Chapare y El Alto miden fuerzas buscando más poder e influencia

UNOS OSTENTAN LA INFLUENCIA DE EVO, LOS OTROS SU LUCHA Y SUS VOTOS. La Asamblea de Alteñidad denuncia injerencia del Chapare en la gestión de Arce. Cocaleros destacan su aporte por ser cuna de Evo. Analistas ven privilegios regionales.

 



Fuente: Página Siete / Cochabamba 

El Chapare y El Alto se encuentran en una pulseta en la que miden fuerzas por poder, influencia y prerrogativas para sus regiones. Los cocaleros ostentan el poder del evismo, mientras los alteños enarbolan las luchas y los votos.

La Asamblea de la Alteñidad, en conferencia de prensa el 20 de junio, advirtió al Chapare que no permitirá “intromisión ni injerencia” en la gestión gubernamental. Ese mismo día, la dirigencia de los cocaleros se reunió con el presidente Luis Arce.

“No estamos en contra de los hermanos del Chapare, pero ya no podemos permitir porque nos molesta y duele que a ellos les tengan prioridad. Eso es obvio porque están dirigidos por Evo. Es notorio que hay injerencia”, dijo el ejecutivo de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto, Fernando Rivero.

Un dirigente cocalero de la Federación Chimoré, que pidió guardar su nombre en reserva, sostuvo que algunas personas de El Alto “hablan en su beneficio, tal vez político, hay que ver qué buscan realmente. La verdad es que en el Chapare no somos privilegiados”, dijo.

Doble paternidad del proceso

“Desde su origen, el gobierno del MAS se definió como de los movimientos sociales plasmando incluso en la Constitución, los derechos de las colectividades por encima de los individuales. Esto ha alentado comportamientos corporativistas o de grupos que exigen una atención especial y privilegiada con respecto a los demás”, expone el analista político Roberto Laserna. En este panorama, dos regiones están en pugna por la paternidad del proceso de cambio. “Los alteños cultivaron la idea de que son los autores de la derrota del neoliberalismo, lo que supuestamente les da cierta paternidad sobre el proceso de cambio. Pero ese proceso en el Chapare, donde están las principales fuerzas de Evo Morales”, añade el analista.

Esa doble paternidad, que se expresa en la capacidad de presión e influencia de ambas regiones, ha decantado a favor del Chapare, bastión del Movimiento Al Socialismo (MAS) y cuna política de Evo Morales.

“Definitivamente, el Chapare tiene más influencia por el poder que ejerce Evo Morales especialmente a través del procurador del Estado y de los fiscales. Controla el Poder Judicial. Eso le da un poder adicional en lo que es el manejo global del Estado, de los tres poderes. Esto les permite a los cocaleros tener mayor capacidad para presionar y exigir de manera recurrente una serie de dádivas al gobierno de Arce”, afirma el analista político Gregorio Lanza.

Como telón de fondo está la pugna interna del MAS. Evistas, con base chapareña, acusan al bloque del Vicepresidente, los choquehuanquistas, de dividir el instrumento político.

La reunión que atizó la pugna

En reiteradas oportunidades Morales criticó a autoridades del gobierno de Luis Arce, sobre todo al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y exigió una reunión del Ejecutivo con los cocaleros del trópico. La petición fue atendida por el presidente el 20 de junio y se realizó durante ocho horas en la Casa Grande del Pueblo.

El senador cocalero Leonardo Loza aseguró que sólo trataron temas relacionados a la economía y producción. Sin embargo, para los alteños esa reunión expuso la “injerencia” y “privilegios” de los cocaleros.

“Estamos muy preocupados por la injerencia que quiere existir desde el Chapare, por querer dirigir al Gobierno nacional en algunas decisiones. Por ejemplo, el cambio de ministros y otros tipos de políticas que quiere que el Gobierno nacional efectúe”, declaró el ejecutivo de la Central Obrera Regional (COR), Marcelo Mayta.

A nombre de las organizaciones que son parte de la Asamblea de la Alteñidad, Mayta recordó que durante 14 años apoyaron sin condiciones al gobierno de Evo Morales: “Gracias a la lucha de El Alto en 2003 llegó a la silla presidencial”, recalcó.

“Asimismo, hay que recordarles a los hermanos del Chapare la lucha (que se hizo) por la recuperación de la democracia. Los alteños y alteñas no nos hemos escapado al exterior, no nos hemos ido a refugiar en embajadas. Hemos estado en constante lucha, a costa de vidas para recuperar la democracia tras el golpe de Estado”, dijo en conferencia de prensa.

El poder chapareño

El Chapare es la cuna política de Evo Morales. Fue dirigente de la región cocalera y con su respaldo gobernó el país durante 14 años. Actualmente, es el presidente de las Seis Federaciones del trópico y líder del MAS.

La región del Chapare está compuesta por cinco municipios: Villa Tunari, Shinahota, Chimoré, Puerto Villarroel y Entre Ríos. Según datos del censo 2012, tiene una población de 84.600 habitantes. Su producción se basa en la agricultura, la piscicultura y el turismo. Pero, su importancia para la economía nacional y regional radica en las plantaciones de hoja de coca.

Desde que el MAS llegó al poder, el Chapare se ha beneficiado con megaobras: el aeropuerto de Chimoré, las plantas de úrea y amoniaco, las empresas públicas Evococa, Lacteosbol, la planta de cítricos, el Centro de Alto Rendimiento y la Universidad Indígena. Además de decenas de proyectos productivos y una reciente compensación de 1,6 millones de dólares a las Seis Federaciones del trópico que YPFB pagó por los impactos ambientales del gasoducto Carrasco-Cochabamba.

“El Chapare se ha fortalecido como una región federada a partir de la presencia de Evo Morales en Palacio de Gobierno. El Chapare se ha privilegiado sistemáticamente y tiene una economía basada en la producción de coca”, expone el analista Lanza.

Y complementa: “El Chapare tiene cinco municipios y las Seis Federaciones son sindicatos muy férreos con un poder coercitivo sobre las bases. También tiene a la policía sindical. Por eso pide, como en el pasado, ser un sector privilegiado. Ese fue el motivo de la reunión con el presidente Arce”, sostiene.

La lucha de El Alto

El Alto es el municipio de La Paz con mayor crecimiento de población y economía. De acuerdo con datos del INE, en 2012 tenía 848.452 habitantes, pero según estimaciones en 2021 creció a 1.089.100, más de un millón de habitantes.

“La ciudad de El Alto tiene más de un millón de habitantes, el Chapare solamente tiene 200 mil. No menospreciamos la lucha de los hermanos del Chapare, pero queremos respeto como ciudad de El Alto por nuestras conquistas sociales y por el lineamiento político a nivel nacional”, afirmó el dirigente Marcelo Mayta.

Por su parte, el representante vecinal alteño Fernando Rivero recuerda que el 80% de los alteños votó por el MAS en las últimas elecciones. Recalca la lucha de la urbe que costó vidas en “defensa de la democracia” durante los conflictos de 2019 en el gobierno transitorio de Jeanine Añez. Sin embargo, “no hemos recibido nada. Somos el patio trasero”, lamenta.

La demanda de las regiones

Rivero dice que los alteños enviaron tres cartas dirigidas al presidente Arce solicitando una reunión para plantear proyectos en beneficio de su municipio. “Solo queremos (proyectos en) salud, educación y seguridad. Para tratar eso necesitamos una reunión urgente con el Presidente. Hasta ahora no hubo ni una respuesta”, lamentó.

El dirigente de Chimoré también asegura que enviaron misivas a Arce solicitando más proyectos para el Chapare. “Pedir un camino al presidente Arce no es hacerle quedar mal. Nosotros lo apoyamos. Quizás no tiene conocimiento de que algunos proyectos no están avanzando. Nos dicen que somos privilegiados y no es así. También hemos tenido muertos. Hay una pugna política. Hay bloques dentro del MAS”, confirma el cocalero.

“Queremos respeto para El Alto por nuestras conquistas y por el lineamiento político a nivel nacional”.
Marcelo Mayta, COR
“Pedir un camino al presidente Arce no es hacerle quedar mal. Nos dicen que somos privilegiados y no es así”.
Dirigente cocalero

El Alto tiene 12 asambleístas y el Chapare cuenta con seis

En la esfera política también hay diferencias marcadas entre el Chapare y El Alto. Mientras los primeros tienen seis asambleístas nacionales, los segundos poseen 12. Ambas regiones destacan que su lucha dejó muertos y piden atención.

Los diputados de El Alto, entre titulares y suplentes, son: Renán Cabezas, Félix Maita, María Alanoca, Hilda Condori, Fanny Mamani, Juana Iriarte, Zacarías Laura, Sandro Ramírez, Juanito Angulo y Berta Acarapi.

En senadores está Virginia Velasco y su suplente Hilarión Padilla, quien fue denunciado por violación y enviado preventivamente a la cárcel. Todos son del MAS.

El único diputado que salió del Chapare es Gualberto Arispe, quien también es jefe de bancada del MAS y se desempeñó como dirigente en las Juventudes de las Seis Federaciones. Su suplente es Celida Condori.

Los senadores cocaleros son Andrónico Rodríguez, quien es presidente del Senado, y Leonardo Loza, jefe de bancada del MAS.

Ambas regiones también recuerdan que lamentaron muertos en los conflictos de 2019. Según la Defensoría del Pueblo, entre octubre y noviembre de ese año, 20 personas perdieron la vida en las denominadas masacres de Senkata, El Alto, (8) y Sacaba, Cochabamba (12).

Silla vacía

Roberto Laserna recuerda que cuando Morales estaba en el gobierno era evidente que el Chapare tenía “predominancia” . Pero, ahora que “ya no está, El Alto y el Chapare perciben que la silla está desocupada y que debe ser tomada. Y tratan de hacerlo con el lenguaje que conocen: la presión”.

El analista Gregorio Lanza indica que Arce tiene la tarea de atender a las demás regiones del país y no solo a los de El Alto o el trópico. Advierte que el país precisa paz.

“El país está cansado de esta dictadura sindical que ejerce Morales. Hay una injerencia que está debilitando al gobierno de Arce Catacora generado una polarización en el país”, advierte.

“El Alto y el Chapare perciben que la silla que ocupaba Evo está desocupada y que debe ser tomada”.
Roberto Laserna, analista