Moscú ‘logra recrear una realidad paralela’ con su ‘máquina propagandística’, dice periodista ruso

El reportero de Associated Press Yevgeny Maloletka señala el humo que se eleva tras el bombardeo de la sala de maternidad de un hospital en Mariupol, Ucrania, el 9 de marzo de 2022. AP – Mstyslav Chernov


En su clasificación anual, publicada este martes, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) sitúa a Rusia en el puesto 155, es decir entre los mayores enemigos de la libertad de informar. RSF señala que la invasión a Ucrania fue preparada por una «guerra de propaganda” que, como explica a RFI un periodista y sindicalista ruso, fabricó una “realidad paralela” para la audiencia.



Este Día Mundial de la Libertad de Prensa sabe especialmente amargo en Rusia. La guerra en Ucrania vino a darle el tiro de gracia a los derechos de los periodistas, como explica Pilar Bernal, vicepresidenta de Reporteros sin Fronteras.

“Vladimir Putin llevaba mucho tiempo creando todo un armazón legislativo para coartar la libertad de prensa, y esta guerra ha servido de pretexto para endurecer más la situación de los periodistas críticos con las políticas del Kremlin y, en concreto, contra esta ofensiva bélica”, sostiene.

“Ahora se enfrentan a peores multas y a la amenaza de tener que afrontar 15 años de cárcel si vierten ideas independientes o planteamientos más o menos libres de lo que está haciendo el Kremlin en Ucrania. Ese armazón legislativo enjaula aún más la ya debilitada y frágil libertad de prensa en Rusia”, subraya Bernal.

Incluso para los medios que no han sido suspendidos, las condiciones de trabajo se han visto afectadas. Andrei Jvirblis es periodista en una radio privada y es también secretario del sindicato de periodistas y trabajadores de medios en Rusia. Su labor se desarrolla en un clima hostil, asegura.

«Es realmente muy duro trabajar cuando hay temas que no te dejan abordar. El ambiente de trabajo cambió, hay más tensiones entre colegas, y eso no era el caso antes. Es como una guerra civil psicológica. Hay algunos que están a favor de la guerra y eso es muy duro. Y además hay muchos colegas que se fueron. Cientos que se exiliaron en Europa”, dice a RFI.

Jvirblis explica que en la otra esquina está la propaganda de Estado, tan sofisticada que el público no parece tener conciencia de lo que es real y lo que no.

«La gente no quiere hacer esfuerzos para buscar información imparcial y alternativa, porque consideran que es más sencillo prender el televisor y mirar la propaganda. Desde mi punto de vista de profesional, la máquina propagandística es increíble. Logra perfectamente recrear una realidad paralela», deplora.

El 15 de abril pasado, el Kremlin cortó el acceso a nuestra emisora Radio Francia Internacional (RFI).

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