Cuba libre y democrática

Aunque el presente epígrafe pareciera rotular una novela de ciencia ficción, su contenido, a más de recordarnos un trago universalmente conocido, también nos evoca el sistema político que defiende la soberanía de los pueblos y el derecho de estos a elegir y controlar a sus gobernantes, situación más que utópica en la actual isla caribeña de la fantasía comunista, donde esas consignas y lemas, si bien contienen un alto poder distractivo, no mitigan el hambre de sus pueblos y, lo peor, les ocluyen toda abertura hacia la libertad, domesticándolos hasta convertirlos en una deplorable chusma, sin voluntad propia.

Es el caso de ese manido eslogan: “Patria o Muerte Venceremos”, convertido en una cansina letanía que se universalizó, solo hasta el instante de ser puesta en práctica, cuando se estableció que la única que murió fue la Patria; sus asesinos huyeron, o murieron de viejos, y los sobrevividores, en plan de víctimas, hoy se dan a la tarea de recrear nuevos lemas, basados en un trillado y ficticio embargo.



Entretanto, como era de preverse, multitudes descontentas con el régimen de las consignas, expresando las suyas propias: «Tenemos hambre», «Abajo la dictadura» y «Libertad», eran los gritos de millares de cubanos que se manifestaron hace una semana en la Habana y otras cuarenta ciudades, arrojando un saldo de muertos; centenares de heridos y más de 380 detenidos, condenados por los delitos de sedición, sabotaje, robo con fuerza, violencia, atentado, desacato y desórdenes públicos, algunos con penas de hasta 25 años de prisión, y que será recordada como la movilización social más grande en la isla del embrujo comunista, desde la Revolución liderada por Fidel Castro en 1959.

Entre esas 381 personas sancionadas, se encuentran jóvenes de entre 16 y 18 años, 297 habrían sido condenadas a penas de prisión de entre 5 y 25 años, según el comunicado de la Fiscalía General de la República. A las 84 personas restantes, que no fueron condenadas a penas en centro penitenciario -incluidos 15 jóvenes-se les podrían «imponer penas más duras» si incumplen las sanciones impuestas por los entes de justicia o cometen nuevos delitos.

Tales hechos han encendido las alarmas de la comunidad internacional y de varias organizaciones de derechos humanos que se han adelantado en condenar dichos procesos judiciales como irregulares y poco transparentes.

Sin embargo, para suerte y algarabía de los gobernantes isleños, el expresidente boliviano Evo Morales elogió a la dictadura que rige en Cuba desde 1959, a la que calificó como “la mejor democracia”, aunque sin profundizar filosóficamente los alcances de ese sistema político, y menos, si era el paradigma que promovía en su país y en el resto de la región. En dicha entrevista ofrecida a un canal oficial argentino, el “cocalero” defendió además al régimen de Nicolás Maduro y apuntó contra los medios de comunicación, a los que calificó como “bomba atómica”.

Obviamente, los periodistas no fueron lo suficientemente astutos en preguntar al demócrata cocalero, por la suerte corrida por la expresidenta Jeanine Añez y la de muchos ciudadanos civiles y militares que guardan una casi eterna “prisión preventiva” en las cárceles bolivianas, por casi los mismos delitos descritos por la Fiscalía de la Cuba Libre y Democrática.

Álvaro Riveros Tejada