Scarpellini: “Incendio en Senkata habría matado a 20 mil personas”; militares evitaron la tragedia

Informes de noviembre de 2019 dan cuenta de que el sistema antiincendios se activó luego del inicio del ataque violento contra la planta de Senkata (por afines de Evo Morales, tras la renuncia de éste) que podría haber ocasionado una catástrofe en El Alto, poniendo en riesgo la vida de miles de personas y de toda la infraestructura en al menos alrededor de 5 kilómetros a la redonda.

  • Eugenio Scarpellini, exobispo de El Alto, fallecido en 2020. | diariolasamericas
Fuente: Los Tiempos

Monseñor Eugenio Scarpellini (+), antes de su deceso, en una entrevista con un medio internacional, reflejó la violencia que se generó en El Alto, luego de la renuncia de Evo Morales, que podría haberse cobrado la vida de por lo menos 20 mil personas con el asalto a la planta de Senkata y que derivó en la muerte de 11 personas en confrontación entre civiles y militares.

“En ese momento hay un hecho extraordinario de violencia muy duro, de violencia, que obligó al Gobierno, con el resguardo de las Fuerzas Armadas, a entrar a la planta procesadora de gasolina para llevarse la gasolina y distribuirla en la ciudad. Se realiza sin problemas, salen las cisternas, se las llevaron e inmediatamente, 10 minutos después, comienza un grupo de asalto que quiere incendiar esta planta de transformación. Aquí todo había terminado, a este punto, el peligro era enorme, si hubiesen logrado incendiar aquella planta hubiésemos tenido más de 20 mil muertos”, refirió Scarpellini.



Grupos organizados

Scarpellini, pieza fundamental en el proceso de pacificación del país, relató lo acontecido durante la crisis al calificar de algo extraño que, durante “los 15 a 20 días de conflicto, desde el primer anuncio de que existe la posibilidad de fraude electoral hasta que se tiene la prueba de que sí existió este fraude electoral, en El Alto hay tranquilidad absoluta, no sucede nada”.

“Cuando Evo Morales renunció y abandonó el país, en el mismo momento estalló la violencia también en El Alto. Grupos organizados que comienzan a circular por las calles, amenazando con saquear los mercados, amenazando a la gente que si no salen a la calle a protestar quemarán sus casas, incendiarán sus negocios y cosas así… En ese momento la gente también comienza a salir a la calle y comienza a bloquear, comienza a poner obstáculos, a incendiar neumáticos, para no permitir el movimiento de la misma gente. Incendiaron puestos policiales, incendiaron la casa de la alcaldesa de El Alto y estos grupos crearon miedo, una desconfianza mutua, por la que la gente ya no sabia a quién acudir ni qué hacer, por lo tanto, un clima de muy fuerte tensión”, relató.

Cerco a La Paz

Scarpellini mencionó la violencia con bloqueos, que no se podía circular y el escaseo de los víveres, además que empezaron a rodear la ciudad de La Paz.

“Desde el campo, siempre a través de esta organización que había, llegaron los campesinos en camiones para participar en las manifestaciones. Manifestaciones que comienzan de forma pacífica, pero a un cierto punto, existe un detonante siempre, y comienzan los enfrentamientos entre manifestantes y policías, con gas y heridos. ¡Fue un momento realmente muy duro!”, describió el sacerdote.

Según Scarpellini, la violencia empezó a desinflarse con una ley de convocatoria a elecciones, además de la redacción de una ley de garantías.

Agrega que se suma que la población de El Alto, en su mayoría comerciante, empezó a ver la necesidad de continuar con su actividad, el logro de su sustento diario.

Afines al MAS atacaron Senkata 

Informes de noviembre de 2019 dan cuenta de que el sistema antiincendios se activó luego del inicio del ataque violento contra la planta de Senkata que podría haber ocasionado una catástrofe, poniendo en riesgo la vida de miles de personas y de toda la infraestructura en al menos alrededor de 5 kilómetros a la redonda. Un convoy de carros cisterna con combustible salió hacia La Paz de forma pacífica. Unas 200 personas regresaron a la planta de Senkata minutos después de que 45 cisternas cargadas salieron del lugar, custodiadas por más de 25 vehículos militares y policiales.

Rodearon el lugar, primero lanzaron piedras y después se acercaron con explosivos al muro, poniendo en riego esta planta que almacena gas licuado de petróleo, además de la terminal de oleoductos y poliductos.