Los ambientalistas mexicanos ganan una batalla contra el megraproyecto del ‘Tren Maya’

Un juez federal mexicano suspendió de manera indefinida las obras del tramo 5 del Tren Maya por posibles daños al ecosistema de la península de Yucatán. RFI conversó con una ambientalista, un científico y un representante indígena que comparten sus inquietudes en torno a este emblemático proyecto del presidente Obrador.

Construcción del tramo 5 del Tren Maya en abril de 2022.
Construcción del tramo 5 del Tren Maya en abril de 2022. AFP – CARLO ECHEGOYEN
 

Es una franja color tierra de cientos de kilómetros de distancia y que interrumpe la inmensa cobertura vegetal en la península tropical de Yucatán. El trazado del Tren Maya ya es visible en la selva del este de México. Un faraónico proyecto con 10 mil millones de dólares de inversiones que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador quiere inaugurar antes de que concluya su mandato en 2024.

En total, 1.500 km de vías férreas conectarán las principales ciudades de 5 Estados, desde el sureste mexicano hasta la península de Yucatán. Con un objetivo claro, según las autoridades: que los 17 millones de turistas que visitan cada año Cancún y la Riviera Maya también viajen al resto de la península y al sureste mexicano, una zona marginada económicamente.



Sin embargo, no todo el mundo lo ve así. Un inédito grupo de actores y actrices, cantantes, humoristas mexicanos como Eugenio Derbez armaron en redes sociales una campaña bajo el lema de “Sélvame del tren”. Sobre todo, para oponerse a la construcción de los tramos del Tren Maya que atravesarán la selva yucateca como el tramo 5.

Al presidente López Obrador no le gustó nada esta movilización. “Convencen o contratan a artistas, a seudoambientalistas, supuestamente preocupados por la defensa del medioambiente y empiezan una campaña en contra del Tren Maya”, declaró en marzo de 2022.

“Primero, estamos sembrando como nunca árboles en toda la ruta del Tren Maya: 200.000 hectáreas. Y se están creando en el sureste tres parques de 18.000 hectáreas de reservas naturales”, detalló el mandatario.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ingura las obras del Tren maya en 2020.

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ingura las obras del Tren maya en 2020. AFP – ELIZABETH RUIZ

Pero la dudas sobre este tren que funcionará con diesel y energía eléctrica no solo surgieron de la farándula mexicana. El mes pasado, más de 300 científicos mexicanos firmaron una carta abierta para al presidente en la que piden tiempo y reflexión sobre un proyecto que, según ellos, amenaza la biodiversidad.

Monos y jaguares

Las obras se topan además con un terreno lleno de sorpresas: la tala de árboles ha revelado sitios arqueológicos, cuevas y ríos subterráneos, característicos de un subsuelo kárstico detalla Luis Zambrano, doctor en biología e investigador de la Universidad nacional autónoma de la UNAM. Fue parte del colectivo de científicos que alertó al presidente mexicano.

“El sistema kárstico es un suelo muy característico que no se da en cualquier parte del mundo. Es como si el suelo fuera como una galleta. El agua cruza muy rápido y fácil y se purifica muy rápido por el carbonato de calcio que precipita el fósforo y se vuelve muy transparente. Por eso los cenotes son tan atractivos”, explica el biólogo.

La costa caribeña de la penísula de Yucatán (Estado de Quintana Roo) donde se construyen los tramos 5 y 6 del Tren Maya, alberga además numerosos ecosistemas. “Tenemos bosque, selva alta, selva baja, humedales y manglares. Por todos estos lados, va a atravesar el tren. En los humedales hay no menos de 30 especies de peces dulce acuícolas que no se dan en cualquier parte del mundo. Muchos de ellos viven en estos cenotes, estas cuevas donde hay mucha agua azul, que son el atractivo turístico”, detalla Luis Zambrano.

Turistas en un cenote en la penísula de Yucatán.
Turistas en un cenote en la penísula de Yucatán. AFP – PEDRO PARDO

El biólogo es escéptico ante la afirmación del presidente Lopez Obrador de que se compensarán el efecto de las obras con la siembra de millones de árboles en la región: “A los monos araña no les importa que tu siembres árboles frutales a 200 km de su área”.

“Hay mamíferos de gran importancia que están perdiendo su hábitat, o lo ven fragmentado, como los monos, los jaguares y los murciélagos que son polinizadores”, agrega Zambrano.

Otros activistas llevaron la pelea al terreno legal. Las obras del Tramo 5 del tren maya fueron suspendidas de manera indefinida por un juez mexicano el 30 de mayo tras un recurso de varias organizaciones ambientalistas.

La justicia estima que el gobierno mexicano no ha presentado la evaluación de impacto ambiental (MIA) antes de la construcción de la obra. Dicho documento fue finalmente presentado el 18 de mayo pasado y reconoce los impactos negativos de las obras en el ecosistema, pero presenta medidas de mitigación.

Las autoridades mexicanas necesitan ahora que la justicia valide este documento para reanudar las obras.

Aleira Lara, directora de campañas de Greenpeace México, denuncia que el gobierno mexicano se haya saltado los mecanismos de evaluación de impacto ambiental para iniciar las obras del tren.

“Junto con el Centro para la diversidad biológica, presentamos un recurso amparo que argumenta un decreto presidencial del 22 de noviembre pasado en el que se establece que los proyectos de gobierno que sean catalogados de seguridad nacional, puedan exentar leyes, en este caso la Manifestación de Impacto Ambiental”, dice a RFI.

“Para Greenpeace, el Tramo 5 sienta un precedente muy preocupante en el que se puede empezar a construir obras solamente con una autorización provisional por parte de la Secretaría de Medioambiente, sin contar con los estudios necesarios para saber si es viable este proyecto en términos ambientales”, agrega Aleira Lara, quien también encabezó un operativo en el que activistas de Greenpeace se encadenaron simbólicamente a las máquinas de construcción de las obras.

La ONG reconoce que “hay mucho que hacer para la movilidad en México” y propone por ejemplo “evaluar la implementación de un tren ligero (suburbano) en avenidas con derecho de vía, y que no sea únicamente turístico, sino para la gente que se mueve para sus trabajos”.

La promesa: 1 millón de empleos

Las obras del Tren Maya avanzan a paso lento. Hasta ahora, se ha construido menos del 30% del total de las vías según el fondo nacional de fomento al turismo, la agencia de gobierno encargada de las obras, junto con el ejército mexicano.

El proyecto ferroviario trae consigo muchas promesas: la creación de más de 1 millón de empleos, un boom económico que podría sacar a cientos de miles de la pobreza, según la agencia de Naciones Unidas para la vivienda y un transporte más eficiente para las mercancías y la población local. El gobierno mexicano afirma por su parte que las obras han permitido crear 100 000 empleos en el sureste mexicano.

“Estos son beneficios aparentes. Los empleos son empleos precarizados del turismo que es uno de los objetivos del Tren Maya”, alerta Angel Sulub, delegado del pueblo maya ante el Congreso nacional indígena de México que agrupa las organizaciones indígenas del país.

Según él, el Tren Maya representa una visión del desarrollo económico que no comparte. “Detrás de estos empleos viene el despojo territorio y lo que llamamos un etnocidio porque nuestra cultura, nuestras formas de vida tradicionales, el trabajo comunitario en la ruralidad y la milpa están desapareciendo por esta idea de desarrollo ligado a lo urbano y el crecimiento económico”, enfatiza en entrevista telefónica con RFI.

Para Sulub, “hay algo que está en pugna: es esta cosmovisión maya, una manera de relacionarnos con nuestro entorno, con la naturaleza que no vemos como un producto”.

El mexicano Ángel Sulub, portavoz del Congreso Nacional Indígena, en la grabación de Escala en París, 26 de octubre de 2021.
El mexicano Ángel Sulub, portavoz del Congreso Nacional Indígena, en la grabación de Escala en París, 26 de octubre de 2021. © RFI

Sin embargo, en diciembre de 2019, las comunidades indígenas de la región fueron consultadas sobre el Tren Maya, y lo aprobaron con una mayoría contundente y una alta participación de votantes. “Fue una consulta simulada hacia los pueblos indígenas. Por poner un ejemplo, en el ejemplo de Felipe Carrillo Puerto en el que me encuentro, somos 88 comunidades mayas y únicamente la consulta se realizó en una comunidad. Sucedió lo mismo en los 5 Estados por donde pasará el tren”, replica Angel Sulub.

El representante maya critica además la presencia del ejército mexicano, encargado de construir varios tramos del tren. En la zona donde se encuentra Zulub, el tramo 6 del Tren, las obras aún no han empezado, pero “ya están presentes los militares, ya están comenzando a construir los campamentos”.

“Representa una militarización de la península de Yucatan”, concluye.

Actualmente, las obras del tren están suspendidas en la Riviera Maya, la zona más turística y también la más frágil con su sistema de cuevas y su biodiversidad. La justicia examina actualmente varios recursos de organizaciones ambientales que estiman que no se cumplieron las normativas de análisis de impacto ambiental y que las obras representan un peligro para el subsuelo.

Entrevistas:

>Luis Zambrano, doctor en biología, investigador de la Universidad nacional autónoma de México

>Angel Sulub, portavoz del Congreso Nacional Indígena (CNI) y natural del Estado de Quintana Roo, por donde pasará el Tren Maya.

>Aleira Lara, directora de campañas de Greenpeace México