Trabajo infantil en granjas clandestinas acentúa la deserción escolar en Yungas

Al trabajo de cosecha de coca, al que se incorporan menores yungueños, se suma el de pelado de pollos en granjas ilegales. Autoridades locales niegan que haya deserción; maestros hablan del 12%.

 



Jorge Quispe / Coroico

Después de pelar decenas de pollos durante las madrugadas en granjas clandestinas, el cansancio desafía a los niños que deben asistir a la escuela. Algunos de ellos se duermen en clases o dejan de asistir al colegio en varias regiones de los Yungas.

Las autoridades locales de educación niegan que haya deserción escolar. No obstante, a desmedro de los inscritos en el sistema regular, la población de estudiantes  del Centro de Educación Alternativa (CEA) creció en un 43%.

Magaly Durán, directora del colegio Guerrilleros Lanza de Coroico, revela que la deserción escolar en ese establecimiento es real. “Sí, se ha dado deserción, se podría decir que en un promedio del 12% ”, refrenda. Al trabajo de los adolescentes en los cocales se suman los de repartidores de gaseosas, albañilería y también el oficio de peladores en las granjas avícolas, añade.

Y como ejemplo, cuenta el caso de una adolescente de secundaria que ayudaba en la crianza y la preparación de pollos en la granja de su padre junto con sus dos hermanos. Era buena estudiante, pero dejó el colegio poco antes de graduarse.

“Le hacían trabajar además en la venta de pollos y los quehaceres de la casa. Abandonó el colegio a tres meses de salir en la promoción. Sus papás decían que les daban sus tiempos (a sus hijos para estudiar), pero se veía que no tenían ese tiempo y de eso tuvo conocimiento la Defensoría de la Niñez”, corrobora Durán desde la dirección del establecimiento, a unas cuadras de la plaza principal de Coroico.

Desde el centenario colegio Félix Reyes Ortiz, el  maestro René Noya expresa su preocupación por la situación de algunos de los alumnos.

– ¿Es cierto que algunos estudiantes se duermen en clases?

– “(El caso) se viene arrastrando hace tiempo y lo venimos analizando con los docentes. En el caso de los jóvenes, la mayoría de ellos luego de las clases se van con los padres a cosechar la coca. En el caso de los niños, el problema son las granjas, porque acompañan a los papás y trabajan en  el pelado de pollos, que frecuentemente se hace durante las noches o en las madrugadas”, sostiene el educador.

Y si bien Noya admite que, en muchos casos, la necesidad económica hace que los niños se incorporen al pelado de pollos junto con sus padres, ratifica que algunos de ellos “llegan con sueño, no rinden o vienen directamente a dormir”.

La directora Durán lo confirma: “Estamos en secundaria, pero se dieron casos de desmayos de estudiantes que no han venido con la suficiente alimentación”.

Deserción: datos y hechos

Uber Quispe Flores, responsable de apoyo técnico en Educación de la Alcaldía de Coroico, asegura que no hay deserción escolar en ese municipio. “Prácticamente luego de la pandemia (de Covid-19) ha crecido la población escolar. Antes de 2019, había 4.300 estudiantes ahora tenemos 4.600 estudiantes, porque muchos volvieron  de la ciudad”, asegura desde las oficinas de la Alcaldía.

No obstante, corrobora que, en las regiones yungueñas, los niños ayudan a sus padres en algunas labores y cuenta que de niño él pelaba pollos. “Yo también iba a pelar pollos, subía a las cuatro de la mañana, nos pagaban por pollo y eso me servía para mi recreo. (Junto a mis compañeros) íbamos y nos ganábamos nuestro dinero”, relata. Quispe reivindica que pese a ello no dejó de estudiar hasta terminar sus estudios académicos.

El responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia y el Sistema Legal Integral Municipal (SLIM) de Coroico, Iván Rodrigo Sillo Vargas, a tiempo de contextualizar el trabajo que en el entorno familiar realizan los niños, también confirma que él en su infancia pelaba pollos.

Varios adolescentes que comienzan a trabajar con sus padres en la cosecha de coca o se casan muy jóvenes abandonan el sistema regular educativo y se inscriben al CEA. Esta situación es común en áreas rurales.

Félix Aliaga Yáñez, secretario del Centro de Educación Alternativa, revela que al menos en los últimos dos años, la población de estudiantes se incrementó de 350 alumnos a 500. Lo que significa un crecimiento del 43%.

Estudiantes del CEA Coroico aprenden metalmecánica. Foto: WillyMatha

En el CEA de Coroico los estudiantes acaban la secundaria y son capacitados en gastronomía, contabilidad, belleza integral, mecánica automotriz y sistemas informáticos.

CEA alternativo

  • Estudiantes Al Centro de Educación Alternativa (CEA) de Coroico asisten adolescentes desde los 15 años, aunque la mayor parte son  mayores de 18.
  • Población “Por temas económicos dejan el colegio y se inscriben al CEA; algunos se dedican a la cosecha de coca, a la construcción o a las actividades avícolas”, expone Félix Aliaga, secretario de la institución, que es dirigida por Willy Matha, activo maestro que promociona el centro en los Yungas.

Fuente: paginasiete.bo