Elena es otra enfermera con más de 15 años de experiencia en Neonatología y que también califica a la pandemia como la “peor experiencia”.
Fuente: ANF
Desde la llegada de la pandemia a territorio nacional, en marzo de 2020, los profesionales de salud se vieron obligados a cambiar su rutina en los hospitales de un día a otro debido al brote repentino de la enfermedad del coronavirus, entre ellos el uso de equipos de bioseguridad para evitar contagios. Hoy, si bien las cifras de infecciones bajaron en el país, el impacto emocional se hace evidente en el personal de enfermería que sufre ansiedad, miedo e incluso estrés.
Carla (38) trabaja hace más de 10 años en el hospital de la Mujer de la ciudad de La Paz. Tiene una mirada triste y al hablar sobre la pandemia se encoge y mueve la cabeza de un lado a otro y suspira. “Ha sido la etapa más difícil”, relata con la voz apagada y comienza a relatar su experiencia durante la atención de pacientes positivos en ese nosocomio.
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Cuenta que desde que se conoció sobre los primeros infectados en el país, el miedo se apoderó de los trabajadores en salud. ¿Qué es ese virus? ¿Vamos a morir? ¿Qué va a pasar? Esas eran las preguntas que hacían todos los días, pero sin respuestas. Hasta ese momento, antes de la pandemia, el personal de enfermería al igual que los médicos cumplía turnos de seis horas, pero con la enfermedad, la sobrecarga laboral se triplicó por la sobredemanda de pacientes, según Carla, pues ahora tienen que permanecer en el hospital hasta por 12 horas.
“En la primera, segunda y hasta tercera ola se ha trabajado 24 horas seguidas porque los pacientes llegaban todos los días, era agotador”, cuenta y al mismo tiempo recuerda que tenían prohibido tener contacto físico con las pacientes para evitar riesgos de contagio. Sin embargo, como las pacientes son mujeres que a punto de dar a luz, muchas veces Carla tuvo que romper las reglas y dar la mano a las pacientes para trasmitirles calma, aunque por dentro ella temía por su propia salud y la de su familia.
“He bajado de peso”, revela y muestra sus brazos delgados. Se acomoda en una silla de madera que hay en la reducida sala de enfermería y afirma que en la primera etapa de la pandemia fue las más críticas para los profesionales en salud debido a que desconocía sobre el virus y que muchos contrajeron la enfermedad, incluso ella, pero aún así tenían que seguir atendiendo a las pacientes que llegaban a dar a luz.