Hallan indicios del Gran Paitití en Mapiri y alistan un circuito turístico

Las ruinas son presuntamente del periodo incaico (1430-1535). Hay escalinatas, murallas, plataformas piramidales y otros. La Alcaldía mapireña limpiará la zona y apunta a crear allí un polo turístico.

Por : Jorge Quispe

Fuente: paginasiete.bo



Después de dos días de caminata en la selva tropical de San Lorenzo de Paitití, en el municipio de Mapiri, en el norte de La Paz, una ciudadela prehispánica de aproximadamente cinco manzanas de superficie se yergue escondida entre matorrales. Allí, la leyenda del Gran Paitití, donde presuntamente los incas escondieron oro en su huida de la conquista de los españoles, renace después de una nueva expedición que hizo al lugar Andrés Kittelson, un joven explorador.

“Las ruinas están en una superficie de más o menos unas cuatro o cinco manzanas. Hay calles, escalinatas, muros y tumbas”, explica Kittelson, para quien los vestigios arqueológicos pertenecen al período inca, que dominó Perú, Bolivia, Ecuador y otras regiones de Sudamérica desde 1430 hasta 1535, cuando los españoles colonizaron y destruyeron sus templos en Cusco y otras zonas.

La leyenda relata que los incas huyeron de su capital e ingresaron a lo que hoy es Bolivia por el norte de La Paz, para esconder el oro que los europeos buscaban. En la región de los Yungas, no sólo existen los Caminos del Inca, por el sector de El Choro, también construcciones, muchas de ellas pukaras o defensivos que construyeron en los siglos XV y XVI, pero además pequeñas ciudadelas que esperan ocultas por más de seis centurias.

“Estamos esperando que la Alcaldía de Mapiri habilite la zona, porque se necesita machetear (limpiar) la gran vegetación que existe para entrar con una expedición abierta a todos. Esperamos hacerlo a fines de septiembre”, anticipa Kittelson a Página Siete.

Alcaldía anuncia plan turístico

El alcalde mapireño Alfredo Apaza confirmó a este medio que existe un plan municipal para convertir el lugar en parte de un recorrido turístico.

“Se llama Paitití, la ‘Ciudad perdida’, pero los comunarios también la conocen como la ‘Ciudad encantada’. Vamos a limpiar la zona para habilitarla como un circuito turístico”, confirma el burgomaestre. El apelativo de “Ciudad encantanda” se debe, según el Alcalde, a que hace siglos los primeros habitantes de esas ciudadelas abandonaron abruptamente el sitio.

Tanto Apaza como Kittelson esperan contactarse con arqueólogos para armar un plan que promueva el turismo en lo que puede ser, de acuerdo con Kittelson, “una especie de nuevo Machu Picchu”, en referencia al imán turístico mundial de Perú.

Las primeras tareas de limpieza del sendero para llegar al lugar arqueológico fueron hechas por el comunario Wálter Figueredo, que abrió un camino que conecta la zona llamada Incapampa (llanura del inca) con el sector de San Lorenzo de Paitití, desde donde se puede acceder a las primeras construcciones.

Un segundo grupo de los sitios prehispánicos se halla en un cerro que los lugareños conocen como el Cerro Paitití, un lugar con quebradas y de difícil acceso. “Hay un río, el río Chiñijo, y al frente están otras ruinas. Haremos una visita con las autoridades y la prensa al sitio”, promete Apaza. La zona arqueológica es conocida también por los lugareños como Tulani.

Esperan ayuda de expertos

El alcalde Apaza está muy entusiasmado con la idea de convertir a Mapiri, en un polo turístico, más allá de la producción aurífera en sus ríos y por eso espera también la ayuda del Gobierno. Desde el Ministerio de Culturas se informó que Apaza debe enviar una carta a la ministra Sabina Orellana para que la autoridad delegue un equipo técnico con el fin de verificar in situ las ruinas.

No obstante, el arqueólogo Richard Alcázar alertó que es vital que “expertos del área realicen en principio una visita al lugar, para posteriormente elevar un informe científico sobre el potencial arqueológico”, y con ello buscar apoyo para su habilitación como sitio cultural ante autoridades departamentales.

Según el artículo 36 de la Ley 530 o Ley de Patrimonio, las alcaldías están facultadas para “emitir declaratorias de Patrimonio Cultural, en el marco de su jurisdicción y competencia”.

El reconocido arqueólogo Jedú Sagárnaga recomendó a la Alcaldía de Mapiri realizar gestiones ante la cooperación internacional para conseguir recursos con el propósito de trabajar con expertos, porque las “alcaldías tienen recursos muy exiguos, por eso sería importante la ayuda foránea”, precisó.

Primeras expediciones

La leyenda de que el Gran Paitití esconde tesoros incas atrajo desde hace décadas el interés de exploradores e investigadores.

Desde Manuel Posnansky, hijo del célebre Arthur Posnansky, que en 1952 exploró la zona del Mapiri, hasta el fotógrafo alemán Hans Ertl, que entre 1953 y 1954 rodó un documental y escribió además un libro titulado “Tras las huellas de los incas”. La tapa de ese texto es una fotografía de una mascarilla de oro que supuestamente fue hallada en ese lugar del norte paceño.

Luego el austriaco Sigfried Trippolt, que estuvo en el lugar en 1987, halló un gran potencial arqueológico. Posteriormente, el explorador y exoficial del Ejército británico John Nicholas Blashford-Snell visitó también el rincón selvático y dibujó un mapa que describe las ruinas.

Blashford describe en su libro “Al Este de los Andes”, grandes escalinatas, una plataforma piramidal, un fuerte amurallado y un santuario, entre otras construcciones donde además se halla una laguna amurallada que los lugareños llaman Tulani.

En 2001

Expedición • En 2001, el entonces prefecto paceño Germán Velasco organizó una expedición al sector de Mapiri para buscar el Gran Paitití. En ese ocasión se informó que los expertos se quedarían 30 días en la zona con el fin de tratar de encontrar los sitios arqueológicos. No se conoce oficialmente un informe del periplo.

Alejado • “Todo el personal arribará a Guanay y de allí harán una caminata de cuatro a seis días”, afirmó Velasco en junio de ese 2001.

Equipo • El grupo de investigadores estuvo integrado por personal del Instituto Geográfico Militar, técnicos de la carrera de Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y personal de la entonces Prefectura paceña.

Fuente: paginasiete.bo