La amiga de mi asiática

Mi asiática tiene una amiga, una excompañera de su promo.

Más tapada que culo e muñeco en lo cultural, pero vivísima en cuestión de amores.
No me traga.
– ¿Qué le ves a ese?
-le decía a mi asiática, cuando me veía bajando del micro, línea dos.



Claudia Cecilia es la clásica amiga linda, la divorciada de un tipo con plata que le pasa una pensión alta con tal que no lo joda, plata que nunca le alcanza.

Ella siempre tiene alguna historia, una trama basada en la calidad y marca de su última cartera.

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Siempre tiene alguna cena en algún lugar caro, aunque en realidad nunca tiene un peso.

– No sé que ponerme, tengo un junte en Jardín de Asia.

-dice sin que alguien le pregunte y al rato pide una llamada, diciendo que se quedó sin carga, aunque en realidad se le acabaron los dos pesos de mega que se puso en la mañana.

– No me deja en paz un ministro, pero creo que no pasa nada, muy tacaño el colla, ¡y ni siquiera es bonito como pa aguantarlo!
-escuché una vez de pasada, mientras ella hablaba con mi asiática.

Claudia Cecilia Paz solo usa ropa de marca, aunque nunca admite que la compra en la Cumavi.

Una vez casi la pillan sus cumpas en el escarbe, justo cuando buscaba una blusa que combine con su cartera.

No salió tres días.

Fue cuando se inventó que andaba por Miami, cuando subía fotos en una playa muy engafada, aunque en realidad se las tomaba delante de un inmenso cuadro con ese fondo.

Una vez le dije solo por joder:
– La he visto muy enamorada del paco.

– No querido, amor precisan los niños, los adultos necesitamos plata.

Iba a contestarle algo, pero en ese ratingo sentí la patada de mi asiática en la canilla.
¡Mieeeer!

Como un planchazo de Brunetto.

Justo en ese rato sonó el teléfono de Claudia Cecilia, un iPhone color dorado y ella contestó en voz baja, con tono y postura coqueta.
– Debe ser uno de sus hinchas.
-me dijo al oído mi asiática, con una cara e pícara que pocas veces pone.

Dicho y hecho.

– Ay, este tipo me tiene loca, es candidato a la alcaldía de La Guardia y me dice que si gana las elecciones, seré Directora de Parques y Jardines.

No sé por qué, pero en ese ratingo la imaginé de short jeans, bailando en alguna quinta y comiendo tatú.
Entonces recordé…

Muchos años atrás, Claudia Cecilia Paz fue reina del Mocochinchi, y al tiempo ganó el Miss Bolas, representando a la Asociación de Venteros de Huevos.

Todo iba bien hasta que se supo que su cortejo pagó por la corona, un viejo azul muy amigo del empresario cruceño que le regaló el caballo a Evo.

– Viejo verde, ¿cómo va a ser azul?…

-me dijo en esa época mi asiática.

– Es viejo azul, ya está teñido a punta de viagra.

-le confío Pata e Lápiz, mi compañero de promo que estaba esa vez con nosotros, junto a su corteja la muda.

La cosa es que anoche, mientras mirábamos el clásico por tele se apareció por mi choza.

– Está linda la opa.

-me dijo al oído Panza e Yegua, mientras comía su Holy Cow, mirando embelesado el escote de la ya cincuentona Claudia Cecilia.

Iba a contestarle, pero ese ratingo el árbitro expulsó a un jugador de Oriente, un pelau que se quedó media hora en la cancha, esperando ingenuamente que el VAR cambie la decisión del juez.

Y sucedió…

En eso escuchamos la voz de Claudia Cecilia, una inocente voz que dijo:

– Está lindo ese número nueve de los de verde, ¿alguien sabe cuanto gana?

Ya iba a contestarle alguna boludez, pero mi canilla sintió el planchazo nivel Urapuca, la patada que me plantó mi asiática…

El ESCRIBIDOR.