Nallar con pumas, laguna y una hacienda, la vida de un “Pablo Escobar boliviano”

Todo lo que tiene en esa estancia es lujo. Imágenes de la Policía y de algunos medios de comunicación muestran las pisicinas, el minizoo, churrasquero y los bloques de viviendas, entre otros ambientes.

Nallar con pumas, laguna y una hacienda, la vida de un “Pablo Escobar boliviano”

El ingreso de la hacienda La Bendita, ubicada en el municipio de Guarayos, cerca de la carretera Santa Cruz- Beni. 

Nallar con pumas, laguna y una hacienda, la vida de un “Pablo Escobar boliviano”

Los pumas que tenía Nallar en su hacienda, en Guarayos. 



Nallar con pumas, laguna y una hacienda, la vida de un “Pablo Escobar boliviano”

Parte de la extensión de la hacienda de Misael Nallar. 

Cuando el periodista Juan José Hoyos describió con sus propios ojos cómo era la hacienda Nápoles, en su crónica Un fin de semana con Pablo Escobar, uno no podía imaginar esas miles de aves blancas exóticas que el famoso narco colombiano había domesticado en semanas o los hipopótamos y jirafas que había hecho llevar desde otros continentes hasta sus dominios, en Puerto Triunfo, Antioquia.

En esa gigante hacienda de miles de hectáreas, Escobar construyó decenas de lagos y pobló el valle con cientos de conejos llevados desde las llanuras de Córdoba, Argentina, entre otras excentricidades.

Aquí en Bolivia, Misael Nallar intentó crear algo similar. Su hacienda: La Bendita; extensión: aproximadamente mil hectáreas. Tres pumas, cabezas de ganado, aves exóticas (no tantas como las de Escobar), una laguna artificial, tres bloques de viviendas, un parque, un churrasquero, una cancha de césped sintético son parte de su patrimonio.

El lugar está ubicado en Guarayos, en Santa Cruz, cerca de la ruta hacia Beni. La Policía llegó hasta allá horas después de que Nallar se entregara a la Policía por estar implicado en el asesinato de dos policías y un voluntario del Gacip en el municipio de Porongo, el pasado fin de semana.

Medios de comunicación locales llegaron hasta La Bendita; con ayuda de drones lograron mostrar la verdadera superficie de la hacienda de Nallar, la cual resalta en medio de una llanura verde. El predio tiene decenas de palmeras a su alrededor, una laguna artificial con agua cristalina que es adornada con pequeñas cabañas características del lugar. Además, un gran espacio está destinado a las viviendas que, según información policial, un bloque era para la familia Nallar, el otro para las visitas y un tercero para el personal de servicio. Todos con las comodidades que se requieren.

Un churrasquero, un comedor aproximadamente para 12 personas, una sala de juegos y otra de televisión también forman parte de la hacienda de Nallar.

El comandante de la Policía Boliviana, Jhonny Aguilera, informó ayer que al margen de esta estancia, Nallar es propietario de al menos tres departamentos de lujo y vehículos. Cuestionó el hecho de que Nallar no pase los 35 años de edad y que tenga tantos inmuebles y de lujo a su nombre.

Por la similitud, salvando las diferencias, los ciudadanos comentaron en las redes sociales que Nallar es “Pablo Escobar pequeño” o “Pablo Escobar boliviano”. La Fiscalía ya abrió la investigación por legitimación de ganancias ilícitas.

A pesar de que Nallar no tiene ninguna imputación por narcotráfico, hay elementos que lo vinculan con ese delito. El primero es la familia de su esposa. Einar Lima Lobo es suegro de Nallar Viveros, pues su esposa es María Fernanda Lima Lobo. El padre de su pareja fue extraditado en mayo de 2021 a Brasil, donde lo sentenciaron a 14 años de cárcel por narcotráfico, en Bolivia fue sindicado de ser un pez gordo cuyo clan tenía nexos con el Primer Comando de la Capital (PCC), organización criminal.

Asimismo, los antecedentes de su padre, Jorge Nallar Razuk, también lo ligan con el narcotráfico. Éste era uno de los 30 narcos más buscados en Bolivia en la década de los 80, durante la dictadura de Luis García Meza y Luis Arce Gómez, según un reportaje de El País de España titulado: Hugo Banzer vela sus armas para retomar el poder.

El periodista Hoyos visitó la hacienda Nápoles en 1983, hace 39 años. Para entonces Escobar tenía un ejército de “trabajadores”, quienes le temblaban porque sabían que cualquier error les costaba la vida. El Patrón, como también lo llamaban, tenía una fortuna que hasta la fecha no se puede establecer, todo producto del narcotráfico.

Aquí, Nallar, el “Pablo Escobar boliviano” pasaba inadvertido hasta hace 7 días. Disfrutaba de La Bendita y de sus otros inmuebles. Si los dos policías y el voluntario del Gacip no hubiesen sido asesinados el pasado fin de semana, nadie hubiera reparado en que ese corredor de cuadratracks que se mostraba ganador en las redes sea uno de los principales investigados del triple asesinato y de otros delitos.