congregación, fue un regalo del Señor (…) Lamentablemente este pensamiento y el ser consecuente con la sana doctrina de Jesucristo no es comprendido por todos y debido a eso se dan desviaciones de la doctrina, como el mal llamado “evangelio de la prosperidad”, que a muchos embelesa, con el cual no estoy de acuerdo, porque no se puede lucrar con la fe.

¿Hace cuánto  está en Santa Cruz y qué significa haberse asentado en esta ciudad? ¿Se ha sentido alguna vez un migrante?

Nos vinimos a Santa Cruz en 1969 porque mi papá se había trasladado años antes acá, por razones de trabajo; llegamos con mis dos hermanas, Mirtha (mayor) y Susana (menor) y en 1974 nació, en Santa Cruz de la Sierra, nuestra hermana “cambita”, Ana Karina. Por supuesto que nos sentimos migrantes en una tierra a la que hay que aprender a querer; una vez que adquirimos el “espíritu cruceño”, del cual hablo en el último libro que escribí, todo fue más fácil por el sentido de pertenencia que se adopta. Hoy por hoy, sin olvidar mi origen “cochala”, me siento “un cruceño nacido en Cochabamba” (como se estila decir por acá, el camba nace donde quiere); soy un agradecido a esta bendita tierra que da mil y una oportunidades.

Mueve con frecuencia sus redes sociales y tiene una respuesta interesante de sus seguidores. ¿Se siente un influencer? ¿Qué opina de los influencers?

Siempre me rehusé a entrar en las redes sociales, pero mis hijos insistieron en que lo hiciera y mi hijo Christian Alexis me creó un perfil en 2014 (Garyantoniorodriguezalvarez). De otra parte, Miguel Ángel, que es mi community manager, ha logrado cosas increíbles en muy poco tiempo con la página que me creó (www.facebook.com/PastorGaryRodriguez), siento admiración y agradecimiento por los consejos que me da. Tengo cuentas en LinkedIn, Twitter, Instagram y un blog para comunicarme con la gente, principalmente, como un termómetro desde el punto de vista económico, social y espiritual, para poder escribir apropiadamente mis columnas y realizar bien mi trabajo en el IBCE. Sin embargo, Dios y mi esposa saben que mi mayor interés por las redes tiene que ver con acercar a las personas al conocimiento de la verdad, que es Cristo. Stricto sensu, no me considero un influencer, ojalá lo llegue a ser para influenciar positivamente en las vidas de las personas. Me guardo mi opinión en relación con los “influencers”.

Siempre tiene buenas palabras para los periodistas. ¿Cómo es su relación con  ellos? 

Respeto muchísimo a los periodistas y valoro altamente su cotidiano trabajo, no siempre bien remunerado o reconocido por la sociedad, como debería ser. Soy un agradecido por cada periodista o comunicador amigo, a quien agradezco por tomarme como vocero; no recuerdo haber rechazado a algún periodista, alguna información que me hubiera pedido. He conocido a grandes periodistas hoy, cuando recién estaban empezando hace 35 años; creo que podría decir que nunca he tenido una desavenencia con alguno de ellos, mucho menos faltarles el respeto como personas.

A esta altura de su caminar, ¿siente que ha triunfado?

He recorrido un largo trecho de mi vida y, viendo los años que en teoría tengo por delante (muchos menos que las varias décadas ya transcurridas), he llegado a preguntarme si hubiera podido hacer más por mi país. Hice todo lo que pude, di lo mejor de mí, en todo momento, fui honesto con quienes confiaron en mí, en el campo profesional, y fui honesto con Dios, en el campo del trabajo espiritual (no remunerado, por cierto). ¿Si me siento un triunfador? Podría decir que mucho más que eso: estoy vivo, vencí varias veces a la muerte, tengo a mis dos padres vivos, una esposa incondicional que me acompaña, dos buenos hijos que Dios me regaló, una linda hija política y otra aspirante a serlo… gracias a Dios me valgo todavía por mí mismo, y, sobre todo, tengo a Cristo Jesús en mi corazón.

¿Qué planes tiene para los próximos años?

Mi pasado no lo puedo cambiar, bueno o malo, ya pasó; el futuro le pertenece a Dios, sólo él sabe lo que me depara el destino. Lo único que me pertenece es el presente, y trato de tomar buenas decisiones en función de las cosas que, entiendo, me faltan por hacer. Mi sueño es ver convertida a Bolivia en un país exitoso, con gente bien educada, con salud, con oportunidades de empleos dignos para todos, con una Bolivia que haya superado la pobreza, y creo que el comercio exterior podría ayudar a lograr gran parte de ello (…) . En suma, Dios sabe lo que yo quisiera hacer en los próximos años, estoy atento. Él dirá…

 

HOJA DE VIDA

  • Gary A. Rodríguez
  • Perfil Nació el 22 de mayo de 1962, en Cochabamba. Su esposa es Jannet Velasco y sus hijos se llaman Christian y Miguel Ángel.
  • Carrera Es magíster en comercio internacional y gerente general del IBCE. Estudió teología y es pastor en la Casa de Oración Bolivia.

 

Sin olvidar mi origen “cochala”, me  siento un cruceño nacido en Cochabamba (…) Soy un agradecido a esta tierra.
Stricto sensu, no me siento un influencer, ojalá lo llegue a ser para influenciar positivamente en las vidas de las personas.