Luciana Desiré Vaca, la mujer trans que fue apuñalada ocho veces por su pareja, no volverá a caminar. Desde una silla de ruedas y en una casa de acogida, pide justicia por el hecho violento que vivió y la marcó para toda su vida. El agresor continúa prófugo de la justicia.

La semana pasada, luego de sufrir violencia extrema y casi asesinada por su pareja, con el que convivió siete años, la mujer se encontraba internada en el Hospital de Clínicas de La Paz donde se debatía entre la vida y la muerte. El Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) determinó 11 días de impedimento.

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Se encuentra estable, recuperándose de las secuelas psicológicas y físicas, pero ella siente que truncaron sus sueños y metas porque perdió la movilidad de las piernas. La mujer no siente la sensibilidad de la cintura para abajo y tendrá que usar pañales de por vida.

“Ahora ya no podré cumplir mis sueños, mis metas ni las miles de cosas que quería realizar en mi vida. Ya no puedo caminar, tengo que depender de otras personas, de la caridad de otras personas”, lamentó Luciana.

Luego de que la mujer recuperó la conciencia, su agresor la llamó por teléfono y le pidió disculpas por el incidente de esa noche.  La víctima afirma que no podrá olvidar lo sucedido, aquel lugar donde la intentaron matar con cuchillo y a golpes.

Actualmente se encuentra en la Casa Trans Pamela Valenzuela, un lugar donde las mujeres transgénero son acogidas y reciben apoyo emocional ante actos de discriminación y violencia de las que son víctimas.