¿Puede el gas natural licuado sustituir al gas ruso?

Para reducir su dependencia del gas ruso, cada vez más países recurren al gas natural licuado (GNL). Pero los volúmenes de este carburante disponibles no serán suficientes para satisfacer la demanda.

Por Marie-Pierre Olphand



50.000 millones de m3 adicionales de GNL. Esto es lo que Europa quiere importar de aquí a finales de año. De enero a abril de este año, las importaciones europeas ya han aumentado un 56% respecto al año pasado, con Estados Unidos como principal proveedor.

Bulgaria, a la que Gazprom le ha cerrado el grifo, negocia actualmente la compra de gas natural licuado a Estados Unidos y Egipto. Alemania ha alquilado cuatro unidades flotantes de almacenamiento y regasificación para aumentar su capacidad de importación de GNL. Las terminales de importación europeas se utilizan generalmente al máximo de su capacidad, hasta el punto de que algunas operaciones de mantenimiento se posponen.

Una oferta insuficiente frente a una demanda en alza

Pero Europa no podrá seguir importando al nivel de principios de año: los volúmenes de GNL previstos en el mercado son inferiores a la demanda. Antes de 2026, incluso serán muy limitados, opinan expertos. Y algunos de ellos ya han sido contratados. La importación será tanto más complicada cuanto que Europa compite con Asia, que también quiere comprar GNL.

Este crecimiento de la demanda más rápido de lo previsto, frente a una oferta que no está a la altura, es indicativo de un déficit estructural, según los agentes del sector. Como resultado, los precios están subiendo y la volatilidad está aumentando, según el último informe del Grupo Internacional de Importadores de GNL.

La batalla por la compra de GNL podría tener otra consecuencia, según Vincent Demoury, Delegado General del GIIGNL (Grupo internacional de importadores de gas natural licuado): podría atraer cargamentos a países con fuerte poder adquisitivo, que por tanto pagarían más, en detrimento de países como Bangladesh o Pakistán, que se verían obligados a sustituir esos volúmenes por carbón o petróleo. Esto afectaría al ritmo de su transición energética.

Por tanto, la solución para sustituir el gas ruso a largo plazo no puede basarse únicamente en el GNL. Según los expertos, en algún momento también tendrá que implicar una reducción de la demanda por parte de los particulares y la industria.

Radio Francia Internacional