Caso Nallar: Esposa de policía presume que éste se enteró de nexos de efectivos con el narco

La esposa del sargento Olanes dijo que su esposo le había comentado que quería renunciar, pero que no le explicó los motivos.

Triple Asesinato
En junio se cometió un triple asesinato en Porongo. Foto: Unitel

Fuente: ANF

La esposa del sargento Eustaquio Olano, asesinado en Porongo, sospecha que su pareja conocía que efectivos de alto rango de la Policía probablemente estaban involucrados en hechos ilícitos como el narcotráfico.



“Es indignante la justicia en Bolivia”, afirma Marina Rojas, esposa del efectivo Olano, asesinado por el grupo delincuencial liderado por Misael Nallar detenido en Chonchocoro por el delito de asesinato a Alfonso Chávez y Daniel Candia.

Rojas relató a la ANF que tras el asesinato de su esposo entró en una profunda depresión de la que recién está saliendo, por lo que lo primero que hará es contratar los servicios de un abogado para que haga seguimiento al caso denominado Nallar.

Sostiene que existen varias interrogantes en la muerte de su esposo y más ahora cuando se reveló que un policía condecorado, en relación al mayor Álvaro Muñoz, tendría nexos con Nallar y que junto con el capitán Rubén Aparicio fueron retirados de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).

Recuerda que el sargento, una semana antes de ser asesinado, se encontraba muy preocupado, pensativo y nervioso, Marina Rojas presume que su esposo descubrió que sus camaradas estaban involucrados en alguna situación ilícita y que por eso lo mataron a sangre fría.

“Viendo estás últimas noticias sobre el mayor de la Policía que fue condecorado por supuestamente apoyar en la captura del Misael Nallar haciendo todo un show que nadie se lo puede creer (…) Aquí hay ‘gato encerrado’, (haciendo referencia a que existe algo sospechoso) porque hay policías leales y buenos y entre ellos estaba mi esposo que no le gustaba involucrarse en cosas ilegales y menos en el narcotráfico”, detalló a este medio de comunicación.

Insiste que su esposo le había comentado que quería retirarse de la institución verde olivo. “Le pregunté por qué y sólo me dijo que hagamos un negocio, pensé que alguien lo estaba amenazando, pero ahora pienso que es muy probable que él escuchó o se enteró de algo de policías de alto rango o bajo rango que podrían estar implicados en algunos hechos (ilícitos)”.

Añade que su pareja amaba la institución policial y que siempre decía que juró para servir a la patria, pero no para ser servil al Gobierno, menos para prestarse al narcotráfico, expresó que esa actitud de algunos de sus camaradas le daba rabia.

“Como él decía ‘jamás quise trabajar en el Palacio de Justicia porque es ser su empleado, su sirviente del juez de fiscales y no hay justicia’ y siempre que hablaba de todo eso su expresión era con una rabia tremenda (…) No puedo confirmar que él supiera del mayor Muñoz, pero puede ser que algo se enteró porque a mí no me cabe en la cabeza que una semana antes quería retirarse y luego lo matan”, indicó

El pasado 12 de agosto, se aprehendió al mayor de la Policía Álvaro Muñoz quien se atribuyó la captura de Misael Nallar, acusado del triple asesinato en Porongo, luego de entregarse.

La imputación fiscal reveló que Muñoz oculta información e incluso presenció la entrega de armas y chalecos de la FELCN a los presuntos asesinos de los dos efectivos y un voluntario del Gacip. Hecho ocurrido el pasado 21 de junio.

“No puede ser que un ser humano se preste a matar a otro ser humano que es su camarada, hasta pienso que lo han mandado a propósito a que mi esposo y el otro sargento se hayan enterado de eso. No sé. Pienso muchas cosas, inclusive que esto viene desde arriba desde el entonces comandante general, Jhonny Aguilera, todo el pueblo boliviano sabe que en su mayoría todos los policías están metidos en narcotráfico (…) No sé quién puede limpiar toda esa cochinada que hay en la FELCN”, sentenció.

Se siente impotente al saber que el mayor Muñoz recibió detención domiciliaria, cree que este caso quedará en la impunidad.

Marina Rojas estuvo casada por dos años con el sargento Eustaquio Olano y sólo pide justicia, pero a la misma vez se pregunta ¿A quién podemos acudir para que haya justicia? Porque todo ya está corrompido, incluida la Policía.