Alesia

Empiezo por el final. Maria Galindo es más eficiente que toda la oposición. Vengan de a uno mientras esgrimo mis argumentos.
Hace unas semanas, vi que un exdiputado opositor, compartía alegremente mi columna bajo la premisa de “qué mal está Bolivia, el gobierno no hace nada”. No me molestó que comparta sin mencionar a este seguro servidor, sino, el trasfondo del tema: estamos como estamos precisamente porque la oposición, como articulación política, nunca logró establecer un peligro inminente a los azulinos.
A finales de 2019, se les entregó en bandeja de oro la oportunidad de ser y hacer la diferencia, de construir puentes, de trascender, a lo que durante años criticaron con justa razón. Pero, ¿qué fue lo que sucedió? Hicieron más de lo mismo. Vergonzosas acciones de un gobierno de transición que no estuvo a la altura de las circunstancias. La revolución pitita fue en vano desde que desoyeron un hecho fundamental y básico, que cualquier jugador principiante de ajedrez lo sabe: tu objetivo es dar jaque mate al rey, no que los peones se conviertan en reinas. Peones que se veían presidenciables y que terminaron cayendo ante un bloque fortificado por la defensa holandesa, de adversarios que saben las estratagemas del tablero, mientras los otros jugaban damas.
¿Los resultados? Videos de diputados/senadores de oposición diciendo que “la justicia está vendida, que el partido azul es impune”. ¿En serio? ¿No me digas? Gracias por tan valiosa información, qué gran trabajo has realizado. Tome sus 15.000 Bs bien ganados. Me pregunto qué esperaban en el ámbito político, ¿una invitación a tomar tecito y peinar muñecas? Señores, quieren pelear contra un dragón de 7 cabezas con espaditas de Gi Joe.
Veo a un opositor, contento, en conferencia de prensa con una carta en mano. “Aquí tengo la prueba de que el senador fulano de tal, pidió permiso para una cosa, pero en realidad hizo otra, muajaja”. No pues señor diputado, felicidades, va a tumbar al Gobierno con semejante acción. Tome una estrellita en la frente, pondré su denuncia en el refrigerador junto a los otros dibujitos que hizo.
Mientras tanto, en una semana, el SEDEM se puso en Defcon 1, activando líneas de emergencias y denuncias, el Ministerio de Defensa informó que nadie recibirá bonos en efectivo, y muchas reparticiones del Estado, empezando por la Policía y terminando por la Defensoría del Pueblo están en la mira, todos por la acción de una simple ciudadana, una punk feminista que levantó la voz y denunció la corrupción en el estado. Todo en video y con la venia de los likes de Facebook.
Mientras tanto, en la burbuja cruceña, todavía creen que el héroe de la gorra “salvó a Bolivia”, y apelan a la vieja confiable: “vimis il piri”. Les paso un dato para refrescar su memoria. A finales de 2019 nuevamente, Cochabamba puso el pecho a las balas, saliendo a enfrentar a forajidos afines a los pitufos de turno, que venían con dinamita y en masa. Vecinos agrupados lograron contener la furia bajo la premisa de “resistencia”. Que hoy crean que son solo motoqueros, es parte de la narrativa oficialista. Apelo a la memoria de miles de jóvenes que vivieron esa época. Es un secreto a voces. Todos pusieron su grano de arena. Cochabamba resistió.
Pero parece que el coraje no había sido contagioso, no hay cabildos en el Cristo para defender a la presa política y menos, para construir un proyecto político que haga contrapeso a los otros. Mucho baile en Tik Tok pero pocos toc toc a las puertas correctas, esas que pueden abrir oportunidades para el futuro de Bolivia.
Sí. Estamos jodidos, pero no sólo porque la oclocracia nos gobierna, sino, porque quienes fueron elegidos para dar batalla en este intenso tablero de ajedrez, están cantando “Miénteme” o de luna de miel por cuarta vez, mientras que los contrincantes saben las estrategias del mismísimo Kasparov para aferrarse al poder.
Me encantaría decirles que tomen el curso acelerado de política moderna viendo series de Netflix como House of Cards, Designated Survivor, Suits o simplemente leer sobre la Batalla de Alesia, y cómo Julio César logró derrotar a Vercingétorix. Las guerras galas nunca pasan de moda. Si quieren, les mandamos unas pipocas de cortesía y dejan su salario en algún donativo para refugios de animales, albergues de personas o comedores populares. Así serán más útiles.
Mientras tanto, que María Galindo siga chicoteando corruptos en nombre de todos.
Marcelo Durán, docente universitario y capacitador en Tecnologías